Matteo Messina Denaro, el capo de la Cosa Nostra que dijo que podía "llenar un cementerio" con sus víctimas
Como jefe del clan siciliano Castelvetrano, tiene 60 años y un sangriento historial. Es acusado de ordenar una serie de secuestros, asesinatos (incluidos el de un niño de 12 años y una joven embarazada) y atentados con bombas.
Matteo Messina Denaro, el capo de la Cosa Nostra siciliana |
AFP
El nombre de Matteo Messina Denaro hace estremecer a los sicilianos. Durante 30 años, el capo de la mafia ejerció un gran poder y dirigió décadas de terror que resultaron en la muerte de más de 50 personas, a pesar de que nunca fue visto en público después de huir a principios de los años 90.
El mafioso que una vez se jactó de que podía "llenar un cementerio con sus víctimas", es acusado de ordenar una serie de secuestros, asesinatos (incluido el de una joven embarazada) y atentados con bombas en Florencia, Milán y Roma contra los enemigos de la mafia.
Su lista de víctimas era larga y sus crímenes horribles, entre ellos el asesinato del hijo de un traidor, un niño de 12 años llamado Giuseppe Di Matteo, cuyo padre había prestado testimonio sobre el asesinato de Falcone. El niño fue secuestrado y mantenido cautivo durante 779 días antes de ser estrangulado y su cuerpo disuelto en ácido.
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El mafioso más buscado de Italia, el siciliano Matteo Messina Denaro, prófugo por 30 años y conocido por ser un padrino sanguinario, fue detenido en Palermo (Sicilia), en el marco de una importante operación de la policía.
El padrino siciliano, quien fue arrestado el lunes después de 30 años prófugo, es un asesino despiadado cuya violencia alimentó la sangrienta reputación de la mafia Cosa Nostra. Conocido como "Diabolik", por un personaje cómico italiano, fue el líder indiscutible de la mafia de la provincia de Trapani, en el oeste de Sicilia, pero su poder se extendió más allá, incluso a la capital Palermo, donde fue arrestado después de décadas de búsqueda.
Nacida el 26 de abril de 1962 en Castelvetrano, en el suroeste de Sicilia, Messina Denaro creció en el corazón del crimen organizado. Su padre, Don Francesco Messina Denaro, era el jefe del clan local y su padrino, que asistió a su bautismo, también era miembro de la mafia.
El "padrino" de la mafia figuraba en la lista de los criminales más buscados del mundo como líder de la poderosa organización criminal Cosa Nostra, especializada en el tráfico de drogas, prostitución, extorsión y lavado de dinero.
El joven rápidamente ascendió de rango, y finalmente siguió los pasos de su padre para convertirse en el jefe de Cosa Nostra, y sus primeros encontronazos con la ley comenzaron en 1989, cuando participó en una sangrienta lucha entre dos clanes. Fue acusado ese año de asesinar a Nicola Consales, dueño de un hotel que se quejó con un empleado de tener siempre "a estos mafiosos bajo los pies". Lamentablemente, la empleada era la amante de Messina Denaro.
En 1992, formó parte de un grupo mafioso enviado a Roma para intentar matar al juez antimafia Giovanni Falcone. El grupo finalmente fue llamado por Toto Riina, el jefe de los Corleonesi apodado "la Bestia", quien decidió otro enfoque. Falcone fue asesinado en un coche bomba cerca de Palermo el 23 de mayo de 1992. Un año después, Messina Denaro asesinó a Vincenzo Milazzo, jefe del clan rival Alcamo, y a la novia de este, una joven embarazada a quien estranguló. Los dos cuerpos fueron enterrados en el campo.
El rostro del lider mafioso casi no se conocía y se basaba en reconstrucciones hechas a través de computadoras.
Como jefe del clan Castelvetrano, se alió con el clan Corleonesi, quienes fueron inmortalizados en las míticas películas de "El Padrino".
