Sus confesiones de que pagó 788 millones de dólares en coimas en 12 países de América Latina desataron un vendaval regional, que se llevó puestos presidentes y mandó a la cárcel a varios políticos y poderosos empresarios del continente. Hoy, la constructora brasileña Odebrecht asegura que ha enderezado el rumbo.
Dos años han pasado desde el estallido del escándalo, y la compañía ha modificado su estructura: tiene un consejo de administración, un comité de conformidad que garantiza buenas prácticas y un directorio que, asegura, ya no tiene el poder absoluto que ostentaba hace dos años su entonces director ejecutivo, Marcelo Odebrecht, ahora en prisión domiciliaria.
El rostro visible de la empresa es Fábio Januario, de 47 años y desde hace dos presidente de Odebrecht Engenharia e Construção (OEC), el área más golpeada con el caso Lava Jato. La firma tiene ahora 18 obras en marcha, 11 de ellas fuera de Brasil. El ejecutivo dio una entrevista a la agencia AFP.
—¿En qué situación se encuentra Odebrecht?
—Pese a que estos dos últimos años han sido difíciles para la compañía, conseguimos una agenda de transparencia y de transformación de nuestro negocio, con nuevos líderes, gobernanza con consejeros independientes y una agenda de conformidad. Es una nueva empresa preparada para un ciclo de crecimiento y para apoyar en América Latina la transformación en cuestiones de integridad.
—¿Por qué América Latina tendría que volver a creer en ustedes?
—Ni el sector público ni el privado van a tolerar más a un actor en la construcción que no tenga una agenda de transformación implementada. Tener una agenda de conformidad nos da una ventaja frente a otras empresas que no han hecho cambios. Damos total seguridad a los clientes en relación con nuestras prácticas. Hemos cumplido todo.
—¿La situación ya tocó fondo?
—El período más crítico ya pasó. En América Latina depende de la madurez institucional de cada país para cerrar acuerdos de colaboración con la Justicia. Aún tenemos desafíos y en los próximos meses se cerrarán acuerdos importantes en América Latina.
Bolsonaro. A partir de 2019, Brasil tendrá un nuevo presidente, Jair Bolsonaro, que nombró como su futuro ministro de Justicia al juez Sérgio Moro, el mismo que descerrajó el Lavo Jato y mandó a la cárcel a decenas de ejecutivos de la constructora, entre ellos a Marcelo Odebrecht, que luego aceptaron colaborar con la investigación.
—Brasil, su país sede, tendrá un nuevo gobierno en 2019, con el juez de la Operación Lava Jato como ministro de Justicia. ¿Qué expectativas tienen?
—Somos apartidarios, prestamos servicios a la sociedad a través de sus gobiernos. Con el gobierno electo, la presencia del ministro Sérgio Moro en Justicia nos deja optimistas. Nos deja bastante satisfechos porque Moro celebró nuestros acuerdos de colaboración y sabe la importancia de las empresas que se acogieron a acuerdos, para transformar el mercado. Nuestra visión es positiva.
—Muchos contratos millonarios se lograron bajo la mesa. Ahora que están trabajando con mecanismos de control, ¿será fácil obtener la misma cantidad de obras?
—El sector de la construcción sufrió el impacto de los acuerdos del Lava Jato pero también el bajo precio de las materias primas. Creo que hubo, en función de la crisis, una retracción grande del sector infraestructura. Las economías de estos países están volviendo a crecer y creceremos también. La sociedad y América Latina no van a tolerar más la falta de integridad. Es una transformación seria.
Finanzas y proyecciones. Odebrecht inició un proceso de reestructuración de una deuda en el exterior por 3 mil millones de dólares, que le permitirá destinar los recursos inmediatos que tiene en caja para sus operaciones y la conquista de nuevos contratos.
—¿Cómo están las finanzas de la compañía?
Tenemos en nuestra operación un flujo de caja que continúa saludable, hicimos un gran trabajo de eficiencia, reducción de costos. Eso se conduce con responsabilidad para preservar nuestra capacidad de generación de caja y volver al ciclo positivo.
—¿Cómo ven el escenario de licitaciones para América Latina?
—Nuestros estudios apuntan que el mercado para los próximos cinco años (incluyendo los países de Africa donde operan) tiene un potencial de 500 mil millones de dólares. Tenemos la expectativa de, en esos cinco años, alcanzar una cifra de 20 mil millones de nuevas conquistas para la compañía.
—¿Pensaron cambiar de nombre?
—Pese a los problemas, la marca es reconocida por su competencia, por su excelencia técnica. No existe en el hemisferio sur una capacidad instalada como la nuestra. Nadie junta cemento, arena y acero y tiene más competencia para ejecutar un proyecto que nuestra compañía.