El Papa Francisco se ha mostrado “muy dolido” por la transformación de la histórica Basílica de Santa Sofía en mezquita. Originalmente erigida como iglesia católica por el emperador Justiniano en el año 537, ya había sido convertida en mezquita cuando los otomanos conquistaron Constantinopla en 1453 y rebautizaron la ciudad como Estambul. En 1934, el considerado padre de la Turquía moderna, Mustafá Kemal Atatürk, convirtió a Santa Sofía en museo histórico. Sin embargo, el gobierno del actual presidente Recep Tayyip Erdogan la convirtió en mezquita por decreto, ofreciéndola “a la humanidad”. Esto sucedió luego de que el Consejo de Estado revocara lo dispuesto por Atatürk hace más de ochenta años. La gestión del histórico lugar dejó de ser del Ministerio de Cultura para pasar a estar bajo la órbita de la Presidencia de Asuntos Religiosos, convirtiendo efectivamente así al sitio en una mezquita para la comunidad islámica del país.
Esto sucede en medio de una disputa cada vez mayor entre el gobierno de Erdogan y Grecia. Atenas ve la transformación de Santa Sofía como una provocación más del presidente turco, a quien además acusan de no respetar debidamente los procesos democráticos. El Primer Ministro griego, el conservador Kyriakos Mitsotakis, afirmó que la decisión “afecta las relaciones greco-turcas” además de los vínculos de Turquía con la Unión Europea, la UNESCO y Occidente en general. Mitsotakis condenó con “la mayor firmeza” lo dispuesto por el gobierno de Erdogan. Para el país heleno la decisión es un ataque simbólico particular ya que ven en el Imperio Bizantino un lazo entre la antigüedad y la modernidad griega. Lo cierto es que un país como Turquía, donde más del 98% de la población se declara musulmana, no carece de mezquitas, por lo que el decreto gubernamental se inscribe dentro de un conflicto mayor contra Europa y Occidente en general.
Turquía: Recep Erdogan convierte la Santa Sofía en una mezquita
Grecia y los países de la Unión Europea acusan a Turquía de intentar llevar adelante una presencia cada vez mayor en la región. Como ejemplo de esto citan una supuesta injerencia en la guerra civil que se desarrolla en Libia desde el asesinato de Muamar Gadafi, intervenciones en Siria e Irak, además de intenciones de explotar de manera unilateral e ilegal los recursos energéticos en la zona sureste del Mediterráneo. Además de esto, existe una tensión cada vez mayor entre las dos principales religiones de Europa: el islam y el cristianismo. El avance del islam es tal que ya es la segunda religión del continente. Erdogan estudió en la escuela para imanes antes de convertirse en economista por la universidad de Estambul. Allí se acercó a Necmettin Erbakan, líder del primer partido político islamista en ganar elecciones generales en Turquía. Al actual presidente se lo podría ubicar en el espectro de la derecha islamista. Liberal en lo económico, euroescéptico, y a favor de imponer el uso obligatorio del hiyab en el país.
Erdogan ha decidido desde hace tiempo ya recostarse sobre el sector más ultranacionalista y conservador de la política turca. Si bien le gusta mostrarse como el heredero natural de Kemal Atatürk, esta decisión contradice lo dispuesto por el legendario líder turco. El primer presidente de la historia de Turquía avanzó en una occidentalización del país con diversas medidas como el cambio de caracteres árabes a latinos, la adopción del calendario cristiano y del domingo como día festivo semanal, o el uso de ropa occidental en lugar de las tradicionales. A su vez, promulgó un código de leyes europeo para intentar ponerse a tono con sus vecinos. El actual mandatario del país parece ir en sentido absolutamente contrario.
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Sin embargo, esto no le produce ningún conflicto interno a Erdogan, ya que su discurso nacionalista que intenta evocar la vieja grandeza del Imperio Otomano goza de una gran popularidad fronteras adentro. Casi tan alta como el rechazo que despierta puertas afuera del país, especialmente en los Estados vecinos de la Unión Europea. Con reclamar derechos para la mayoría musulmana sobre la antigua Haga Sofía, que está cerca de cumplir 1500 años, Recep Tayyip Erdogan refuerza su fuerte determinación de avanzar en sus intereses políticos sin importar las sanciones o protestas de Occidente.
*Abogado y analista internacional.