La relación de los gobiernos kirchneristas con el juez estadounidense Thomas Griesa, a cargo de la deuda argentina con los reconocidos "fondos buitres", nunca fue la mejor. Los cruces crecieron a medida que se complicaba la disputa judicial y llegó a su punto cúlmine cuando nuestro país entró en "default técnico". Para Cristina Fernández y su gestión desde el Ministerio de Economía, los fallos del magistrado eran "disparates".
El magistrado neoyorquino resolvió en 2011 que Argentina debía pagar a los llamados "holdouts", es decir, el 7 % de los tenedores de bonos de deuda defaulteada en 2001 que no adhirieron a las reestructuraciones impulsadas por el kirchnerismo en 2005 y 2010. La decisión fue ratificada en 2014, cuando consideró en desacato al país.
Por eso, Cristina Fernández de Kirchner una vez llegó a llamarlo "senil". "Esto no es casual, no puede pensarse que es un movimiento de un juez senil de Nueva York. Los buitres se parecen a las águilas de los imperios", planteó la expresidenta.
Hernán Lorenzino, entonces ministro de Economía, consideraba que "Griesa no tiene potestad para resolver esta cuestión". "De ninguna manera vamos a pagarle a los buitres sin quita y de contado", proclamaba en referencia a los 1300 millones de dólares que, según el juez, Argentina tendría que pagarle a los acreedores,
"Nunca se ha llegado tan lejos en el disparate. El desacato es justo el día anterior al que tenemos que hacer el segundo pago (de la deuda reestructurada); el problema es que quieren tirar abajo la reestructuración de la deuda. Si para eso tienen que arrasar con soberanías, no tienen ningún problema. El problema de la deuda externa es de todos los argentinos, y nació el 24 de marzo de 1976", dijo Cristina.
Ya durante la gestión de Axel Kicillof en la cartera económica, el ministro afirmaba en una entrevista radial que la sentencia de Griesa aceptando reclamos adicionales de bonistas en default era "peligrosa para el sistema financiero internacional"."Hubo una trampa muy bien armada en la que cayeron como chorlitos la mayoría de los economistas de la oposición, de los liberales, diciendo hay que ir conseguir un descuentito y pagar", añadió.
Cristina siempre cargó duro contra Griesa. Consideraba que el magistrado "o no leyó la Ley de Pago Soberano o realmente habla de cosas que no sabe". En su fallo, el magistrado evaluó que el gobierno argentino había querido evadir su sentencia favorable a holdouts.
La exmandataria también ironizaba: "No me sorprendió la medida de Griesa y tampoco me sorprendería que dicte sanciones. A lo mejor me van a mandar presa la próxima vez que vaya a Nueva York... voy a ir igual, les aclaro".
Algo similar ocurría en la propia Justicia local, con el juez de la Corte Suprema Carlos Fayt, a quien el kirchnerismo también trataba de incapaz por su edad para ejercer el cargo.