Desde que los restos mortales del corresponsal británico Dom Phillips y del indigenista Bruno Pereira fueron encontrados en un escondrijo de la selva del Amazonas, los investigadores policiales apenas consiguieron avanzar sobre las reales razones del doble homicidio. Hay tres detenidos en el caso, todos ellos pescadores de Atalaia do Norte, un poblado del extremo oeste de Brasil (limítrofe con Colombia y Perú). Pero según las fuentes policiales, habría al menos ocho homicidas involucrados en la matanza.
Ayer jueves apareció en pleno centro de San Pablo un cuarto personaje: Gabriel Dantas de 26 años, también pescador en ríos amazónicos, quién se presentó ante agentes policiales y procedió a auto-incriminarse. Según su versión, después del crimen comenzó su huida, que lo llevó a la capital paulista en un recorrido de más de 8.500 kilómetros en apenas 22 días, por ríos y caminos selváticos. En esa larguísima travesía habría contado, de acuerdo con sus declaraciones, con ayuda de camioneros que aceptaron transportarlo gratis por distintas rutas.
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En la historia que contó Dantas hay, sin embargo, varias “inconsistencias”. A los ojos de los detectives esos “errores” invalidarían su confesión. Dijo por ejemplo que Bruno y Dom eran turistas, que habían muerto en el río Madeira, y no en el Itaquaí donde fueron encontrados los cuerpos del periodista y del indigenista.
Peor aún, al relatar su trayecto hacia San Pablo, afirmó que había viajado desde Tefé (en el Valle de Javari, donde ocurrieron las terribles muertes) hacia Manaos (capital del Amazonas) y de allí a Santarém en el norte amazónico, para luego descender hacia Rondonópolis, una ciudad de Mato Grosso. Desde ese estado ubicado casi en centro geográfico del país, habría seguido su viaje a la capital paulista. “Es un recorrido imposible de realizar”, aseguran quienes conocen las regiones que atravesó.
Aún se desconocen los motivos
En cuanto a las acciones de la Policía Federal, el organismo llegó a emitir un comunicado, a principios de la semana, donde aseguró que “no hubo” instigadores en el terrible atentado. Aun así, admitió que “las averiguaciones continúan para esclarecer todas las circunstancias de ambos homicidios, develar los involucrados en el caso y cuáles fueron sus motivos”.
Los otros tres detenidos, Amarildo da Costa de Oliveira, su hermano Oseney y Jeferson da Silva Lima, fueron quienes llevaron a los agentes de la Federal al lugar donde habían ocultado los restos corporales la semana anterior. La investigación continua a través del comité de crisis que fue creado para encontrar a Bruno y Dom Phillips. Sus miembros siguen empeñados en la búsqueda de elementos que ayuden a identificar a los verdaderos responsables. Pero el surgimiento de presuntas pistas, como las relatadas por Dantas, retardan las acciones de las fuerzas de seguridad que apuntan a desvendar como actuaron los auténticos asesinos, aquellos que están por detrás.
Hoy la familia de Bruno cremó sus restos en un cementerio de Recife (capital de Pernambuco) y el domingo será enterrado Dom en la ciudad de Niteroi (Río de Janeiro). Las dos mayores etnias indígenas del estado de Pernambuco, la Pankararu y la Xukuru, enviaron sus caciques para acompañar la despedida del indigenista, muy querido entre las tribus por sus acciones pacificadoras. Los líderes de estas comunidades pidieron, en el homenaje a Bruno, que se haga justicia.
*Autora de Brasil 7 días. Desde San Pablo, Brasil. / MCP
