INTERNACIONAL
Guerra en el Cáucaso

Nagorno Karabaj: crece la preocupación por la participación turca en el conflicto

Rusia denunció que combatientes islámicos de grupos de Siria y Libia que respalda Turquía participan de los combates junto al ejército azerí.

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Uno de los grupos islámicos apoyados por Turquía en Siria. Rusia confirmó la presencia de combatientes en Nagorno. | AFP

Rusia confirmó hoy la presencia en Nagorno Karabaj de combatientes islámicos de grupos respaldados por Turquía en Libia y Siria, que se desplegaron junto al ejército de Azerbaiyán en la zona de conflicto con Armenia, tras el ataque azerí lanzado el domingo pasado y que ha derivado en furiosos combates con cientos de muertos y que, con la intervención de Ankara, amenazan con internacionalizarse.  

"Combatientes de los grupos armados ilegales, especialmente de Siria y Libia, están siendo desplegados en la zona de conflicto en Nagorno Karabaj para participar en los combates", afirmó la cancillería rusa, que dijo estar “profundamente preocupada por procesos que pueden provocar una escalada de las tensiones en el conflicto”.

En los últimos días, agencias de noticias habían informado sobre el traslado de combatientes de grupos islámicos que operan en Siria con el respaldo de Turquía, como Ahrar al-Sham o el Ejército Nacional Sirio (SNA, siglas en inglés) a Nagorno Karabaj, en apoyo a la ofensiva azerí.

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Nagorno Karabaj: crece el temor a un conflicto regional tras el ataque de Azerbaiyán a Armenia.

Turquía y Azerbaiyán negaron esas informaciones, pero el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), una ONG con cientos de voluntarios en Siria, confirmó hoy que al menos 850 de esos combatientes ya llegaron a Nagorno y que cientos más son esperados en los próximos días. Según el OSDH, al menos tres de esos integrantes de grupos islámicos sirios apoyados por Turquía murieron en combate.

Por otra parte, el portavoz del Comando unificado de las Fuerzas Armadas de Armenia afirmó hoy que desde el mediodía local la aviación de Azerbaiyán entregó el mando de su fuerza aérea a las FFAA turcas, que ya lanzaron ataques combinados sobre zonas de Nagorno Karabaj. Según el vocero, el comando operativo conjunto turco-azerí opera desde Erzerum, en Turquía.

La denuncia de la diplomacia rusa revela la preocupación de Moscú y de otros países ante la cada vez más abierta intervención de Turquía en el conflicto en apoyo de Azerbaiyán, al que el presidente turco, Recep Erdogan, prometió respaldar, tanto en las negociaciones como en los combates.

“Turquía está con todo su corazón y sus capacidades del lado de Azerbaiyán”, dijo Erdogan el lunes en un mensaje televisado, mientras que el canciller, Mevlut Cavusoglu, advirtió que “si Azerbaiyán quiere resolver esta cuestión en el terreno, estaremos con ellos con todos nuestros medios. Haremos lo que sea necesario si Azerbaiyán lo pide”.

Turquía, que forma parte de la OTAN, es la única potencia que no pidió un alto el fuego de los combates. Su participación, además, es un elemento muy sensible para Erevan ante su nunca asumida responsabilidad en el genocidio de 1915 cometido por el Imperio Otomano, en el que murieron entre 1,5 y dos millones de armenios y cientos de miles debieron dejar el país.

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El Kremlin rechazó hoy “los llamados” de Turquía, y pidió al gobierno de Erdogan que se abstuviera de "echar leña al fuego". Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, condenó las declaraciones “inconsideradas y peligrosas” de Turquía llamando a Bakú a una "reconquista" militar de Karabaj.

El canciller ruso, Serguei Lavrov, propuso a sus colegas armenio y azerí recibirlos en Moscú para acabar con el conflicto que enfrenta a ambas repúblicas. El ministro “confirmó la disponibilidad de Moscú para organizar los contactos necesarios, incluida la celebración de un encuentro de los jefes de diplomacia de Azerbaiyán, Armenia y Rusia”, indicó un comunicado del ministerio.

Los combates en el que era un enclave armenio en territorio azerí que se independizó y proclamó una república, no reconocida por la comunidad internacional, en 1991, a lo que siguió una sangrienta guerra hasta 1994, son los peores desde 2016. No hay forma de confirmar las cifras de muertes, pero serían cientos.   

Pero Armenia y Azerbaiyán rechazaron los llamados internacionales a un alto el fuego y a entablar negociaciones.

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Tras visitar a militares heridos en un  hospital, el presidente azerí, Ilham Aliev, juró continuar la lucha hasta la “retirada total, incondicional y sin plazo” de las fuerzas armenias. Si “Armenia acepta esta condición, los combates se detendrán, la sangre dejará de verterse”, dijo Aliev.

Antes, la diplomacia azerí hizo saber a los mediadores, los países del Grupo de Minsk (Rusia, Estados Unidos y Francia), que Bakú estaba determinada a seguir su "operación militar legítima".

Por su parte, el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, cerró la puerta a unas negociaciones inmediatas, horas después de un voto unánime del Consejo de Seguridad de la ONU para poner fin a las hostilidades y “retomar cuanto antes negociaciones constructivas”.