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MURIÓ LA REINA ISABEL II

Tras la muerte de la reina Isabel II, ¿se viene el fin o el renacimiento de la monarquía británica?

Muchos apodaron a la fallecida monarca como "Isabel la Grande". Otros, que apoyan el movimiento republicano, quieren que sea "Isabel la Última", apoyados en la escasa popularidad del nuevo rey, Carlos.

reina Isabel
La reina Isabel II en junio de 2022 con sus herederos, Carlos y Camilla. | TWITTER / THE ROYAL FAMILY

¿Fue Isabel II, "la última" monarca británica? Aunque el deterioro de la salud de la reina y su fallecimiento aumentan la esperanza de un cambio de sistema entre los republicanos, los especialistas consideran que la monarquía británica tiene muchas posibilidades de sobrevivir, siempre que el nuevo rey y la familia real logren "reinventarse".

Graham Smith, director del movimiento Republic, que milita por poder reemplazar la monarquía por una república presidencialista, admitía que no aún llegó el momento: "No hay ninguna expectativa de que la monarquía sea abolida mientras la reina esté en el trono" porque gozaba de un fuerte "apoyo popular".

Murió la reina Isabel II: “El puente de Londres ha caído”

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Considerada un símbolo del Reino Unido y apodada por muchos como "Isabel la Grande", la reina que subió al trono en 1952 fue omnipresente para varias generaciones de británicos y cimiento de una monarquía firme pese a ser sacudida por varios escándalos provocados por su familia.

La cuestión es si realmente el príncipe Carlos, mucho menos popular que la reina Isabel II, será capaz de mantener el prestigio y la aceptación popular de la monarquía.

En una encuesta del Instituto YouGov publicada en mayo de 2022, quedó demostrado que Isabel II, a sus 96 años, era la figura de la familia real más popular entre los británicos, con una aprobación de un 80% de los súbditos, contra el 12% de opiniones negativas.

Detrás de la reina se consolidaba su nieto Guillermo, duque de Cambridge, visto positivamente por un 70% de los encuestados, y considerado un potencial buen rey. En tercer lugar aparece el sucesor en el trono, el príncipe Carlos, con un 57% de aprobación popular.

Según otra encuesta del think tank British Future, el 58% de los británicos apoya la monarquía, mientras que el 25% está a favor de instaurar una República tras Isabel II. Pero el margen es mucho menor entre los jóvenes (40% frente al 37% a favor de una república), las minorías étnicas (37%-33%) y los escoceses (45%-36%).

Quienes aman a la reina no necesariamente aprecian a Carlos, argumenta Smith, denunciando una institución "antidemocrática" y costosa para el contribuyente. Los últimos sondeos muestran que la popularidad de la monarquía ha disminuido, afirma, y considera que seguirá haciéndolo, especialmente entre los jóvenes, menos apegados a la tradición y más sensibles a las luchas anticoloniales.

"La muerte de la reina marcará un gran punto de inflexión", dijo Robert Hazell, profesor de derecho constitucional en University College de Londres. El nuevo rey será "un viejo poco seductor", afirma, y no descarta que se vea presionado por la prensa sensacionalista para dejar el lugar a su hijo el príncipe Guillermo.

El experto en relaciones públicas Mark Borkowski aseguró que para ampliar su atractivo y mantenerse, la monarquía británica tendrá que adaptarse a un nuevo mundo alejado de los valores que prevalecían en el siglo pasado, cuando la joven Isabel fue coronada.

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Para ello muchos confían en el príncipe Guillermo, quien ya manifestó su voluntad de cambiar la forma de relacionar a la familia real con el pueblo británico. Según informes, le gustaría que la monarquía fuera más "ágil", una "fuerza unificadora" capaz de resistir el paso del tiempo.

"Nadie sabe qué forma adoptará", la nueva monarquía afirma, "pero tendrá que mostrar un cambio" como hizo la propia Isabel II cuando se mostró más cercana y abierta tras la muerte de la princesa Diana en 1997. La tragedia marcó un antes y después en la historia de la Casa de Windsor, y la fallecida reina supo aprovechar la coyuntura para dar nueva vida al sistema.

