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Delphine Boël asegura que es hija legítima del rey belga y pide ADN

Se trata de la artista Delphine Boël. Galería de fotos

Delphine Boël no está dispuesta a ser olvidada.
| AFP

Su historia es conocida desde hace más de una década, pero Delphine Boël no está dispuesta a ser olvidada. Esta artista belga, de 45 años, afirma ser hija nada menos que del rey de Bélgica, Alberto II, y reclama el reconocimiento como tal, pero nunca había llegado tan lejos como ahora. Ante la Justicia belga, solicitó someter a pruebas de ADN al rey con el fin de demostrar su parentesco.

Delphine Boël se presentó ante un tribunal belga para defender esa petición, pero, sabiendo que es imposible que un jefe de Estado pueda ser citado por la Justicia, también solicitó exámenes de ADN a quienes serían sus hermanos, el príncipe heredero Felipe y la princesa Astrid. Excluido queda el príncipe Laurent, de quien muchos aseguran que no es hijo del rey, sino de la reina Paola y un amante italiano.

La solicitud de ADN fue confirmada por el Palacio Real, cuyos voceros, sin embargo, no hablaron del tema por considerarlo “una acción relevante de la vida privada” y porque, además, el asunto está “en manos de la justicia”. Está prevista una audiencia en el tribunal de Bruselas el próximo 25 de junio.

El Palacio real belga confirmó la solicitud de ADN

Sin embargo, según el experto constitucionalista Marc Uyttendaele, entrevistado por la TV belga, es “radicalmente imposible” que Boël pueda citar a su presunto padre a comparecer ante un tribunal debido a la “inviolabilidad” de la figura del monarca, consagrada en la Carta Magna.

Delphine afirma sentirse muy dolida por la negativa del rey a reconocerla como hija: “Todo niño tiene derecho a un padre y a ser reconocido por él. Aunque mi padre fuera un criminal me gustaría que me reconociera. Ya seas Rey o guardabosques eres responsable del hijo que has engendrado. No puedes defraudarle. Y eso es precisamente lo que ha hecho mi padre”.

Su historia tiene todos los ingredientes para una telenovela mexicana. Su existencia fue revelada en 1999 por el periodista belga Mario Danneels quien afirma que Delphine nació en 1968 fruto de un apasionado romance del rey con la baronesa belga Sybille de Selys-Longchamps, esposa de un empresario. 

Alberto II nunca admitió que Delphine sea su hija, pero en un discurso televisado reconoció implícitamente su paternidad y habló de la “crisis” que sufrió su relación con la reina Paola en los años 60 y de “errores del pasado”. 

Alberto y Paola estuvieron a punto de divorciarse ante los reiterados y muy transparentes romances extramatrimoniales (de ambos) mientras las revistas publicaban fotos de Paola en una playa italiana con el Conde de Munt y el cantante Adamo -otro amante- le componía una canción -«Dolce Paola»- con una letra que irritó al pueblo belga.

En 2008, Delphine publicó una autobiografía titulada “Delphine. Cortar el cordón umbilical” en la que habla de la relación que su madre mantuvo con el príncipe. Cuenta además, que en 1969, tres años después de haber comenzado esa relación extramatrimonial, Alberto quiso divorciarse de princesa Paola, algo que su hermano (el entonces rey Balduino) y el Gobierno belga consideraron inaceptable.

El príncipe Alberto “venía seguido a casa y yo lo quería mucho”, cuenta Delphine, que por entonces ignoraba que se trataba de su padre. El amorío culminó en 1984, tras 16 años, y en 1986 la baronesa confesó a Delphine que su padre era el Alberto.

Delphine relata que “a través de terceras personas se me sugirió que lo mejor es que desapareciera. Me había convertido en un obstáculo para ellos”. Cuenta además que, estando enferma su madre, Delphine llamó por teléfono al rey, quien le habría respondido: “No me vuelvas a llamar nunca más. No quiero volver a oír nada más de este asunto. Además, ¡tú no eres mi hija!”.

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(*) Especial para Perfil.com