INTERNACIONAL
Colombia

Los lazos de Mauricio Macri e Iván Duque, un presidente de corte PRO

Joven, profesional y 'outsider': el presidente electo de Colombia tiene muchas similitudes con el estilo Cambiemos. En Casa Rosada ya lo ven con buenos ojos como aliado regional.

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Selfie. Mauricio Macri junto a flamante presidente de Colombia, Iván Duque, y su vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez. | @ivanduquemarquez

El flamante presidente de Colombia, Iván Duque, estuvo en Argentina en abril pasado, cuando la Fundación Libertad celebró sus 30 años de vida y él era candidato. Allí se cruzó con el presidente Mauricio Macri, quien cerró la cena de gala con una entrevista compartida con el líder chileno Sebastián Piñera, a cargo del escritor Mario Vargas Llosa. Duque vino de la mano del ex presidente Andrés Pastrana en aquella oportunidad, aunque también lo patrocinaba otro líder colombiano cercano al Gobierno, Álvaro Uribe. Ambos reunieron fuerzas para frenar el avance de la centroizquierda en aquel país con la camiseta de Duque. Y ahora que es presidente, desde la cúpula de PRO ya hablan de un vínculo político mucho más estrecho con Colombia que la “buena sintonía” que mantenían con Santos.

Si bien Duque no calificaría aún de “amigo” de Macri –el único que se ajusta a esa categoría, vale decirlo, es Piñera, con quien Macri almorzó hoy antes de acudir a la Plaza de Bolívar para ser testigo de la ceremonia de asunción–, el Gobierno lo ve con buenos ojos como aliado regional. “No es que Santos no lo fuera, pero con Duque puede ser distinto”, aseguran desde la usina internacionalista de PRO. Por lo pronto, ya piensan en formalizar el puente con algún tipo de acto cuando autoridades del cuño PRO viajen en octubre a un evento partidario en Bogotá.

Santos también llegó al poder gracias al uribismo si bien marcó su diferencia desde el primer día partir de su propia experiencia política. Y lo consiguió al punto que hizo de Uribe su némesis política. Duque, por su lado, se ajusta en gran medida al ideal del candidato cambiemita: joven, profesional, con una carrera asociada más al gerenciamiento técnico que a la rosca política y con ciertos aires de renovación. Además, desde el Gobierno saben que tiene, hoy, mucho menos margen de maniobra para grandes epopeyas de proyección al estilo Santos y su laureado acuerdo de paz.

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Otro dato, no menor, es que Duque cae bien en Washington y eso no es menor en la agenda exterior del gobierno de Macri. De hecho, dos de los temas en la bilateral entre el presidente argentino y su par colombiano en el mismo hotel del almuerzo con Piñera tiene que ver con la estabilidad regional y la situación de Venezuela y Nicaragua. La Argentina ha contribuido ya con dos delegaciones de médicos en la frontera con Cúcuta, unidades que atendieron, bajo el uniforme de Cascos Blancos, a madres y niños como población de riesgo. Al Gobierno le preocupa el financiamiento de un tercer contingente en planificación porque “hicimos lo que pudimos con el dinero de Cascos Blancos pero es limitado”.

Duque es relativamente nuevo en el escenario institucional colombiano lo que no significa que sea nuevo en la política de aquel país. Si bien el grueso de su carrera lo hizo en la consultoría y en organismos internacionales, como el Banco Interamericano de Desarrollo, su activa participación en la campaña por el No al acuerdo con las FARC lo catapultó en la opinión pública. Y terminó vencedor en el referéndum junto a Uribe. En aquel entonces, ya venía de la mano del uribismo como una suerte de carta de renovación generacional en el Senado a sus 40 años, con grandes expectativas depositadas sobre su figura.

Eso explica que gran parte de su gabinete, al que desde el Gobierno definen como “de grandes competencias técnicas y operativas”, combine una envidiable paridad, una cuota notable de juventud y, a la vez, una clara influencia de sus dos “padrinos” políticos, Pastrana y Uribe. También hay lugar para “viejos” pesos pesados de la política local y regional como el canciller Carlos Holmes Trujillo, de escuela diplomática, y la actual vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, ministra de Comercio Exterior, con Pastrana, y de Defensa, con Uribe. Ambos son puentes de contacto con la administración de Macri, pero sobre todo Ramírez, del viejo Partido Conservador, punto de contacto del PRO y sus fundaciones en el armado internacional. Como destacan funcionarios del Gobierno, el parentesco de PRO, más allá de los buenos vínculos con Uribe, es en lo formal con el Partido Conservador y Pastrana como presidente de la Internacional Democrática de Centro y de la Unión de Partidos Republicanos a la que adhieren. Ahora aspiran a ampliarlos.