INTERNACIONAL
75 años de historia

Por unas Naciones Unidas más necesarias que nunca

Es el aniversario de la Organización cuyo objetivo es su voluntad de garantizar la paz y evitar la reedición de un nuevo conflicto a escala planetaria.

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EDIFICIO ONU | EUROPA PRESS

El 24 de octubre 1945, entraba en vigencia la Carta de las Naciones Unidas, adoptada en junio en San Francisco (EE.UU.). La humanidad daba un paso decisivo en su voluntad de garantizar la paz y sancionar a los infractores de los principios básicos del Derecho Internacional, tras los horrores vividos en los dos conflictos mundiales en un lapso de tres décadas.

Hoy, con 193 miembros y 75 años de historia, la ONU sigue en el centro de la escena, recibiendo cuestionamientos sobre los resultados obtenidos frente a los desafíos que se le presentaron. Por ello, ha sido furiosamente criticada por políticos, analistas, sociedad civil y todo aquel que la considera como poco más que un gasto de 3.000 millones de dólares al año.

Sin embargo, cabe plantearse cuáles fueron los objetivos primarios de la Organización desde el inicio. Puede concluirse que el primero de ellos era evitar la reedición de un nuevo conflicto a escala planetaria, que pudiera significar el fin de la especie humana. Cabe recordar que, en los momentos más álgidos de la Guerra Fría, cuando el enfrentamiento entre las dos superpotencias nucleares parecía inminente debido a la instalación de los misiles soviéticos en Cuba (1962), fue su Consejo de Seguridad la caja de resonancia donde se puso blanco sobre negro y, a la postre, terminaría primando la cordura. Es razonable argumentar que el segundo de los objetivos era el de erradicar los conflictos armados de manera definitiva. Sin dudas, este propósito quedó a medio camino. De todos modos, la ONU ha sido un elemento moderador de la violencia en el mundo, sirviendo como intermediario entre los bandos enfrentados para alcanzar la paz. Sin embargo, es innegable que cuando alguna de las principales potencias tiene un interés vital en alguno de ellos, es poco lo que el organismo ha hecho, porque o bien no ha querido, o bien no ha podido. Después de todo, Naciones Unidas no es más que lo que sus miembros desean que sea.

 

En una coyuntura donde muchos de los protagonistas de las relaciones internacionales pugnan por debilitar el multilateralismo, creemos que la solución se encuentra a través de más cooperación y no menos

Pero hay mucho más que la Organización ha hecho: dio el primer paso para generar la protección internacional de los Derechos Humanos a nivel universal, con la creación de la Comisión de Derechos Humanos (1945) y la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948); adoptó la Declaración de la Concesión de la Independencia de los países y pueblos coloniales (1960), certificado de nacimiento del derecho a la autodeterminación de los pueblos; codificó los Principios estructurales del Derecho Internacional en la Declaración de Principios (1970); acompañó los cambios producidos tras la caída del Muro de Berlín a través de la Agenda para la Paz (1996), reafirmó su vocación por establecer una paz justa y duradera, de conformidad con los Principios y Propósitos de la Carta, a través de la Declaración del Milenio (2000); fue la fuerza detrás de las grandes Conferencias Internacionales: (las cuatro Conferencias Mundiales sobre la Mujer; las tres Cumbres sobre la Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible; la Cumbre de la Tierra de Río, 1992, que dio lugar al Convención Marco sobre el Cambio Climático; la Cumbre de Viena sobre Derechos Humanos, en 1993, antecedente directo de la Cumbre de Roma, que terminó con la creación de la Corte Penal Internacional, 1998; la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible, de 2002, en línea con la Cumbre Mundial de 2005, la Cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio y la Cumbre de Desarrollo Sostenible de 2015, donde se aprobara la Agenda 2030 para Desarrollo Sostenible, entre decenas de hitos históricos para la Sociedad Internacional jurídicamente organizada.

Naciones Unidas también está allí donde son desplegados los más de 83 mil efectivos (cabe señalar que el costo total del mantenimiento de la paz de la ONU no alcanza ni al 0.5% del gasto militar global anual), muchas de ellas desplegadas en países en los cuales aún no han cesado los enfrentamientos armados. Y en las 71 misiones creadas desde 1948 hasta el día de hoy, con más de un millón de hombres y mujeres movilizados a escenarios muy hostiles, así como en la memoria de los 3.941 efectivos que han dado su vida en pos de ser guardianes de la paz.

Henry Cabot Lodge, embajador estadounidense ante la Organización en los años cincuenta, dijo: “La ONU no fue creada para que nos llevara al cielo, sino para evitar que fuéramos al infierno”

Queda mucho en el “debe”: la necesaria democratización del Consejo de Seguridad, con una  nueva composición en relación a los miembros permanentes y al derecho de veto, teniendo presente la realidad internacional contemporánea, la despolitización del Consejo de Derechos Humanos, la finalización de los enclaves coloniales, la desaparición de los dobles estándares en los abordajes de las problemáticas comunes, el fortalecimiento del Derecho Internacional y, consecuentemente, una más extendida aceptación de la competencia de la Corte Internacional de Justicia, etc. Pero ello no puede conducirnos a negar todo lo que se encuentra en el “haber”, y la riqueza del camino recorrido.

Es claro que mucho del “ser” ha diluido el “deber ser” que la Comunidad Internacional soñó cuando aún no finalizaba la Segunda Guerra Mundial.

En una coyuntura donde muchos de los protagonistas de las relaciones internacionales pugnan por debilitar el multilateralismo, atacando sus manifestaciones más relevantes (llámense Naciones Unidas, Organización Mundial de la Salud, Organización Mundial del Comercio, Corte Penal Internacional, Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) creemos que la solución más eficiente y efectiva para los desafíos que vive la Comunidad Internacional se encuentra a través de más cooperación y no menos. Y para quienes entienden que es poco lo que ha hecho Naciones Unidas en estos 75 años, basta con imaginarse un mundo sin ellas. Ya lo hemos vivido.

Y por si aún existieran dudas, cabe recordar las palabras de Henry Cabot Lodge, embajador estadounidense ante la Organización en los años cincuenta, quien dijera: “La ONU no fue creada para que nos llevara al cielo, sino para evitar que fuéramos al infierno”.

 

*Director y **Secretario Instituto de Relaciones Internacionales (IRI) Universidad Nacional de La Plata.