El presidente de Brasil Jair Bolsonaro trabaja desde hace más de un año en un proyecto de reducción del Arancel Externo Común (AEC) del Mercosur, y en algunos sectores la baja que quiere instrumentar llega al 50 por ciento. El tema es seguido con marcada preocupación por sectores empresarios de los dos países, que alertan sobre el grave costo que podría causar, y trascendió que el mandatario derechista intentará conseguir que esa rebaja se apruebe en la ya cercana Cumbre de Presidentes del próximo 5 de diciembre. Esa reunión será la última que tenga en sus asientos al presidente Mauricio Macri en representación de la Argentina.
El plan de Bolsonaro fue detallado en un informe elaborado por el Observatorio de Coyuntura Internacional y Política Exterior (Ocipex). Según el documento, Bolsonaro aspira a que, conseguida la aprobación, la medida de reducción de aranceles entre en vigencia rápidamente, es decir en menos de cuatro años.
"De esta manera, Bolsonaro pretende condicionar a la futura administración del Frente de Todos imponiendo una agenda regional que además de avanzar en una revisión del AEC, incluye una flexibilización de la Unión Aduanera para suscribir acuerdos de libre comercio bilaterales, y una reducción de la estructura institucional del Mercosur del 20%", alertó el colectivo especializado en política exterior.
En ese marco, la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) remitieron notas a la Cancillería que encabeza Jorge Faurie en las que manifestaron su preocupación ante la posible implementación de la propuesta de Bolsonaro. Además, en los escritos exigieron que se convoque urgentemente a los sectores del trabajo y la producción.
La Unión Industrial Argentina y la CTA de los Trabajadores remitieron notas a la Cancillería expresando su preocupación y exigiendo se convoque urgentemente a los sectores del trabajo y la producción. pic.twitter.com/ipqecKvgT1
— OCIPEx (@OCIPEx_arg) November 1, 2019
Recorriendo el detalle del plan de Bolsonaro, la rebaja propuesta de aranceles por sector haría que se reduzcan de 35% a 12% en el caso de los automóviles, 35% a 4% para autobuses, 12% a 4% para aceros laminados (en un contexto de sobreoferta global); 35% a 12% para textiles y prendas; 31,8% a 12% para calzados; 11,2% a 3,8% para equipamientos médico-hospitalarios; 10,8% a 4,8% para productos plásticos; 10,4% a 3,7% para productos siderúrgicos; y 12% a 4,2% para máquinas, materiales y aparatos eléctricos.
“Esta medida provocaría prácticamente la pérdida de la preferencia de la que actualmente goza la Argentina en el mercado brasileño, pero también en el uruguayo y paraguayo. Según datos del INDEC, en 2018 un 44 % de las exportaciones industriales tuvo como destino el Mercosur”, indicó el Observatorio.
“Por otro lado, y en un contexto de profunda restricción externa, se produciría un impacto notable sobre la balanza comercial, vía caída de exportaciones y aumento de importaciones, a lo que se sumarían los costos fiscales del cese de la recaudación aduanera”, agregó el colectivo.
El AEC se aprobó en Ouro Preto en el año 1994. Su objetivo principal fue incrementar la alícuota de los bienes importados de acuerdo con un criterio de fomentar mayor agregación de valor y favorecer el comercio intrarregional. Desde los inicios de su implementación, y a fin de reconocer los desequilibrios en las estructuras productivas de los Estados Partes, se fueron instrumentando excepciones y regímenes especiales de importación. Por ello, presenta ciertas inconsistencias aunque estas, según Ocipex, "distan de ser estructurales".
B.D.N./H.B.