Después de varios cruces, chicanas y desencuentros, Estados Unidos y Ucrania lograron firmar el acuerdo sobre minerales que prevé inversiones estadounidenses para la explotación de tierras raras y otros minerales.
El pacto dejó conforme a ambas partes y representa un giro del presidente estadounidense, Donald Trump, quien así da un fuerte respaldo al gobierno de Volodimir Zelenski en medio de las tibias negociaciones con Rusia para detener la guerra.
El acuerdo incluye 57 tipos de recursos, incluidos petróleo y gas. Las ganancias del fondo serán invertidas exclusivamente en Ucrania, que no deberá pagar ninguna “deuda” por los miles de millones de financiamiento que recibió de Estados Unidos desde la invasión rusa.
En caso de que Washington envíe nueva ayuda militar, será contada como una contribución al fondo, indica el acuerdo. Ucrania afirma que conservará el control absoluto de su subsuelo, infraestructura y recursos.
El pacto financiará exclusivamente proyectos mineros, petroleros y gasíferos, así como la infraestructura y el procesamiento en Ucrania durante los primeros diez años, después de lo cual las ganancias “podrían distribuirse entre los socios”, dice Kiev.
Los recursos de Ucrania. El país tiene cerca del 5% de los recursos minerales y de tierras raras mundiales, según varias estimaciones. Gran parte está sin explotar y muchos yacimientos están en territorios que ahora controla Rusia.
Tierras raras engloba 17 elementos químicamente similares, que actualmente se utilizan en los productos tecnológicos e industriales. Son fundamentales en la fabricación de celulares, computadoras y equipos médicos.
También posee cerca del 20% del grafito en el mundo, un material esencial para producir baterías eléctricas. Y es uno de los mayores productores de manganeso y titanio. Y cuenta con uno de los mayores depósitos de litio en Europa, sin explotar.
El gobierno de Donald Trump tiene un gran interés en controlar la producción de tierras raras y otros minerales esenciales en virtud de la competencia con China. El gigante asiático domina actualmente la oferta mundial y Estados Unidos pretende romper esa dependencia.