INTERNACIONAL
Viaje a la historia

No estábamos preparados

Diario de un viaje especial. Capítulo II

Gelbung
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Si alguna vez viste “El Violinista Sobre el Tejado”, podés imaginar tranquilamente como eran los pequeños pueblitos rurales en el centro de Europa, donde gentiles y judíos vivían, como dice nuestro guía Mario Sinay “juntos, pero no mezclados”.

Visitamos uno de ellos, Tikutin.

Su sinagoga data de 1642. La imprenta era muy cara y los rezos están pintados en las paredes. Los judíos sabían leer y escribir. Las casas rurales, muy humildes, pueden verse alrededor de su centro espiritual. Unas cuadras más allá, se ve claramente la iglesia, donde vivían los no judíos. En el medio, como es de esperar, el mercado. El pacto Ribbentrop-Molotov hizo que quedaran del lado soviético de la Polonia repartida.

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Desde el principio de la guerra, en la parte alemana se impusieron los ghettos, como explicamos ayer, para que el frío, el hambre, el aislamiento y las pestes aniquilen a los judíos. Al romper el pacto y avanzar hacia el este, los nazis actuaron distinto. Entraron en pueblos como Tikutin, donde vivían aproximadamente 5.000 personas y la mitad no judía señaló quienes formaban parte de la mitad judía. Las mujeres y niños subidos a camiones, los hombres formados y todos ellos salieron del pueblo.

Lupojowa

En el vecino bosque de Lupojowa, fueron llevados de a 10 hasta fosas comunes y fusilados. Esos 2.500, en dos días, ya no existían. Sus casas, bienes, animales, y otros enceres, fueron para sus otrora vecinos que, sin remordimientos, siguieron adelante con sus vidas. Este tipo de acción se repitió a lo largo de todo el este de Europa a cargo de estos grupos de tareas, que se asesinaron al primer millón de judíos, antes aún que la existencia de los campos de exterminio.

Honrar a los muertos y atender a los vivos

Cuando salíamos del bosque, el rector de la Universidad de Rio Negro, Anselmo Torres, reflexionó: “Hace mucho que leo sobre el tema. Repasé antes del viaje. Pero no estábamos preparados para imaginar que matarían de a 10, a tiros, oyendo los que esperaban que les llegase su turno”.

Esos árboles, que aún están, nos cuentan la historia en susurros gracias al viento. Y, como no podía ser de otro modo, hicieron comunión con los restos de los asesinados, que les han servido de abono para su desarrollo.

Treblinka

Luego nos trasladamos hasta Treblinka, a solo sesenta kilómetros de Varsovia. Cualquiera podría decir que no hay nada. Que los nazis no dejaron el campo de exterminio en pie. Sin embargo, uno puede claramente identificar que se trató de una fábrica de muerte.

Los trenes llegaban y no había siquiera selección.

Varsovia, ciudad de contrastes extremos

Solo 15 oficiales nazis, entre los que se desempeñó Franz Stangl, el comandante hallado por Simon Wiesenthal en Brasil en los sesentas, y 120 guardias colaboracionistas ucranianos, recordando entre ellos al famoso Ivan Demjanjuk, llamado el terrible, utilizando a 450 judíos sonderkomando, es decir, obligados a hacer el trabajo sucio, liquidaban en dos horas a los recién llegados en cámaras de monóxido de carbono.

Cuando se acabaron los espacios disponibles para fosas comunes, comenzaron a quemar los cuerpos, literalmente en una estructura similar a una parrilla. En solo 13 meses, Treblinka aniquiló 870.000 personas.

Nunca olvidar

Cuando en agosto de 1943, los sonderkomando intentaron una revuelta, destruyeron el campo e intentaron ocultar sus huellas. Nosotros tenemos el deber de visitar. Tenemos un mandato de pasar por allí. Tenemos la obligación de recordar, nunca olvidar.

Lecciones de la historia para cada 27 de enero

Al monumento central recordatorio lo rodean 17.000 rocas. Solo una lleva el nombre de una de las víctimas que allí quedó: Janusz Korczak, el gran pedagogo que pudiendo salvarse, acompañó a sus niños protegidos para abrazarlos en su último viaje.

Su última acción fue una acción educativa. Una vida ejemplar, más que una muerte inútil. Más aún para los educadores que integran nuestro grupo. Ellos se ocuparán de enseñar lo que corresponde.

LT