El papa León XIV, a solo dos días de la entronización, reafirmó algunas líneas de su pensamiento y compromiso doctrinal. En un encuentro con embajadores ante el Vaticano, el Pontífice ratificó sus críticas a la “desigualdad social”, al tiempo que se mostró convencido de que el eje de la familia “es la unión entre el hombre y la mujer”.
El estadounidense, sucesor de Francisco, llamó a luchar contra las “desigualdades globales” y las “condiciones indignas de trabajo”, remarcando así la misma línea de su antecesor como jefe de la Iglesia católica, e hizo referencia a su propia historia migratoria, durante su primer encuentro con los embajadores acreditados ante el Vaticano.
El nuevo pontífice, nacionalizado peruano, pidió “remediar las desigualdades globales, que trazan surcos profundos de opulencia e indigencia entre continentes, países e, incluso, dentro de las mismas sociedades”.
Desigualdad e injusticias. “En el cambio de época que estamos viviendo, la Santa Sede no puede eximirse de hacer sentir su propia voz ante los numerosos desequilibrios y las injusticias que conducen, entre otras cosas, a condiciones indignas de trabajo y a sociedades cada vez más fragmentadas y conflictivas”, apuntó el Papa durante el encuentro con los diplomáticos en la Sala Clementina del Palacio Apostólico.
La Santa Sede mantiene relaciones diplomáticas con 184 países, unos noventa de los cuales tienen representación oficial en Roma, así como con la Unión Europea y la Soberana Orden de Malta.
El sucesor de Francisco volvió a explicar que eligió su nombre en referencia a León XIII, el papa de la primera gran encíclica social, la Rerum novarum. El texto, publicado en 1891, esboza la doctrina social de la Iglesia en el contexto de la primera gran revolución industrial.
El drama de los migrantes. El Pontífice se presentó como un “ciudadano, descendiente de inmigrantes, que a su vez ha emigrado”, haciendo así una fuerte defensa de las miles de personas que se ven afectadas por las medidas restrictivas del mandatario estadounidense Donald Trump.
Robert Francis Prevost, hijo de un padre de origen italiano y francés y madre de origen español, pidió que se protegiera “la dignidad de cada persona”, desde “ el niño por nacer hasta el anciano, desde el enfermo al desocupado, sean estos ciudadanos o inmigrantes”.
Su palabra cobra más fuerza si se tiene en cuenta que en su país de origen hay un gran debate sobre la situación de los miles de migrantes que trabajan hace años en Estados Unidos, pero que están siendo expulsados en virtud de las nuevas normas de residencia y estadía dictadas por la administración de Trump.
León XIV, quien vivió más de veinte años en Perú, recordó su paso por “América del Norte, América del Sur y Europa”, una trayectoria que “pone de manifiesto esta aspiración de traspasar los confines para encontrarse con personas y culturas diferentes”.
Matrimonio igualitario. En su discurso, León XIV también hizo una referencia al tema del matrimonio igualitario, deslizando delicadamente su resistencia a esta forma de vínculo.
Sostuvo que la familia está “fundada sobre la unión estable entre el hombre y la mujer”, una manera cuidadosa de defender la posición tradicional de la Iglesia católica.
El Papa, de 69 años, se refirió además a los “desafíos que caracterizan nuestro tiempo” y citó la causa ecológica por primera vez, antes de mencionar nuevamente el tema de la inteligencia artificial.
El estadounidense llamó además a “revitalizar la diplomacia multilateral”, al desarme, al diálogo interreligioso y al “pleno respeto de la libertad religiosa en cada país”.
“Todos estamos llamados a realizar, y se pueden extirpar las premisas de cualquier conflicto y de cualquier destructiva voluntad de conquista. Esto exige también una sincera voluntad de diálogo, animada por el deseo de encontrarse más que de confrontarse”, en referencia a las guerras actuales que soporta el mundo.
En esa línea, resaltó que “es necesario revitalizar la diplomacia multilateral y esas instituciones internacionales que han sido queridas y pensadas en primer lugar para poner remedio a los conflictos que pudiesen surgir en el seno de la comunidad internacional”.
“Ciertamente, es necesaria también la voluntad de dejar de producir instrumentos de destrucción y de muerte, porque, como recordaba el papa Francisco en su último mensaje Urbi et Orbi, ‘la paz tampoco es posible sin un verdadero desarme’, y la exigencia que cada pueblo tiene de proveer a su propia defensa no puede transformarse en una carrera general al rearme”, finalizó.
