Los miembros de la OTAN, para cuya sesión viajó a Europa el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reforzarán de inmediato su estrategia militar en Europa del Este y planean nuevas acciones debido a la invasión de Rusia en Ucrania.
Tras la reunión de emergencia de los 30 miembros de la alianza, de la cual participó en forma virtual el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, Biden dejó entrever que habrá cuatro nuevos frentes de batalla: Eslovaquia, Rumania, Bulgaria y Hungría.
La otra decisión importante y, por cierto, no menor: Estados Unidos suministrará este año a la Unión Europea 37.000 millones de metros cúbicos de gas natural licuado, lo que supone un 68 por ciento más que en 2021, cuando envió 22.000 millones. El salto procura reducir en forma significativa la dependencia europea del gas ruso.
Se trata de una fuerte intención de defensa colectiva, pero no incluye a Ucrania por no ser miembro de la OTAN. Fortalece de ese modo su propio territorio sin fijar, como pretende Zelensky, una zona de exclusión aérea en Ucrania mientras Vladimir Putin se ceba con la población civil.
La alternativa de la zona de exclusión aérea
Una zona de exclusión aérea, discutida por la OTAN, contemplaría patrullar los cielos de Ucrania y evitar por la fuerza que Rusia empleara su aviación en la guerra. Una iniciativa descartada por la posibilidad de una escalada que entrañe una tercera guerra mundial.
Las zonas de exclusión aérea se han aplicado en algunos de los conflictos sucedidos en los últimos 30 años con resultados que no siempre respondieron a la estrategia original.
Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia declararon la creación de dos zonas de exclusión aérea en Irak, amparándose en la resolución 688 de la ONU del 5 de abril de 1991. Condenaba los ataques a los civiles y llamaba a su cese, pero el texto de la ONU no hacía ninguna referencia expresa a desplegar aviones de combate.
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En la primera guerra contra Irak resultó eficaz. En Bosnia fracasó por el derribo de de cuatro cazabombarderos norteamericanos. Fue un fiasco con la masacre de 8.000 civiles en Srebrenica.
Un mes después de la invasión militar rusa a Ucrania, casi la mitad de los norteamericanos, el 47 por ciento, aprueba una réplica de Estados Unidos, según el Centro de Investigación Pew. El 39 por ciento está en contra y 13 por ciento no está seguro. El apoyo dista de la reacción inicial, signada por la frustración tras el retiro de las tropas de Afganistán.
Siete de cada diez norteamericanos están a favor de recibir a miles de ucranianos en Estados Unidos. Biden anunció que su país recibirá a 100.000 y que otorgará 320 millones de dólares para la defensa de la democracia y de los derechos humanos en Ucrania y los países vecinos.