INTERNACIONAL

Murió Hosni Mubarak, el "faraón" egipcio que cayó por la Primavera Árabe

El expresidente de Egipto, que gobernó el país desde 1981 hasta 2011, murió a la edad de 91 años en un hospital militar. Lo habían acusado por la muerte de 800 manifestantes.

Hosni Mubarak afp
Hosni Mubarak, presidente de Egipto hasta el 11 de febrero de 2011. | AFP

Hosni Mubarak, el líder indiscutido de Egipto hasta el 11 de febrero de 2011 murió en un hospital a los 91 años, nueve años después de abandonar el poder. La trágica caída del dictador que se comportó como “faraón” ocurrió durante la Primavera Árabe, después de varias semanas de protestas y fue acusado más tarde de ser corresponsable de la muerte de más de 800 manifestantes.

Mubarak estaba internado en terapia intensiva desde que fue sometido a una cirugía intestinal en enero, según su abogado. Alaa, hijo de Mubarak, afirmó en enero que su padre había sido operado y que se encontraba "estable". A principios de febrero, uno de sus nietos publicó en Instagram una fotografía junto al exmandatario junto al mensaje "Con todo el amor y aprecio".

El expresidente fue visto en público por última vez en diciembre de 2018, cuando testificó en un juicio contra su sucesor, el islamista Mohamed Mursi, quien falleció el año pasado durante una comparecencia ante un tribunal del país. Además, varios altos funcionarios de su régimen fueron condenados a distintas penas de cárcel por sus actos tras la caída del exmandatario a raíz del levantamiento popular. Sin embargo, muchos de ellos han sido absueltos tras la repetición de juicios tras tras la llegada al poder de Abdelfatá al Sisi a raíz de un golpe de Estado contra Mursi en 2013.

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Antes de convertirse en el primer gobernante árabe en prisión, Mubarak gobernó Egipto durante casi 30 años con mano de hierro y era llamado "el último faraón". Mubarak, quien en la guerra contra Israel de 1973 fue comandante de la Fuerza Aérea, llegó a la cúpula del Estado a través de su carrera militar, al igual que sus antecesores Gamal Abdel Nasser y Anwar el Sadat.

En 1975, Sadat lo nombró vicepresidente. Allí, se ganó el apodo de "la vache qui rit" (la vaca que ríe), al aparecer la mayoría de las veces junto al presidente con una sonrisa tonta dibujada en el rostro. Tras el asesinato de Sadat, el 6 de octubre de 1981, el vicepresidente pasó a ser jefe de Estado. El mismo Mubarak sobrevivió a seis intentos de asesinato.

Pretendía fundar una dinastía

Nacido el 4 de mayo de 1928 en el delta del Nilo como hijo de un empleado público, Mubarak fue considerado un líder sin visiones: apostó por la apertura económica sin democratización. Y apartó enseguida a los políticos que le parecía que se hacían demasiado populares, como el entonces ministro del Exterior Amre Mussa.

A nivel interno, tuvo una política zigzagueante. Procedió con mano dura contra extremistas islámicos que actuaron en los años ‘90 contra intelectuales, turistas extranjeros, cristianos coptos y empleados públicos. Más tarde hizo grandes concesiones a los islamistas menos radicales, cuya influencia aumentó continuamente entre la población.

Los críticos acusan a Mubarak de preparar a su hijo Gamal para la sucesión y de querer crear así una dinastía de gobernantes. Tanto a Gamal como a su otro hijo, Alaa, les proporcionó puestos en el partido y lucrativos negocios, pero lo que más le jugó en contra, según creen diplomáticos extranjeros, fue la exagerada ambición de su mujer Suzanne, que al parecer fue la impulsora de la idea rechazada por muchos egipcios de que su hijo Gamal se convirtiera en su sucesor.

En 1991 defendió la guerra para expulsar a los iraquíes que habían invadido Kuwait, pero en 2003 intentó disuadir a EE.UU. de lanzar una nueva guerra contra Irak. Occidente vio en el presidente a un socio fiable y un pilar decisivo para la estabilidad en Cercano Oriente. Y así, Egipto logró apoyo económico y financiero. Sin embargo, Occidente miró hacia otro lado o calló respecto a las violaciones de derechos humanos en el país.

Mubarak fue obligado por el Ejército a renunciar al poder el 11 de febrero de 2011. Antes, inspirados por la revolución en Túnez, decenas de miles de de egipcios habían salido a la calle para pedir su marcha al grito de "¡Desaparece!". El 11 de febrero de 2011 dejó El Cairo y se marchó a su casa vacacional en Sharm el Sheik, pero pronto fue detenido y acusado de corrupción y de responsabilidad en la represión y los disparos a los manifestantes de la plaza Tahrir. Debido a su supuestamente mal estado de salud, se le permitió pasar el periodo de prisión preventiva en un hospital.

DS