El presidente Pedro Sánchez no tiene apuro. A tres semanas de las elecciones europeas, autonómicas y municipales, en las que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) tiene altas chances de repetir la victoria del pasado 28 de abril, el jefe de Gobierno avanza lentamente en las negociaciones para conformar gobierno. Con ese objetivo, citó para la semana que viene a Pablo Casado, del Partido Popular (PP), Albert Rivera, de Ciudadanos, y Pablo Iglesias, de Unidas Podemos, en el Palacio de la Moncloa. Además, envió señales a empresarios de que él marcará el tempo político en los próximos meses. El destinatario implícito de ese gesto fue Iglesias, al que bajó el precio, ofreciéndole un pacto en el Parlamento, pero no un gobierno de coalición.
José Ignacio Torreblanca, director de la oficina en Madrid del European Council on Foreign Relations (ECFR), confió a PERFIL que esa es “la coalición más previsible, ya sea con apoyos directos o indirectos”. “La estabilidad ahora va a ser el PSOE con Podemos. Sin dudas sería más estable un gobierno del PSOE más Ciudadanos, pero eso no es creíble porque Ciudadanos necesita rematar la faena con el PP y arrebatarle poder en las capitales y en las regiones”, afirmó.
—¿Por qué ganó Sánchez?
—Sánchez ganó fundamentalmente por la división de las derechas en tres partidos. Los dos bloques están bastante estables en porcentaje de votos respecto a la última elección. Sánchez ha ganado porque ha vaciado de votos a Podemos y porque tuvo enfrente una derecha dividida que se ha perjudicado y que a pesar de sumar 43%, ha conseguido muchos menos escaños que el PSOE por el embudo de la ley electoral en provincias pequeñas. El presidente supo movilizar al voto de izquierdas, cuyo principal enemigo era la abstención, como pasó en Andalucía, y la llamada a conjurar el peligro de la extrema derecha le ha beneficiado muchísimo.
—¿Hasta qué punto necesita el apoyo de los independentistas para formar gobierno?
—Lo que necesita por lo menos es que no voten en contra, lo cual supone una mejora sustantiva respecto al pasado, cuando necesitaba que votaran a favor, como sucedió en la moción de censura. Si consigue una investidura simplemente con la abstención de los independentistas, podrá decir que no les debe nada o que no les debe mucho, e irá negociando caso a caso las leyes. Con esta configuración del Congreso, cada vez que los independentistas voten no, lo harán con el Partido Popular, Ciudadanos y Vox, con lo cual para ellos también será bastante difícil. Sánchez sigue necesitando a los independentistas y veremos qué le demandan y cuánto quiere él ceder, pero es menos débil de lo que era en el pasado.
Puigdemont en la Corte
El Tribunal Supremo (TS) español tendrá que decidir si el ex presidente de Cataluña Carles Puigdemont y otros dos independentistas catalanes que huyeron de la Justicia pueden presentarse a las elecciones europeas del 26 de mayo próximo.
La Junta Electoral Central (JEC) decidió el lunes pasado por mayoría de sus miembros excluir a Puigdemont y sus antiguos colaboradores Antoni Comín y Clara Ponsatí porque su candidatura era una “burla” a la ley al pretender concurrir a los comicios pese a estar huidos, e incumplían la normativa electoral al no ser residentes en las localidades españolas donde están empadronados.
La Fiscalía, sin embargo, pidió que se estime la apelación que habían presentado los tres políticos. El juzgado resolvió ayer trasladar al TS la decisión final sobre la legalidad de las candidaturas de Puigdemont y los otros independentistas fugados.