El abate Pierre, fundador de los traperos de Emmaus,
defensor de los pobres, ex diputado y uno de los personajes más populares entre los franceses,
falleció hoy a la edad de 94 años, en un hospital de París.
"La infección pulmonar que motivó su hospitalización, después de una mejoría a lo largo de la
semana, se lo acabó llevando", explicó
Martin Hirsch, presidente de Emmaus Francia.
El religioso, cuyo nombre real era
Henri Groues, estaba hospitalizado desde el 14 de enero.
Pierre fundó la primera comunidad de Emmaus en 1949.
En febrero de 1954, el abate lanzó un llamamiento célebre
desde
Radio Luxemburgo
a favor de los sin techo. Fue mucho tiempo la personalidad
más querida por los franceses.
El presidente
Jacques Chirac dijo que estaba
"conmocionado por la noticia del fallecimiento del abate
Pierre".
Un comunicado del Elíseo señaló que le presidente sentía
"un inmenso respeto y un profundo afecto" por el religioso.
De salud frágil a sus 94 años, el abate Pierre vivía en Alfortville, a las afueras de París y
se sometía a pruebas médicas con creciente frecuencia.
"Estaba prevista una hospitalización para un chequeo" pero su admisión el 14 de enero en el
Val-de-Grace se anticipó debido a
"una pequeña infección", declaró entonces Hirsch.
En los años 90, el abate fue la personalidad más popular de los franceses, sucediendo en ese
lugar al comandante
Jacques Yves Cousteau y luego cediéndoselo al futbolista
Zinedine Zidane.
Su popularidad, notable por su duración y contabilizada cada año por un sondeos de opinión,
disminuyó ligeramente cuando en 1996 apoyó a su amigo
Roger Garaudy,
procesado por sus escritos negacionistas.
El fundador de los Traperos de Emmaus pidió en 2004 que ya no lo
incluyeran en ese lugar, expresando el deseo de que otros más jóvenes lo ocupen.
"Ahora que estoy viejo y cansado, que llego al fin del camino, le digo a todos los que me
colocan en ese pedestal: les toca a ustedes ser formidables, yo ya terminé". Y agregaba: "de todas
maneras
muchas gracias a todos los que sin cesar me han dado su
confianza".
No obstante, el religioso no siempre era muy suave con los que lo idolatraban:
"A menudo es una manera inconsciente de esquivar sus verdaderos
deberes", decía.
Pero supo utilizar esta popularidad para su combate contra la pobreza, y los responsables
políticos de todos los sectores se veían obligados a escuchar con atención al hombre más querido de
los franceses cuando los increpaba.
Fuente:
AFP