El gobierno italiano se solidarizó con las protestas de los "chalecos amarillos" en Francia pero no logra solucionar el conflicto interno con los sindicatos de su propio país. Esto llevó a que miles de personas se manifestaran este sábado en Roma luego de la convocatoria de los principales sindicatos. Los reclamos incluyen mejores políticas de crecimiento y más reconocimiento de parte del gobierno nacional.
La movilización sindical es la más importante desde las manifestaciones de fines de 2014 y principios de 2015 contra la reforma laboral del gobierno de Matteo Renzi (centro-izquierda). Los convocados llegaron a la capital italiana en 12 trenes especiales, 1.300 autobuses, así como también ferris y vuelos de bajo costo.
Para los sindicatos, el plan de inversiones del gobierno no es suficiente, la reforma en las jubilaciones es demasiado limitada y la "renta ciudadana" es considerada una medida híbrida que no favorece la lucha contra la pobreza y el desempleo.
Un fotógrafo perdió una mano en nueva protesta de los chalecos amarillos
"El gobierno debe cambiar de dirección, estamos con un pie en la recesión", aseguró Annamaria Furlan, que dirige el sindicato de la Confederazione Italiana Sindacati Lavoratori (CISL). Los manifestantes piden un plan masivo de inversiones públicas y privadas y reformas más ambiciosas que las que propone el gobierno de unión de la Liga (extrema derecha) y del Movimiento Cinco Estrellas (M5S, antisistema).
Los sindicatos consideran que el gobierno italiano los ignora. Especialmente luego de la polémica que generó esta semana la visita de Luigi Di Maio, jefe de fila del M5S, a los "chalecos amarillos" en Francia.
"Es singular que un viceprimer ministro tenga tiempo de reunirse con opositores al gobierno de un país vecino, pero no tenga tiempo de hacerlo con los de su propio país, es decir los sindicatos", dijo Maurizio Landini, secretario general de la Confederazione Generale Italiana del Lavoro (CGIL), que reivindica a 5,5 millones de adherentes.
M.D.L./A.S.
