INTERNACIONAL
LOS EXTREMISTAS BUSCAN EL PODER

Talibanes al poder en Afganistán: tomaron el control de Kabul tras la fuga del presidente

Los extremistas "ganaron", declaró el presidente Ashraf Ghani, asegurando que abandonó el país para evitar un "baño de sangre". "Innumerables patriotas habrían sido martirizados y Kabul destruida" si se hubiera quedado, dijo.

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La ofensiva militar talibán en Afganistán ingresó en la capital, Kabul, donde los residentes informaron disparos y combates. | AFP

Los talibanes entraron este domingo (15 de agosto) a Kabul, capital de Afganistán, y proclamaron su "victoria" desde el palacio de gobierno, horas después que el presidente Ashraf Ghani huyera al extranjero en el dramático epilogo de 20 años de intervención militar extranjera y una ofensiva relámpago insurgente de tres meses.

"Los talibanes ganaron", declaró Ghani en Facebook, asegurando que abandonó el país para evitar un "baño de sangre", pues "innumerables patriotas habrían sido martirizados y Kabul destruida" si se hubiera quedado. "Unidades militares del Emirato Islámico de Afganistán entraron en la ciudad de Kabul para garantizar la seguridad", tuiteó el portavoz de los insurgentes Zabihullah Mujahid. "Su avance continúa con normalidad", añadió.

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Los talibanes, que entraron este domingo en la capital afgana, Kabul, al tiempo que el presidente Ashraf Ghani abandonó el país, gobernaron entre 1996 y 2001 imponiendo una rigurosa interpretación de la Sharia (ley islámica).

Una "transferencia pacífica del poder" a un gobierno de transición se llevará a cabo en Afganistán, donde los talibanes están tomando el control del país, afirmó el ministro afgano del Interior, Abdul Sattar Mirzakwal. "Los afganos no deben preocuparse (...) No habrá un ataque contra la ciudad" de Kabul dijo Mirzakwal en un video. "Habrá una transferencia pacífica del poder hacia un gobierno de transición", agregó.

En 10 días, el movimiento islamista radical, que había comenzado una ofensiva en mayo aprovechando el inicio de la retirada de las tropas estadounidenses y extranjeras, tomó el control de casi todo el país. Ahora, los insurgentes están a las puertas del poder, veinte años después de haber sido expulsados por una coalición liderada por Washington, a raíz de su negativa a entregar a Osama bin Laden, líder de Al Qaida, tras los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos.

Se apoderaron de un formidable arsenal financiado por EE.UU.

La derrota es total tanto para el gobierno como para las fuerzas de seguridad afganas, a las que Estados Unidos ha estado financiando durante viente años con decenas de miles de millones de dólares. Poco antes del anuncio de los talibanes, el ex vicepresidente Abdullah Abdullah fue el primero en anunciar que Ghani había "dejado" su país, tras siete años en el poder, sin precisar adónde se había ido.

Que Ghani dejara el cargo sin paradero revelado era uno de los pedidos clave de los talibanes en los diálogos de paz con el gobierno afgano, aunque el mandatario había optado por aferrarse al cargo hasta ahora. Los talibanes dijeron que esperaban tener un traspaso pacífico del poder "en los próximos días" y también prometieron que no buscaban vengarse de nadie, tampoco de los militares o funcionarios que trabajaron para el actual gobierno.

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Actualmente, los talibanes están dirigidos por Haibatullah Akhundzada y el mulá Abdul Ghani Baradar, cofundador del movimiento, encabeza el ala política. 

Los talibanes impusieron una versión estricta del islam cuando gobernaron Afganistán de 1996 a 2001. Las mujeres no podían trabajar ni salir sin estar acompañadas por un hombre, y se prohibía a las jóvenes y niñas ir a la escuelas. A los ladrones se les cortaba las manos, los asesinos eran ejecutados públicamente y los homosexuales eran liquidados. 

Si bien hoy los talibanes tratan de dar una imagen más moderada y prometieron que si volvían al poder respetarían los derechos humanos, en especial los de las mujeres, aunque de acuerdo con los "valores islámicos", según la BBC, las zonas tomadas en los últimos días muestran que a las mujeres ya no se les permite salir de casa sin pareja masculina y que a algunos trabajadores se les ha dicho que su empleo ahora lo llevarán a cabo los hombres. También se ha ordenado a las mujeres de estas zonas que usen burka.

Estados Unidos comienza a poner fin a la guerra más larga de su historia: Afganistán

La reacción internacional

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Cuando estuvieron en el poder, los talibanes impusieron una estricta ley islámica que prohibía los juegos, la música, las fotografías y la televisión. Negó a las mujeres el derecho de trabajar y las escuelas para niñas fueron cerradas.

El presidente estadounidense, Joe Biden, defendió su decisión de poner fin a 20 años de guerra, la más larga que haya conocido Estados Unidos. "Soy el cuarto presidente que gobierna con una presencia militar estadounidense en Afganistán [...] No quiero y no lo haré, transmitir esta guerra a un quinto", declaró el domingo. 

El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, anunció que ya empezó la evacuación de diplomáticos estadounidenses y de civiles afganos que en el pasado cooperaron con Estados Unidos y que pudieran temer por su vida. La operación concierne a unas 30.000 personas y para ella se desplegaron 5.000 soldados estadounidenses en el aeropuerto de Kabul. 

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, indicó que la alianza estaba ayudando a garantizar la seguridad y el funcionamiento del aeropuerto, adonde afluyen occidentales y afganos para huir del país. El primer ministro británico, Boris Johnson, instó por su parte a los occidentales a adoptar "una posición común" frente a los talibanes "para evitar que Afganistán vuelva a convertirse en un terreno fértil para el terrorismo.

