La invasión rusa a Ucrania tiene un condimento especial: Víctor Talanov. Un ingeniero ruso exiliado en República Checa que se dedica a fabricar tanques ficticios, réplicas de aviones de combate y lanzacohetes inflables para Ucrania.
Si bien el uso de armas ficticias no es una innovación dentro del ámbito bélico, durante la invasión rusa a Ucrania el negocio se duplicó. Su padre le vende al ejército de Putin.
Aunque literalmente se trate de un camuflaje, un enmascaramiento o un engaño, la doctrina militar de los Estados Unidos usa el acrónimo MILDEC (MILitary DECeption), mientras en la vereda opuesta, la antigua doctrina militar de la Unión Soviética y ahora Rusia usan el término Maskirovka. La utilización de armas ficticias no es nada nuevo y comenzó en 1944, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los británicos burlaron a las fuerzas nazis mediante diferentes ejércitos “fantasmas”.
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Si en el amor y en la guerra todo vale, la fabricación de armas ficticias inflables se profundizó durante el conflicto entre Rusia y Ucrania. Según un reportaje publicado en marzo de 2023 en el diario francés Le Parisien, la empresa checa Inflatech, instalada en Děčín, "fabrica réplicas de tanques Abrams, aviones de combate y lanzacohetes Himars" para "engañar al enemigo en el campo de batalla".
A pesar de que desde Inflatech se negaron a dar las cifras de la cantidad de armas falsas vendidas a Ucrania durante el año pasado, admitieron que "sus beneficios habían aumentado un 100%".
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Ucrania engaña al Kremlin
En principio se diseña una pieza en computadora que imita exactamente el tanque o el arma que se quiera replicar. Luego, costureras altamente calificadas cosen las distintas piezas. En este arte del engaño, Inflatech, el fabricante, provee señuelos de calefactores y espejos para engañar a los radares o a las cámaras térmicas por la noche.
Más fácil que si fuera el pelotero de los chicos para festejar el cumpleaños, el tanque se infla, se despliega y vuelve a plegar muy fácilmente, como una tienda de campaña. La idea es poder en cinco minutos esconder los tanques reales y remplazarlos por tanques inflables, al recibir una alerta sobre la presencia de artillería enemiga.
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Un tanque inflable
La Segunda Guerra mundial atravesaba su momento más álgido. Ante el poderío alemán, los británicos decidieron colocar un ejército ficticio, con vehículos inflables, aviones de madera y falsas barcazas de desembarco en el sudeste de Inglaterra. La intención era hacer creer a los alemanes que el desembarco de junio de 1944 tendría lugar en el Pas-de-Calais o en el norte de Francia, y no en Normandía. Incluso los Aliados le pidieron al general norteamericano Patton que comandara ese ejército fantasma.
Los nazis mordieron el anzuelo y fueron hasta ese lugar para exterminar a los Aliados que, lejos de esa ficción, pudieron desembarcar por sorpresa en las playas de Normandía el 6 de junio de 1944.
Según consta el 29 de mayo de 2014, se crea la empresa Inflatech, registrando como miembro del órgano estatutario y ejecutivo a Víctor Talanov y a su padre. Víctor se mantuvo en ese cargo hasta el 27 de enero de 2017. Si bien, su nombre permaneció vinculado a la empresa, fue desde las sombras hasta que el 4 de mayo de este año retornó como “socio con depósito”.
Nacido en Rusia, Víctor Talanov estudió ingeniería en el el Instituto de Aviación de Moscú y tras licenciarse, se incorporó a la empresa familiar. Juntos aprendieron y desarrollaron el negocio de la “ficción bélica”.
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A pesar de que el ejército ruso era uno de sus clientes “no oficiales” más importantes, las relaciones entre el Kremlin y Talanov se tensaron. El dueño de Inflatech se fue sintiendo cada vez más incómodo y decidió mudar su empresa a la República Checa.
Consultado por la agencia Rfi, Víctor Talanov no especificó oficialmente que trabaja para el ejército ucraniano, pero sí admitió, con ironía, que "Putin les había hecho un buen marketing, y que habían duplicado su volumen de negocios en 2022".
Ingenieros rusos
Según reveló el sitio web de investigación ruso The Insider en abril, el padre de Víctor Talanov le vendió sus tanques al ejército de Putin. Mientras que Víctor, quien afirma que los suyos son los mejores, se los vende al ejército ucraniano. La batalla no solo se extendió a Europa sino que dividió una familia.
Por venderle "armamento" a Ucrania, Vïctor Telenov es considerado por el Kremlin un desertor. Lo que significa que si Víctor Talanov vuelve a poner un pie en territorio ruso, podría enfrentar hasta 20 años de cárcel.
NT
