El asesinato de Carmel Delaney, esposa del alto ejecutivo de Goodyear Chris Delaney, conmocionó a la comunidad internacional y puso fin a un triángulo amoroso que, según las autoridades, terminó de forma trágica. La mujer, de 61 años, fue hallada sin vida el pasado 17 de marzo en el departamento que compartía con su esposo, de 63, en uno de los barrios más exclusivos de Bruselas. Horas antes había sido captada por las cámaras de vigilancia entrando al edificio, pero poco después fue asesinada de tres puñaladas.
Chris, quien ocupaba el cargo de presidente de la división de Europa, África y Medio Oriente de la multinacional Goodyear, descubrió el cuerpo de su pareja al regresar a su domicilio. Al no hablar francés, contactó de inmediato a su secretaria personal, Greet Vandeput, de 54, quien alertó a la policía del hecho.
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En un inicio, los investigadores barajaron la teoría de que la mujer fue víctima de un robo. En ese sentido, las cámaras de vigilancia captaron el momento en que Carmel fue confrontada por un intruso encapuchado. Según esa hipótesis, el atacante amenazó a la víctima para acceder al domicilio, para luego apuñalarla tres veces al ingresar. Otro elemento que daba peso a esa versión era que faltaban tres relojes valuados en decenas de miles de euros. Con esas evidencias, la Policía de Bruselas apuntó a que se trató de un acto premeditado.
Sin embargo, el 2 de abril, apenas dos días después del funeral en Estados Unidos, las autoridades belgas detuvieron a Vandeput tras una denuncia de una amiga cercana. A partir de esa pista, allanaron la casa que compartía con su marido en las afueras de la ciudad y un establo cercano, donde encontraron los objetos que faltaban en el departamento de los Delaney. Sumado a esto, descubrieron que mantenía una relación extramatrimonial con el empresario y que ella había sido diagnosticada recientemente con cáncer de mama.

La autopsia reveló cuatro heridas en el pecho y el torso de Carmel, según la fiscalía. En tanto, Vandeput fue acusada de asesinato y porte de armas por destino, un cargo belga que indica el uso de un arma improvisada, por lo que se encuentra bajo custodia policial. Una vez que la policía y los jueces de instrucción concluyan su investigación, un juez decidirá si envía su caso a juicio o retira los cargos. Por su parte, Chris fue interrogado en calidad de testigo y extraditado a Estados Unidos, según una fuente familiarizada con el caso.
Tanto él como su secretaria fueron desvinculados de la empresa Goodyear. La compañía, con sede en Ohio, comunicó su salida mediante una escueta notificación regulatoria el mismo día del arresto, sin mencionar los hechos que derivaron en su alejamiento. Sumado a esto, informaron que cooperarán con los investigadores si se le solicita.
El romance de Chris y Carmel Delaney
Carmel había nacido en Queens, Nueva York, dentro de una familia católica de origen irlandés, y se crio en Horseheads, un pequeño pueblo del norte del estado. Durante su infancia, pasaba los veranos en una granja familiar en Irlanda, donde aprendió a montar y, más adelante, se convirtió en propietaria de dos caballos de carrera. Estudió en la Universidad de Cornell y luego ingresó a P&G.
Chris, por su parte, creció en Huntington, Long Island, estudió historia en el Trinity College de Connecticut y comenzó su carrera en P&G como representante de ventas en 1983. "Usabas chaqueta y corbata todos los días y tenías que pedir cita para ver a tu jefe", recordaría años más tarde en una publicación de LinkedIn.
Durante más de dos décadas trabajó en la compañía y, para mediados de los años noventa, ya lideraba el área de marketing en Polonia. Allí lo acompañó Carmel, quien también fue convocada por la empresa como gerente de marca del desodorante Old Spice. “Ella era una estrella, y él también”, recordó James Lafferty, excompañero de ambos en la empresa, quien mantuvo la amistad con la pareja incluso después de que sus caminos laborales se separaran.
En 2004, los Delaney abandonaron P&G. Chris asumió un rol ejecutivo en Campbell Soup en el exterior, mientras que Carmel fundó su propia consultora, International Educational Resources, dedicada a orientar a estudiantes internacionales en su ingreso a escuelas y universidades de Estados Unidos. Durante dos décadas, continuó al frente del proyecto mientras la pareja se movía en los circuitos de expatriados por Asia y Europa.
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En 2015, Chris se incorporó a Goodyear en Shanghái, donde lideró la expansión de la compañía en el mercado chino. Dos años más tarde, fue trasladado a Bruselas como presidente de la división Europa, Medio Oriente y África, posición en la que ganaba unos cinco millones de dólares al año para supervisar gran parte de las operaciones internacionales de la empresa.
Tras décadas viviendo en el extranjero y recorriendo el mundo, en 2017 decidieron instalarse de manera definitiva en Bruselas. Al momento de los hechos, estaban renovando un apartamento en Manhattan, cerca de donde vive su hijo mayor con su familia. En ese sentido, Chris se preparaba para jubilarse, siendo que ambos ansiaban pasar tiempo con sus nietos.
"Mi familia y yo hemos tenido la suerte de vivir y viajar mucho, ya que mi esposa y mi carrera profesional nos llevaron a seis países en cuatro continentes", escribió el exdirectivo en LinkedIn en noviembre de 2022. "A pesar de las diferencias culturales que aprendimos a apreciar, en el fondo hemos descubierto que las personas son más parecidas que diferentes", continuó.
Amigos cercanos los describieron como generosos y unidos. “Eran un equipo”, afirmó Lafferty. “No lo juzgo por haber tenido una aventura. Lo que sí sé es que se amaban profundamente y él no quería que nada le pasara a Carmel”, añadió. Una foto reciente, tomada a bordo de un tren, los muestra sonrientes; en la página conmemorativa, alguien escribió: “Carmel y Chris, el equipo de ensueño”.
Según relató Kary Clancy, cercana de la familia y residente en Palm Beach, Florida, "su red de vínculos era inmensa; ya fuera en Kiev, Australia o Polonia, todos la adoraban". Sus hijos, hoy adultos jóvenes, compartieron años de formación en el internado Lawrenceville, uno de los más prestigiosos de Nueva Jersey.
Asimismo, miembros de la comunidad también expresaron sus condolencias. “Lloro todos los días desde que falleció”, manifestó Beryl Barlow, una expatriada británica y socia del Club de Mujeres de Bruselas, donde Carmel administraba el sitio web institucional y guiaba paseos a pie para los grupos de habla inglesa. “Era increíblemente persuasiva, una verdadera diplomática. Era una joya… y ya no está”, lamentó.
Sumado a esto, los amigos de Carmel en Bruselas están organizando una ceremonia conmemorativa para el mes de junio. En una de las páginas dedicadas a su memoria, uno de ellos citó una frase grabada en una lápida en Irlanda: "La muerte deja un dolor que nadie puede sanar, el amor deja un recuerdo que nadie puede robar".
MB/