El gobierno de Ucrania negó de manera tajante haber llevado a cabo un ataque masivo con drones contra una residencia oficial del presidente ruso, Vladimir Putin, y acusó a Moscú de difundir afirmaciones falsas que "solo sirven a la propaganda rusa". La controversia se produce en un contexto de negociaciones en curso para intentar poner fin a la guerra entre ambos paises, mientras el Kremlin advirtió que endurecerá su postura.
Rusia había acusado este lunes a Ucrania de lanzar 91 drones durante la madrugada contra una residencia oficial de Putin, todos los cuales, según el Kremlin, fueron interceptados por la defensa aérea. En paralelo, las autoridades rusas adelantaron que el supuesto ataque tendría consecuencias directas en la mesa de negociaciones, al advertir que la posición de Moscú se volvería más dura.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, evitó detallar cómo se materializará ese endurecimiento, pero confirmó que la postura negociadora “va a cambiar”. Aun así, subrayó que Rusia no abandonará el diálogo con Estados Unidos, país que actúa como uno de los principales interlocutores en las conversaciones.
Ante el reclamo ucraniano de presentar pruebas, Peskov sostuvo que no considera necesario hacerlo, dado que el ataque habría sido "neutralizado por completo". En ese sentido, señaló que cualquier resto de drones debería ser consultado al Ministerio de Defensa ruso.
Como respuesta, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, calificó las acusaciones como “una mentira” destinada a justificar nuevos bombardeos sobre Kiev y a "minar" los contactos diplomáticos con Washington. El mandatario reiteró que Rusia no muestra voluntad real de poner fin al conflicto iniciado con la invasión de 2022.
La polémica se desató poco después de un encuentro entre Zelenski y el presidente estadounidense, Donald Trump, que tuvo lugar el domingo en Palm Beach, Florida. Tras la reunión, Trump expresó su malestar por el supuesto ataque denunciado por Moscú y lo describió como un hecho inoportuno en un momento "delicado" de las negociaciones de paz.

Por su parte, el canciller ucraniano, Andrii Sibiga, aseguró que Rusia no presentó “pruebas plausibles” que respalden su versión de los hechos, pese a que ya transcurrió casi un día desde que Moscú difundió la acusación. Según sostuvo, no existió ningún ataque contra la residencia presidencial ubicada en la región de Nóvgorod, entre Moscú y San Petersburgo, y afirmó que el Kremlin no aportará evidencias porque el hecho “simplemente no ocurrió”.
Sibiga también cuestionó las condenas expresadas por países como Emiratos Árabes Unidos, India y Pakistán, al considerar que reaccionar ante denuncias infundadas solo favorece la propaganda rusa y alienta a Moscú a profundizar su estrategia de desinformación. A su entender, este tipo de pronunciamientos socavan los esfuerzos diplomáticos en marcha y dificultan un proceso de paz constructivo.
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Las acusaciones rusas también sembraron dudas sobre el futuro inmediato del proceso diplomático iniciado en noviembre. En un comunicado, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, advirtió que el episodio “no quedará sin respuesta”, al tiempo que insistió en que el ataque se produjo en plena fase de negociación entre Rusia y Estados Unidos.
En paralelo, Putin mantuvo una conversación telefónica con Trump, que la Casa Blanca describió como positiva. Sin embargo, desde el Kremlin se indicó que Rusia evaluará algunos acuerdos alcanzados previamente tras lo que calificó como un “ataque terrorista”.
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Mientras tanto, Ucrania continúa delineando sus condiciones para un eventual acuerdo. Zelenski afirmó que Estados Unidos ofreció garantías de seguridad por 15 años, con posibilidad de prórroga, y volvió a plantear la necesidad de desplegar tropas internacionales como mecanismo de disuasión, una opción que Moscú rechaza de plano.
La nueva propuesta para poner fin a la guerra contempla congelar el frente en las posiciones actuales y deja sin resolución inmediata los reclamos territoriales de Rusia, que controla cerca del 20% del territorio ucraniano. El documento excluye, además, dos exigencias clave del Kremlin: la retirada de las tropas ucranianas del Donbás y el compromiso formal de Kiev de no ingresar en la OTAN.
Zelenski señaló que aún restan definir cuestiones sensibles, como el futuro de la central nuclear de Zaporiyia y el estatus territorial, y sostuvo que cualquier acuerdo deberá ser avalado por Ucrania, Europa, Estados Unidos y Rusia. En Ucrania, sin embargo, el escepticismo persiste entre la población, mientras Moscú asegura que sus fuerzas avanzan en el frente de acuerdo a sus órdenes militares.
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