El presidente Vladimir Putin habló el viernes con su “querido amigo” Xi Jinping, en medio de señales de la impaciencia de Beijing por el impacto político y económico más amplio de la invasión rusa a Ucrania y elogió la cooperación entre ambos países, que debería ser más estrecha en el campo militar, aseguró.
La videollamada de ayer fue el primer contacto entre ambos líderes desde que se reunieron en persona en Uzbekistán, en septiembre, y evidenció una vez más la creciente dependencia de Moscú de Beijing y de Xi Jinping, que también le dedicó un “querido amigo” al presidente ruso en la primera parte del diálogo, que fue televisado.
Putin expresó su deseo de reforzar la cooperación militar con China y elogió la resistencia de Moscú y Beijing a las “presiones” occidentales. “En un contexto de presiones y provocaciones sin precedentes por parte de Occidente, defendemos nuestras posiciones de principios”, declaró.
Según el presidente ruso, “la coordinación entre ambos países en la escena internacional está al servicio de la creación de un orden mundial justo, basado en el derecho internacional”. Y “la cooperación militar y técnica, que contribuye a la seguridad de nuestros países y al mantenimiento de la estabilidad en regiones claves, ocupa un lugar especial” en la relación. Putin anunció además que desea “reforzar la cooperación entre las fuerzas armadas de Rusia y China”.
El líder del Kremlin también anunció que Xi vendrá “en la primavera” de 2023 a Rusia para una “visita de Estado”, que será la primera desde el inicio de la pandemia de covid-19.
Por su parte, Xi agradeció a Putin por enviar un mensaje de felicitación después del congreso del gobernante Partido Comunista de China en octubre, que le otorgó un tercer mandato en el poder, lo que desafía los precedentes. China está lista para expandir la “asociación estratégica”, dijo.
“Estamos dispuestos a reforzar la cooperación estratégica con Rusia, a darnos posibilidades de desarrollo el uno al otro, de ser socios globales por el bien de los pueblos de nuestros países y en el interés de la estabilidad del mundo entero”, aseguró el líder del gigante asiático.
La televisión estatal china se mostró entusiasmada por el encuentro: “China está lista para trabajar con Rusia y todas las fuerzas progresistas del mundo para oponerse al unilateralismo, el proteccionismo y la intimidación”, afirmó.
Límites. Rusia y China iniciaron el año con una declaración conjunta de amistad “sin límites” en una cumbre de febrero en vísperas de los Juegos Olímpicos de Invierno en Beijing, ya que ambos buscaban desafiar a Estados Unidos y presionar por un mundo multipolar. La invasión de Putin a Ucrania semanas después llevó al embajador de China en Estados Unidos, Qin Gang, al que Xi acaba de designar canciller, a aclarar que efectivamente la relación tenía límites.
Beijing se ha negado a condenar públicamente la guerra y, en cambio, ha acusado a Washington de provocar a Rusia al presionar para expandir la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) hacia el Este.
Pero ante la extensión del conflicto, que Moscú evidentemente había previsto mucho más breve, Xi ha tomado medidas para distanciarse de Putin. China firmó un comunicado en la cumbre del Grupo de los 20 del mes pasado en Bali que decía que “la mayoría de los miembros condenaron enérgicamente la guerra en Ucrania”. Y una cumbre entre Xi y el presidente estadounidense, Joe Biden, en el G20 también ayudó a aliviar tensiones entre las dos potencias más grandes del mundo. En ella, ambos criticaron conjuntamente al Kremlin por hablar de una guerra nuclear sobre Ucrania.
Dependencia. Debido a que su economía se ha visto golpeada por sanciones sin precedentes de Estados Unidos, Europa y sus aliados, Rusia recurre cada vez más a China para importar y como comprador de petróleo redirigido fuera de los mercados europeos.
Las importaciones mundiales rusas disminuirán este año en torno a un 19% en comparación con 2021 y las exportaciones totales caerán casi un 16%, según el FMI. En contraste, las exportaciones de Rusia a China aumentaron un 23% en los primeros nueve meses de 2022, en comparación con el mismo período del año anterior.
Beijing hasta ahora ha retenido apoyo material para el esfuerzo de guerra de Moscú, consciente del riesgo de sanciones secundarias y diciendo que la crisis debe resolverse a través del diálogo. En junio, Moscú y Beijing dieron relatos alternativos de otro diálogo que mantuvieron Putin y Xi. La versión del Kremlin insinuaba que el presidente chino apoyó la justificación de Putin para invadir Ucrania, la lectura de Beijing enfatizó la promoción de Xi de “la paz mundial y la estabilidad del orden económico global” y omitió cualquier referencia a la cooperación técnico-militar.
En su reunión cara a cara en septiembre, Putin le dijo a Xi que entendía las “preguntas y preocupaciones” de Beijing sobre su invasión, una admisión inusual de tensiones entre ellos. En las semanas siguientes, funcionarios y diplomáticos chinos, incluido el propio Xi, expresaron su oposición al uso de armas nucleares en Ucrania, una postura que marca los límites de China, sin abandonar a Rusia por completo.
Aun así, Xi necesita el apoyo de Putin en los reclamos de China sobre Taiwán, así como en otros asuntos en los que Beijing choca con Washington y Europa.
En su reunión de septiembre, Putin elogió lo que él llama la posición “equilibrada” de Xi sobre la Guerra de Ucrania, al tiempo que también reiteró el apoyo de Moscú al reclamo de Beijing sobre Taiwán como parte de su política de “una sola China”.
La llamada entre Putin y Xi se produjo después de que el líder chino conoció al expresidente ruso Dmitri Medvedev en Beijing la semana pasada. Xi dijo entonces que China quería sostener conversaciones sobre Ucrania y ha estado “promoviendo activamente la paz”.
Nuevo canciller chino
AFP
El embajador de China en Estados Unidos, Qin Gang, considerado como un diplomático que no esconde sus palabras contra Occidente, fue nombrado ayer ministro de Asuntos Exteriores, informó la televisión estatal. Qin reemplazó a Wang Yi, rostro de la diplomacia china desde 2013.
De 56 años, Qin Gang estaba destinado en Washington desde 2021, con la tarea de volver a poner “en marcha” la relación bilateral con Estados Unidos. Nativo de Tianjin, en el norte de China, se forjó una reputación de “lobo combatiente”, apodo dado a los diplomáticos chinos que responden con vehemencia a un Occidente percibido como sistemáticamente hostil a Beijing.
Qin, al que le gusta llevar una chaqueta con cuello Mao, fue durante varios años uno de los portavoces del Ministerio de Asuntos Exteriores chino y trabajó junto al presidente Xi Jinping como jefe de Protocolo antes de 2018. Qin Gang también ocupó el cargo de viceministro de Asuntos Exteriores entre 2018 y 2021.
Allí se encargaba de Europa y de la información, defendiendo su visión de una China que no tendría lecciones que recibir de Occidente, del que fue víctima durante las guerras del opio del siglo XIX, según él.