INTERNACIONAL
Covid-19 en Brasil

Mandetta, el fenómeno político que Bolsonaro quiere destruir

En plena pandemia de Coronavirus, el presidente echó a su ministro de Salud, el dirigente con mejor imagen del país.

Luis Mandetta 20200416
Luis Mandetta ministro de Salud de Brasil | Agencia Afp

Luiz Fernando Mandetta pasó del anonimato al estrellato en los últimos treinta días, convirtiéndose en el político más popular de Brasil y superando al presidente Jair Bolsonaro, al ministro Sérgio Moro, y al líder de la oposición, Luiz Inácio Lula da Silva. El médico, especializado en ortopedia pediátrica, trepó en los sondeos de opinión enfrentándose a su jefe político, que lo desplazó esta tarde del Gobierno, con un discurso que antagoniza con el núcleo duro bolsonarista. Mandetta es la voz de la ciencia en un Palacio del Planalto embarcado en una cruzada contra ella; recomienda el distanciamiento social; y, sobre todo, privilegia el cuidado de la salud ante el brote de coronavirus.

El ministro habría comunicado a sus asesores que dejará el cargo en las próximas horas, según informó Folha de S. Paulo. “Debemos tener un cambio en el ministerio hoy o mañana”, dijo. Y confirmó su salida el jueves por la tarde, cuando publicó en su cuenta de Twitter que el presidente le había pedido la renuncia. 

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Con un Bolsonaro cada vez menos apoyado por el Congreso, el Supremo Tribunal Federal (STF) y la elite paulista, el liderazgo de Mandetta en la lucha contra el Covid-19 lo catapultó en las encuestas. Según un reciente estudio de Atlas Político, el 76% de los brasileños se opone a su salida del ministerio de Salud y un 64% avala su gestión, convirtiéndolo en el político de mejor imagen en el Gobierno.

“Mandetta subió en las encuestas con un discurso basado en protocolos científicos y en la recomendación de la cuarentena y el distanciamiento social. Él transmite preocupación por la vida y la salud de las personas. Hoy es el político más popular del país”, explicó a PERFIL Dawisson Belém Lopes, profesor de la Universidad Federal de Minas Gerais.

Bolsonaro, en cambio, aboga por la flexibilización de las medidas y por encender la economía, negando y minimizando la pandemia, que en Brasil dejó más de 28 mil infectados y 1.736 muertos. Según la misma encuesta que encumbró a Mandetta, el presidente cuenta con una aprobación del 40% y una desaprobación del 41%. En tanto, Sérgio Moro, ministro de Justicia y Seguridad, está en segundo lugar en la evaluación de la ciudadanía, con un 53% de imagen positiva.

Las relaciones entre el mandatario ultraderechista y su ministro se habían deteriorado aún más el domingo pasado, cuando Mandetta fue entrevistado en el programa Fantástico de la TV Globo. Allí, criticó al presidente, al señalar la falta de orientación clara del gobierno para enfrentar el coronavirus. En tanto, el sábado pasado cruzó al presidente por saludar a sus seguidores en un acto, violando las medidas de distanciamiento que él impulsa junto a los gobernadores. “Mandetta se extralimitó. Tendría que escuchar más al presidente de la República, le está faltando un poco de humildad para liderar a Brasil en este momento difícil”, reaccionó el mandatario.

“Bolsonaro encontrará resistencia en la población tras el desplazamiento de Mandetta”, agregó Bélem Lopes, que consideró que el presidente “minó y saboteó” el trabajo de su colaborador. La prensa brasileña había alertado hace dos semanas que el presidente evaluaba destituirlo.

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El panorama político luce sombrío para el ex capitán del Ejército. La vertiginosa curva ascendente de casos positivos de coronavirus se suma al naufragio de una economía que no logra escapar de la recesión global. Según alertó el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Producto Bruto Interno (PBI) de Brasil se contraerá un 5,3% en 2020.

Con el presidente caído en desgracia, Mandetta podría ser la nueva esperanza de la derecha brasileña. Diputado federal entre 2010 y 2018 por el partido DEM, se opone al aborto y defiende el uso terapéutico de la marihuana. Sin demasiadas luces, su participación más trascendente en la Cámara fue durante el impeachment a Dilma Rousseff, cuando votó a favor del juicio político.

Los brasileños acudirán a las urnas en octubre para elegir autoridades municipales. ¿Aprovecharán la cita para emitir un voto castigo al presidente? ¿Será Mandetta un fenómeno pasajero o, en cambio, logrará erigirse en una alternativa para la “derecha racional” brasileña?

Por lo pronto, Bolsonaro ya lo percibe como uno de sus enemigos íntimos.