INTERNACIONAL
Gestos contra Beijing

La mirada exterior de Bolsonaro: menos China y más Estados Unidos

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Gira. Bolsonaro viajó a principios de año a Japón, Corea y Taiwán. | cedoc perfil

Desde Beijing

 

El triunfo de Jair Bolsonaro en la primera vuelta de las elecciones presidenciales brasileñas ocupó esta semana un lugar bastante menor en las páginas de los medios oficiales chinos, que trataron el tema con la cautela que los caracteriza. Pero una eventual victoria de Bolsonaro en el ballottage debería ser motivo de preocupación para Beijing: su mirada exterior tiende a un approach con EE.UU. y un enfriamiento de la relación con China, que hoy es el principal socio comercial de su país.

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Brasil tiene un intercambio comercial con China de 87 mil millones de dólares anuales con superávit a favor. China es vital para sectores de la economía brasileña como los agronegocios y la minería. Ambos países comparten una alianza estratégica que además se proyecta políticamente en el grupo de los BRICS. En la última década, el vínculo sino-brasileño marcó la dirección del acercamiento entre China y América Latina.

El ascenso de Bolsonaro abre incógnitas sobre esas tendencias. Aunque en la campaña se habló poco de política exterior, el candidato de extrema derecha hizo gestos y declaraciones que anticipan sus ideas macro sobre la relación con China.

Bolsonaro propone restringir las inversiones chinas en Brasil. Esta semana se manifestó en contra de vender más activos de empresas públicas eléctricas porque eso sería dejar a Brasil “en manos de los chinos”, en alusión a las multimillonarias inversiones hechas por empresas chinas en el sector energético en los últimos años. Según Bolsonaro, “China no está comprando en Brasil sino que está comprando Brasil”.

A principios de este año, el ahora favorito hizo una gira asiática y visitó Japón, Corea del Sur y Taiwán, pero no China. Su viaje a Taiwán recibió durísimas críticas de las autoridades chinas ya que desconoció un principio elemental de las relaciones diplomáticas entre Beijing y cualquier país: el reconocimiento de “una sola China”.

La contracara de las tensiones con China es la voluntad manifiesta de Bolsonaro de llevar adelante una política de aproximación con Washington. “Bolsonaro expresa una mentalidad anacrónica y típica de la Guerra Fría, en la que China es vista como una amenaza comunista y Estados Unidos como una contención ante el avance de las tendencias izquierdistas en la región –dijo a PERFIL Santiago Bustelo, doctorando en Política Internacional por la Universidad de Fudan en Shanghai y ex coordinador de análisis del Consejo Empresarial China-Brasil–. Existe una afinidad entre esa visión y la actual narrativa anti China del gobierno de Trump, que incluso dijo que pretende actuar para evitar el avance chino en América Latina”.

En cualquier caso, la relevancia económica que la asociación con China tiene hoy para Brasil será un ineludible punto de partida para Bolsonaro. “Veremos si prevalece el pragmatismo y el candidato se modera en caso de llegar al Planalto, o si va a llevar adelante una línea más dura con China que tendría consecuencias negativas para la ya débil economía brasileña”, agregó Bustelo.