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Los aliados se dividen por las bombas de racimo para Kiev

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Rechazo. Tanto Gran Bretaña como Canadá criticaron el empleo de esas polémicas municiones. | AFP

Rusia afirmó ayer que la decisión de Estados Unidos de entregar bombas de racimo a Ucrania es una muestra de “debilidad” que convertirá a Washington en “cómplice” de las muertes de civiles que ese armamento pueda ocasionar.

“El envío de armas de fragmentación es un acto desesperado y una muestra de debilidad en el contexto del fracaso de la tan alardeada contraofensiva ucraniana”, afirmó en un comunicado la portavoz de la cancillería rusa, María Zajárova.

La diplomacia rusa denunció un “intento cínico de prolongar la agonía de las actuales autoridades ucranianas sin preocuparse por las víctimas civiles” de estas bombas, que matan a ciegas, esparciendo pequeñas cargas explosivas, antes o después del impacto. 

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Organizaciones de derechos humanos han denunciado en el pasado que Rusia ya ha utilizado estas armas en varias zonas ocupadas desde la invasión de Ucrania. 

“Al proporcionar municiones de racimo, Washington se convertirá de facto en cómplice del minado y compartirá plenamente la responsabilidad de las muertes causadas por las explosiones, incluidas las de niños rusos y ucranianos”, añadió la portavoz de la cancillería rusa.  

Estas armas están prohibidas en varios países, en particular en los países europeos, signatarios de la Convención de Oslo de 2008, de la que ni Estados Unidos ni Ucrania ni Rusia son parte.  Su uso es muy controvertido porque las cargas que dispersan están acusadas de causar muchas bajas civiles colaterales. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aseguró que la decisión de entregar bombas de racimo a Ucrania fue “muy difícil”, pero que era “lo correcto”.

Rechazos. Ayer, tanto Gran Bretaña como Canadá, firmes aliados de Ucrania ante la invasión rusa, rechazaron el uso de este tipo de bombas.

El primer ministro británico, Rishi Sunak, afirmó que su país “desanima” a utilizar las bombas de racimo. Sunak ha recordado así que Reino Unido es uno de los 123 países firmantes de la Convención sobre Municiones de Racimo de 2008 que prohíbe el uso de estas bombas y ha destacado que Londres está suministrando carros de combate y armamento de largo alcance a Kiev para que luche contra la invasión rusa.

“Vamos a seguir haciendo nuestra parte para apoyar a Ucrania contra la invasión ilegal y no provocada de Rusia, pero lo hemos hecho aportando carros de combate pesados y más recientemente armamento de largo alcance y esperamos que todos los países puedan seguir apoyando a Ucrania”, ha explicado.

“El acto bárbaro de Rusia está provocando un sufrimiento inenarrable a millones de personas y por eso es que la apoyamos colectivamente”, añadió Sunak.

Sunak tiene previsto reunirse este lunes en Londres con el presidente estadounidense, Joe Biden, quien ha defendido la necesidad de entregar este tipo de munición a Ucrania.

Por su parte, el gobierno canadiense divulgó un comunicado en el que afirma que “Canadá ha abanderado la adopción de la Convención contra las Municiones de Racimo siguiendo el ejemplo sin precedentes del entonces ministro de Exteriores, Lloyd Axworthy, sobre el tratado de Ottawa para prohibir las minas antipersona”.

“En concordancia, rechazamos el uso de estas municiones de racimo y seguimos comprometidos a poner fin a las consecuencias que comporta para los civiles, en particular para los niños”, añade la nota.

El gobierno canadiense reitera que “cumplirá en su integridad la convención” sobre la munición de racimo así como que mantendrá sus esfuerzos para conseguir su adopción universal.

La Convención sobre Municiones de Racimo fue firmada en 2008 y ni Estados Unidos, ni Rusia, ni Ucrania forman parte del mismo. Según la Coalición de las Bombas de Racimo, que aglutina a decenas de ONG, el 97% de las víctimas de estos remanentes explosivos en 2021 eran civiles, dos terceras partes de ellos niños. Ya antes del anuncio estadounidense, este grupo había denunciado el uso de este tipo de armamento en el marco de la guerra en Ucrania, principalmente por parte de las fuerzas rusas, pero también de las ucranianas.