La Justicia de Francia absolvió este lunes 17 de abril al fabricante europeo Airbus y a la compañía aérea Air France por el accidente del vuelo AF447 Río-París ocurrido el 1 de junio de 2009, en el cual murieron 228 personas luego de que la aeronave se estrellara sobre el océano Atlántico.
Como consecuencia del trágico episodio, ambas empresas fueron juzgadas por homicidios involuntarios. Sin embargo, casi 14 años después de la catástrofe, los fiscales determinaron que no se pudo demostrar la culpabilidad formal y el tribunal de París absolvió a las dos compañías argumentando que "no se pudo demostrar ningún vínculo causal seguro".
Apenas se dictó la sentencia en el juicio público por el accidente, los familiares de las víctimas presentes en la corte rompieron en llanto, ya que fue una decisión devastadora luego más de 13 años luchando por llevar el caso a juicio y obtener justicia.
En contra de todas las expectativas de las familias de los fallecidos, el tribunal conformado por tres jueces concluyó que no había pruebas suficientes de una conexión directa entre las decisiones de la empresa y el accidente, dado que la investigación señaló que fueron varios los factores que derivaron en la tragedia aérea.
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Inclusive la fiscalía del Estado pidió la absolución de las compañías y remarcó que no existían suficientes pruebas de infracciones penales para condenarlas. Tras dos meses de juicio y ante tales resultados, los familiares de las víctimas resultaron fuertemente decepcionados e indignados.
Por su parte, la fiscalía y los abogados de Airbus cargaron la mayor parte de la responsabilidad sobre los pilotos, quienes fallecieron en el accidente. Mientras que la aerolínea Air France manifestó que nunca será posible determinar la causa del impacto con exactitud.
Accidente e investigación
Fue el 1 de junio de 2009 cuando el vuelo AF447, que volaba desde Río de Janeiro a París, desapareció de los radares horas después del despegue mientras atravesaba una tormenta. Momento después, la aeronave se estrelló en plena noche sobre el océano Atlántico, provocando la muerte de los 216 pasajeros y los 12 tripulantes que iban a bordo.
En la aeronave accidentada, un A330 con matrícula F-GZCP, viajaban 61 franceses, 58 brasileños, 28 alemanes, 9 italianos, 2 españoles y un argentino, entre muchas otras personas ya que había pasajeros de 33 nacionalidades diferentes.
Cabe mencionar que los primeros restos de la aeronave y los cuerpos de la víctima fueron encontrados los días posteriores al accidente, aunque la totalidad del aparato no fue hallada hasta dos años después de lo ocurrido, a 3900 metros de profundidad.
Al respecto de la tragedia, las cajas negras del avión confirmaron que los pilotos fueron incapaces de frenar la caída de la aeronave tras verse desorientados por una falla en las sondas de velocidad Pitot que se produjo en menos de cinco minutos.
Casi 14 años después, del 10 de octubre al 8 de diciembre del 2022 tuvo lugar el juicio por el caso: la fiscalía solicitó la absolución de ambas empresas al igual que sus representantes, quienes argumentaron que estas no cometieron ningún tipo de falta penal.
Los letrados que representaron a las compañías explicaron que la absolución se trató de una "decisión humanamente difícil pero técnica y jurídicamente justificada". De haber sido condenadas, tanto Airbus como Air France hubieran enfrentado multas de hasta 219.000 dólares cada una.
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No obstante, la corte no identificó infracciones penales por parte de las compañías, aunque los jueces señalaron que ambas tenían responsabilidad civil sobre lo sucedido y deberían compensar a las familias de las víctimas, sin especificar una cifra concreta.
Investigaciones realizadas durante el proceso demostraron que en meses anterior al accidente habían aumentado los incidentes de sondas similares a las que provocaron la tragedia. Motivo por el que luego estas fueron reemplazadas en todo el mundo, al mismo tiempo que se realizaron modificaciones técnicas y se reforzó la preparación de la tripulación.
AS/ff