La reina Isabel II pasó 70 años en el trono, más que cualquier otro monarca británico, sorteado con éxito crisis políticas, sociales y económicas, así como escándalos familiares que casi derribaron a la monarquía. Los británicos la vieron como una figura estable y confiable en medio de tormentosos momentos que le tocaron vivir.

Quién fue la reina Isabel II

La princesa Isabel Alejandra María de York nació en Londres el 21 de abril de 1926, siendo la nieta del entonces rey Jorge V. Apodada "Lilibet" por su familia, era tercera en la línea sucesoria al trono tras su tío Eduardo VIII y su padre Alberto, y no se esperaba que fuera reina.

Pero la niña de 10 años se convirtió en heredera cuando su tío abdicó para casarse con la divorciada estadounidense Wallis Simpson, y fue reemplazado por el príncipe Alberto, quien tomó el nombre de Jorge VI.

Isabel II fue criada por institutrices en el palacio de Buckingham y luego, durante la Segunda Guerra Mundial, en el Castillo de Windsor, cuando fue evacuada con su hermana menor, Margarita, por su seguridad. Hacia el final de la contienda, a los 18 años, se enroló en las Fuerzas Armadas como conductora y mecánica.

En 1947, al cumplir 21 años, la princesa Isabel emitió un mensaje al Reino Unido y los países del viejo Imperio británico para prometer: "Mi vida entera, sea larga o corta, estará consagrada a servirles". Meses después se casó Felipe, que debió renunciar a sus títulos de príncipe de Grecia y Dinamarca, y con quien tuvo cuatro hijos: Carlos (1948), Ana (1950), Andrés (1960) y Eduardo (1964).

La princesa Isabel estaba en Kenia cuando su padre murió en febrero de 1952 y se convirtió en reina con solo 25 años, aunque no fue coronada hasta el 2 de junio de 1953, en la primera y hasta ahora única coronación británica retransmitida por televisión.

Desde entonces, Isabel II fue testigo de la desintegración del imperio británico, la Guerra Fría, los cambios sociales de la posguerra, la llegada de la era digital y la complicada salida británica de la Unión Europea.

La reina rara vez dejó verse en la intimidad, pese a ser quizás la persona más fotografiada de nuestros tiempos. Muy creyente y ahorradora, pese a su inmensa fortuna, apenas se conocieron su amor por los perros de raza corgi y por los caballos que cabalgaba aún después de cumplir 96 años.

En 1992, tras las separaciones de tres de sus hijos y el feroz incendio que devastó parte del Castillo de Windsor, Isabel II casi lloró en público al reconocer que aquel fue un "annus horribilis". Cinco años después, enfrentó una crisis aún pero con la muerte de la princesa Diana en París.

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La tragedia de la popular princesa de Gales, ya divorciada de Carlos, estuvo a punto de romper el afecto de los británicos por Isabel II, que un primer momento apareció fría y distante. Los reclamos populares y la presión política la obligaron a ceder y mostrarse "más humana".

Las bodas de los príncipe Guillermo con Kate Middleton (2011), y Harry con Meghan Markle (2018), modernizaron la imagen de la familia real británica y aumentaron su aceptación popular, pero los problemas familiares también marcaron los últimos años de vida de Isabel II.

En 2019, el príncipe Andrés, considerado su hijo favorito, escandalizó al Reino Unido debido a su amistad con el financiero estadounidense Jeffrey Epstein, acusado de explotar sexualmente a menores.

Acusado de haber abusado sexualmente de la estadounidense Virginia Giuffre cuando ella era menor de edad, Andrés cerró la cuestión con un acuerdo financiero extrajudicial millonario que no impidió, igualmente, que su reputación y popularidad cayeran al suelo.

En 2020, el príncipe Harry abandonó la monarquía con Meghan Markle y se mudó a California. Desde allí acusaron a la familia real de ser insolidaria y racista, llevando a la reina a tener que gestionar una nueva crisis institucional.

Entregada estoicamente a su deber, Isabel II raramente dejó entrever sus emociones y jamás sus opiniones. Pero cuando en abril de 2021 la muerte de su "amado esposo", el príncipe Felipe, dejó "un enorme vacío" en su vida, los británicos lloraron por ella.

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