Después de que Riina fuera arrestado en enero de 1993, Messina Denaro continuó con su estrategia de terror total, brindando apoyo logístico a los atentados con bombas en Florencia, Milán y Roma ese año, que mataron a 10 personas e hirieron a unas 100.
De las primeras fotos divulgadas tras su detención su rostro resulta reconocible, aunque llevaba un gorro de lana y campera de invierno además de anteojos.
Messina Denaro había desaparecido de la vista pública en el verano de 1993, comenzando lo que serían 30 años huyendo de acusaciones que incluían asociación con la mafia, asesinato, robo y posesión de explosivos. En 1994 y 1996, las declaraciones de mafiosos que se convirtieron en testigos oficiales arrojaron algo de luz sobre su papel dentro de la Cosa Nostra, y en 2000, tras un maxiproceso contra la mafia siciliana en Trapani, fue condenado en rebeldía a cadena perpetua.
Durante sus décadas como hombre buscado, Messina Denaro manejó sus asuntos comunicándose bajo el seudónimo de "Alessio" a través del sistema pizzini, donde los mensajes se dejaban en pequeños trozos de papel. Su paradero y sus actividades durante ese tiempo fueron objeto de intensos rumores, incluido que se sometió a una cirugía plástica para dejar su apariencia irreconocible.
En 2015, una fiscal italiana que lo seguía, Teresa Principato, dijo que probablemente había eludido la captura durante tanto tiempo porque estaba protegido "a un nivel muy alto", pero no dijo si se refería a la mafia, políticos o instituciones. "Tenemos confirmación de su presencia en Brasil, España, Gran Bretaña, Austria. Viaja por negocios de muy alto nivel, y su regreso a Sicilia es irregular y cada vez más infrecuente", dijo al diario Il Fatto Quotidiano.
Las claves de la captura del último padrino de la mafia italiana
Messina Denaro, de 60 años de edad, conocido por su extrema maldad, se jactaba de poder "llenar un cementerio" entero con sus víctimas, entre ellas un adolescente, hijo de un mafioso arrepentido, al que ordenó disolver en el ácido.
Las interceptaciones telefónicas a familiares, el cruce de datos sobre los pacientes con cáncer y un nombre falso, permitieron la detención este lunes de Messina Denaro, en una operación coordinada por los jueces antimafia de Sicilia y un grupo especializado de carabineros y policía que lideraron uno de los golpes más duros a la mafia siciliana.
Según los magistrados y los expertos del cuerpo de carabineros del Ros, se trató de "una investigación tradicional". Desde hacía al menos tres meses, los investigadores analizaban las conversaciones interceptadas a los familiares del sanguinario padrino de Cosa Nostra, quien llevaba 30 años prófugo, ya que estaba condenado a cadena perpetua por varios asesinatos.
Entre indirectas y bromas y pese a que los familiares sabían que estaban bajo control, los investigadores llegaron a la conclusión de que el "padrino de Castelvetrano" estaba gravemente enfermo y que había sido operado en dos ocasiones en la ciudades sicilianas de Marsala y Palermo. Una de las dos operaciones se llevó a cabo en pleno covid, por lo que la información resultaba registrada en la oficina central del Ministerio de Salud que archiva los datos sobre los pacientes con cáncer.
Al comparar la información obtenida, los investigadores decidieron estudiar a todos los pacientes y la lista se redujo en función de la edad, el sexo y el lugar. Al final, entre los nombres sospechosos figuraba Andrea Bonafede, sobrino de uno de sus aliados más fieles, pero un detalle traicionó a "u Siccu", el flaco, como lo llaman sus amigos, porque el verdadero Andrea Bonafede se encontraba en otro lugar en vez de estar en el quirófano.
Cuando el 16 de enero concurrió con ese nombre a una sesión de quimioterapia en la clínica Maddalena de Palermo, lo esperaban los agentes y militares que lo bloquearon sin problema. No estaba armado y no se opuso a la detención. "¿Cómo te llamas?", le preguntaron. "Soy Matteo Messina Denaro", respondió el último padrino de Cosa Nostra tras entregarse a los carabineros.
