El drama sanitario es considerado por muchos actualmente como una de las principales emergencias de Venezuela después de la falta de alimentos, en un país castigado por una crisis económica y de abastecimiento sin precedentes, y la mayor inflación del mundo. Las cifras extraoficiales, aseguran que falta el 85% de los medicamentos y el 53% de los quirófanos del país no funciona.
Hoy, pocos días antes de las elecciones en la que el presidente Nicolás Maduro aspira a ser reelegido para otro mandato de seis años, en el hospital J. M. de los Ríos, de Caracas, se pueden ver pasillos a oscuras y con filtraciones de agua, y habitaciones sin ventanas por obras de remodelación paralizadas.
“La situación del J. M. de los Ríos es dramática”, confirmó el doctor Hunaides Urbina, que trabajó 30 años en el hospital y fue su director en dos ocasiones, por última vez entre 2012 y 2013. "De los equipos de rayos X no funciona ninguno, se está trabajando desde 2013 con un equipo de rayos X portátil", dice Urbina a la agencia dpa. "También tenemos déficit del 85 por ciento de medicamentos de todo tipo".
Y la situación del centro es mejor que la de muchos otros hospitales venezolanos, considera Julio Castro, un infectólogo miembro de la ONG Médicos por la Salud, que elabora desde hace cuatro años una encuesta nacional de hospitales para intentar reflejar la crisis. "A medida que te alejas de Caracas, peor", resume Castro y presenta luego algunas de las cifras de la última encuesta de la ONG, elaborada con datos de más de 130 hospitales del país.
"El 79 por ciento de los hospitales no tienen agua en la tubería todo el tiempo. El 53 por ciento de las salas operatorias en el país no funciona", cita Castro, que traza un panorama sombrío de la crisis sanitaria. "En este momento tenemos, que sepamos, tres epidemias activas en el país: malaria, sarampión y difteria", agrega el médico. "Este año vamos a llegar a un millón de casos de malaria", dice. Como comparación, asegura que Venezuela llegó a registrar sólo unos 2.000 casos de malaria anuales a finales de los años 80.
El Gobierno de Nicolás Maduro no publica desde hace dos años su informe anual sobre la situación de la salud. En mayo de 2017, el Ministerio de Salud publicó inesperadamente el boletín epidemiológico tras casi dos años sin hacerlo y disparó las alarmas por datos como el aumento del 30 por ciento de la mortalidad infantil y el 66 por ciento de la mortalidad materna. La ministra Antonieta Caporale dejó el cargo pocos días después.
Los detractores de Maduro aseguran que su gobierno ignora públicamente la crisis sanitaria mientras que actual ministro de Salud, Luis López, se limita defender los programas de atención médica en zonas pobres creados por el fallecido Hugo Chávez. La organización Codevida, por otro lado, presenta sus propias cifras para denunciar el abandono de muchos venezolanos que padecen enfermedades crónicas por la falta de remedios.
"Desde el año pasado hay una ausencia absoluta por parte del Gobierno", dice el presidente de Codevida, Francisco Valencia, sobre la situación de pacientes de cáncer o hemofilia, o personas que necesitan cuidados permanentes tras ser sometidos a transplantes. "Más 88.000 personas con VIH no tienen antirretrovirales", asegura Valencia. "Para el Gobierno es como si no existiera", reclama el activista Castro respecto a la crisis.
La ONG Médicos por la Salud está conformada por facultativos que cooperan aportando los datos de los lugares donde trabajan por todo el país. "Yo debería estar investigando sobre la vacuna contra el dengue y estamos contando muertos en los hospitales", se queja Castro. Otra de las cifras de la ONG señala que 60 por ciento de los médicos graduados en Venezuela en los últimos diez años ha dejado el país en la ola migratoria de los últimos tiempos.
"Hay un déficit a nivel nacional de médicos de diferentes especialidades", lo secunda Hunaides Urbina, que sigue visitando el hospital J.M. de los Ríos tras una jubilación forzosa que atribuye a sus críticas por la situación sanitaria. En el hospital infantil, asegura, sólo operan actualmente 120 de las 420 camas que llegó a tener disponibles. "A todo esto se le suma que además hay una inseguridad terrible en los hospitales. Asaltan. Entran los familiares con armas de fuego y después en un momento de angustias las accionan", denuncia.