INTERNACIONAL
Duelo en OMAN

Murió el sultán que podía cortar la cabeza de quien quisiera

A los 79 años, y tras medio siglo de estricto y sabio gobierno, falleció Qaboos bin Said, hombre clave en el ajedrez político de Oriente Medio. Lo sucede Haitham bien Tariq (65), un ex ministro de Cultura.

Qaboos bin Said, sultán de Omán durante medio siglo.
Qaboos bin Said, sultán de Omán durante medio siglo. | AFP

Qaboos bin Said, heredero de una dinastía que gobierna Omán desde el siglo XVIII, murió este viernes 10 de enero a los 79 años víctima de un cáncer por el que fue tratado en EEUU y Europa durante muchos años. El monarca, poseedor de poderes absolutistas pero ampliamente popular en su país, había llegado al poder en 1970, después de derrocar a su padre Said bin Taimur, en un golpe palaciego no sangriento, y se le atribuye la modernización y desarrollo del país árabe, que no cuenta con grandes reservas de petróleo como otros vecinos del golfo Pérsico.

“Es con los corazones llenos de fe en Alá y su Providencia, y con gran pena y profunda tristeza, pero con total satisfacción y sumisión absoluta a la voluntad del Todopoderoso, que la Corte Real de Omán llora a Su Majestad el Sultán Qaboos bin Said”, anunció el palacio real omaní en el comunicado de defunción. La agencia también informó que la Corte de Omán declaró un luto oficial de tres días y se interrumpirán las actividades laborales públicas y privadas. Además, las banderas permanecerán a media asta durante 40 días. En apenas unas horas, tras las oraciones en la Mezquita de Mascate, el cuerpo del monarca fue sepultado directamente en tierra en el Cementerio de la Familia Real en Baushar.

Los líderes de la región reconocieron con elogios este sábado la figura del sultán, que era el jefe de Estado más antiguo de Oriente Medio y el segundo del mundo. Para el presidente egipcio fue "un defensor de los problemas árabes e islámicos en diversas situaciones". El líder iraquí lo calificó de “fundador del renacimiento moderno, un líder sabio y una persona racional”. También el presidente del Líbano, Michel Aoun, indicó que “con la partida del sultán Qaboos, el mundo árabe pierde al hombre del diálogo, de la sabiduría y de la paz que ha trabajado por la reunificación árabe”.

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El líder que sobrevivió a la Primavera árabe

Qaboos bin Said de Omán tomó el trono en 1970 después de deponer a su padre en un golpe de palacio, y dejó su sello en su pequeño país de muchas maneras, incluso cambiando su nombre de “Mascate y Omán” al “Sultanato de Omán”. En esta monarquía de la península arábiga, la misma familia, la dinastía Al Said, ha gobernado desde el año 1744 con mano de hierro: ejemplo de ello es que el monarca tuvo durante todo su reinado "el derecho divino de cortar la cabeza de quien quisiera y conservarla en alcohol"

El adiós al sultán de Omán, Qaboos bin Said, fue multitudinario.

En 2011, tras una inusitada manifestación prodemocrática en su hasta entonces apacible reino, Qaboos llevó adelante una serie de medidas políticas reformistas que le valieron el aplauso del país y lo convirtieron casi en el único líder de Oriente Medio que no sucumbió a la Primavera Árabe. Los manifestantes se han quejado de la corrupción gubernamental desenfrenada, del alto nivel de desempleo y la falta de un Parlamento democrático con poderes legislativos. Sin embargo, hubo dos muertos y varias oleadas de arrestos de manifestantes en medio de una represión continua y agresiva contra el descontento popular.

Aunque el Sultanato fue acusado de trata de personas, especialmente de trabajadores extranjeros, durante algún tiempo, el gobierno supuestamente comenzó a aplicar leyes contra la práctica. Si bien el descontento entre la población fue obvio en años recientes, la extrema escasez de cobertura de la prensa extranjera y la falta de libertad de prensa en Omán no dejó claro si los manifestantes querían la abdicación del sultán, o simplemente que su gobierno funcionara mejor. Cómo resultado, Qaboos llego al final de su vida sin que su corona se hubiera tambaleado nunca gracias a su destreza política y el sentido de cercanía con la gente común.

Desde que el sultán Qaboos llegó al poder, Omán se mostró políticamente estable. El rápido desarrollo económico calmó en gran medida el descontento social en el país: el gobierno invirtió masivamente y sin detenerse en infraestructuras como escuelas, hospitales, carreteras, redes de electricidad y agua para garantizar que los omaníes se beneficien de la riqueza petrolera. El número de alumnos de primaria aumentó de 909 antes de 1970 a 77.000 en 1979. Pero aunque en día, los servicios públicos y la infraestructura se desarrollan, gracias a la riqueza petrolera desplegada durante el reinado del sultán Qaboos, el gobierno del sultán todavía restringe estrictamente los derechos a la libertad de expresión y los familiares de los defensores de los derechos humanos enfrentan hostigamiento por parte de las autoridades y la pena de muerte sigue vigente, informó Amnistía Internacional.

El heredero, una incógnita hasta el final

Más allá de las recientes protestas, existía preocupación por la sucesión en el país, ya que la Constitución del país estipula que el monarca no puede nombrar en vida a quien será su sucesor. “Qaboos es un hombre inteligente. Sin embargo, no sé el nombre de su sucesor y si es tan cruel como el padre de Qaboos, consideraremos hacer otra revolución. Muchos todavía tienen un Kalashnikov ”, había advertido Mabroot al-Mashali, un disidente del sur de Omán, al Asia Times. Según Giorgio Cafiero, CEO de Gulf State Analytics, una consultora de riesgo geopolítico con sede en Washington, el mayor desafío para la estabilidad de Omán en el período posterior a Qaboos probablemente provenga del desempleo juvenil: “Proporcionar suficientes empleos para los jóvenes omaníes será difícil, especialmente si la economía de Omán sigue siendo dependiente de los hidrocarburos”.

“El incumplimiento de este objetivo podría generar nuevas tensiones con el próximo sultán", ya que “las quejas de hace décadas volvieron a entrar en juego”, agregó el experto. Finalmente, este sábado 11 de enero, antes de los funerales de Qaboos, la familia real Al Said se reunió para cumplr con su última voluntad, dictada en una carta sellada, y nombró el príncipe Haitham bien Tariq, de 65 años y exministro de cultura, como nuevo sultán. Su nombre estaba escrito de puño y letra por el sultán fallecido en un sobre sellado y fuertemente custodiado por el Consejo de Defensa del país durante muchos años. 

El nuevo sultán es considerado como un experto diplomático y un individuo muy próximo al proceso de toma de decisiones por parte de la cúpula de Gobierno. De hecho, su elección tiene un sentido claramente continuista que no supondrá un cambio destacado en el rumbo de la política, tanto nacional como doméstica, del sultanato, según explicó el profesor del Centro de Estudios del Golfo de la Universidad de Qatar, Mahjub Zweiri. En la lista de posibles herederos (que debían reunir las condiciones de pertenecer a la dinastía Al Said y ser un “musulmán, maduro, racional e hijo legítimo de padres musulmanes omaníes”) había 80 príncipes, pero la dinastía prefirió cumplir el deseo de fallecido.