"Valores islámicos"

Este domingo, el pánico se fue apoderando lentamente de Kabul, donde los comercios cerraron y y miles de policías y otros miembros de las fuerzas de seguridad abandonaron sus puestos y sus uniformes. En la mayoría de los bancos se pudo ver una gran aglomeración, con gente que buscaba retirar su dinero mientras quedara tiempo. En las redes sociales, se publicaron videos en los que aparecen grupos de combatientes talibanes fuertemente armados patrullando por las grandes ciudades, con banderas blancas y saludando a la población.

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El territorio de los talibanes se convirtió en un santuario para los yihadistas de todo el mundo, que llegaban hasta allí para entrenarse, en particular los de Al Qaida. 

Quiénes son los dirigentes talibanes

El funcionamiento interno y el liderazgo del movimiento talibán, que este domingo se apoderó del palacio presidencial, en Kabul, están envueltos en un halo de misterio, como cuando gobernó el país asiático entre 1996 y 2001. Estos son los principales líderes de este grupo islamista radical:

Haibatullah Akhundzada, el líder supremo: fue nombrado jefe de los talibanes en mayo de 2016 durante una rápida transición de poder, días después de la muerte de su predecesor, Mansur, liquidado por un ataque de un dron estadounidense en Pakistán. Antes de su designación, se conocía poco de Akhundzada, hasta entonces más centrado en cuestiones judiciales y religiosas que en el arte militar.

Aunque este erudito gozó de gran influencia en el seno de la insurgencia, de la que lideró el sistema judicial, algunos analistas creían que su papel al frente del movimiento sería más simbólico que operativo. Hijo de un teólogo, originario de Kandahar, el corazón del país pastún en el sur de Afganistán y cuna de los talibanes, Akhundzada obtuvo rápidamente una promesa de lealtad de Ayman al-Zawahiri, el líder de Al Qaeda, quien lo nombró "emir de los creyentes", denominación que le permitió afianzar su credibilidad en el mundo yihadista. 

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Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, perpetrados por Al Qaida, Washington y sus aliados de la OTAN lanzaron una amplia operación militar en el país el 7 de octubre de ese mismo año, después de que el régimen talibán se negara a entregar a Bin Laden. 

Akhundzada tenía la delicada misión de unificar a los talibanes, fracturados por una violenta lucha por el poder tras la muerte de Mansur y la revelación de que habían ocultado durante años la muerte del fundador del movimiento, el mulá Omar. El insurgente logró mantener unido al grupo y continuó siendo bastante discreto, limitándose a transmitir mensajes anuales raros en los días festivos islámicos.

El mulá Abdul Ghani Baradar, cofundador: nacido en la provincia de Uruzgan (sur) y educado en  Kandahar, es el cofundador de los talibanes junto con el mulá Omar, fallecido en 2013, pero cuya muerte fue ocultada durante dos años. Como muchos afganos, su vida se moldeó con la invasión soviética en 1979, que lo convirtió en muyahidín, un combatiente islámico fundamentalista, y se cree que luchó junto con el mulá Omar.

En 2001, tras la intervención estadounidense y la caída del régimen talibán, se decía que formaba parte de un pequeño grupo de insurgentes dispuestos a un acuerdo en el que reconocían la administración de Kabul. Pero esta iniciativa resultó infructuosa. Abdul Ghani Baradar era el jefe militar de los talibanes cuando fue arrestado en 2010 en Karachi, en Pakistán. Fue liberado en 2018 especialmente por la presión de Washington.

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El 8 de julio de 2021, el presidente estadounidense Joe Biden declara que la retirada de sus fuerzas, que comenzó en mayo, se "completará el 31 de agosto". Cinco semanas después, los talibanes entran en la capital, Kabul, y el presidente Ashraf Ghani, que había abandonado el país, admite que los insurgentes "ganaron".

Escuchado y respetado por las distintas facciones talibanes, fue nombrado jefe de su oficina política, ubicada en Qatar, desde donde llevó las negociaciones con los estadounidenses, que condujeron a la retirada de las fuerzas extranjeras de Afganistán

Sirajuddin Haqqani, el jefe de la red Haqqani: hijo de un célebre comandante de la yihad antisoviética, Jalaluddin Haqqani, Sirajuddin es a la vez el número dos de los talibanes y el jefe de la red Haqqani. Esta red, fundada por su padre, está clasificada como terrorista por Washington, que siempre la consideró como la facción combatiente más peligrosa ante las tropas estadounidenses y de la OTAN en los últimos dos decenios en Afganistán.

También está acusado de haber asesinado a algunos altos responsables afganos y de haber retenido como rehenes a occidentales para obtener un rescate o mantenerlos como prisioneros como el militar estadounidense Bowe Bergdahl, liberado en 2014 a cambio de cinco detenidos afganos de la cárcel de Guantánamo. Conocidos por su independencia, sus habilidades de lucha y sus fructíferos asuntos, se cree que los Haqqani están a cargo de las operaciones de los talibanes en las áreas montañosas del este de Afganistán y que tendrían una gran influencia en las decisiones del movimiento.

El mulá Yaqub, el heredero: hijo del mulá Omar, es el jefe de la poderosa comisión militar de los talibanes, que decide las orientaciones estratégicas en la guerra contra el Ejecutivo afgano. Su ascendencia y sus vínculos con su padre, a quien adora como jefe de los talibanes, lo convirtieron en una figura unificadora dentro de un amplio y diverso movimiento. Las especulaciones sobre su papel exacto en la insurgencia son persistentes. Algunos analistas creen que su nombramiento al frente de esta comisión en 2020 fue sólo simbólico.

ds