El estado de Nueva York acaba de promulgar una nueva ley que considera al aborto como una cuestión de salud pública, y no penal, que se adelanta a un posible cambio de posición sobre la interrupción del embarazo de la Corte Suprema en la era Trump.
La Ley de Salud de Reproducción (RHA) del estado de Nueva York fue presentada hace casi una década, y en repetidas ocasiones rechazada. Este año, después del recambio legislativo, donde asumieron los demócratas en mayoría, finalmente fue promulgada.
“El interés para aprobar esta ley de salud pública en Nueva York, surgió de peligrosas discrepancias entre antecedentes estatales y federales sobre interrupción de embarazo. Había preocupación de que el derecho al aborto legal corriera riesgo de ser anulado por esta Corte Suprema, bajo la era Trump”, dice a PERFIL la senadora demócrata Liz Krueger, promotora del proyecto.
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La nueva ley despenaliza el aborto, extiende su alcance sin límite de tiempo en casos de fetos inviables o de peligro para la salud de la madre y moderniza la salud reproductiva estatal. Para la legisladora, es importante destacar que antes se regulaba el aborto a través del código penal, pero ahora se lo aborda desde la salud pública. “Tratar el aborto como un delito limita el acceso y estigmatiza a las mujeres que toman esa decisión”, asegura.
“Hoy las mujeres sólo deberán consultar a los profesionales de la salud, y no al gobierno, para tomar sus propias decisiones. Después de años de lucha, finalmente ha llegado nuestro momento”, celebró la diputada estatal Deborah Glick. El debate se abordó desde una perspectiva de género con el apoyo de asociaciones civiles como Women Health & Reproductive Rights (Wharr). “Para que las mujeres alcancen una verdadera igualdad en cualquier sociedad, es necesario que tengan el control total de sus propios cuerpos”, coinciden activistas y legisladoras.
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Sin embargo, las voces opositoras no tardaron en hacerse escuchar. El pastor Dave Watson, fundador del Centro de Estudios Bíblicos de Nueva York afirmó: “New York es la capital del aborto en América. Estas leyes progresistas hacen que la gente quiera votar a Donald Trump, aunque no nos guste, es sabido que él va a dar batalla”. Por su parte, la red de Acción Católica de Estados Unidos sostiene que “los políticos de Nueva York deberían moverse en la dirección opuesta a esta legislación y apuntar a bajar la incidencia del aborto tardío”.
"Estas leyes progresistas hacen que la gente quiera votar a Donald Trump, aunque no nos guste, es sabido que él va a dar batalla”, criticó un pastor.
Al respecto, la senadora Krueger explica el nuevo rol que jugarían los profesionales de la salud. “Antes, la ley presionaba a los médicos para que esperaran actuar hasta llegar a poner en peligro extremo la vida de la mujer. Es por eso que evitamos que políticos o legisladores interfirieran en la decisión” enfatiza. Krueger concluye: “la opción de abortar es parte de una variedad de opciones de atención médica reproductiva, que incluyen atención integral de anticoncepción y educación sexual basada en hechos científicos, que contribuyen a que las mujeres controlen sus propios destinos”.