Tras diez días de búsqueda e incertidumbre por el paradero de Dom Phillips, periodista británico, y Bruno Araújo Pereira, investigador de la Fundación Nacional del Indio (FUNAI), la policía brasileña afirmó este 15 de junio que uno de los detenidos confesó haber enterrado los cuerpos de los hombres desaparecidos en la selva.
El sospechoso Amarildo da Costa de Oliveira "narró con detalles el crimen cometido e indicó el lugar donde había enterrado los cuerpos", un lugar de "muy difícil acceso" selva adentro, dijo Eduardo Alexandre Fontes, jefe de la Policía Federal en el estado de Amazonas, consignó la agencia AP Media de Gran Bretaña y la agencia AFP, entre otras.
#BREAKING: Brazil's federal police say a suspect has confessed and taken officers to a spot in the Amazon where he buried the bodies of Dom Phillips and Bruno Pereira. pic.twitter.com/rrZmvCzY1K
— PA Media (@PA) June 16, 2022Esto no les gusta a los autoritariosEl ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.Hoy más que nunca Suscribite
El lunes, varios informes que trascendieron hablaban de que se habían encontrado los cuerpos de Philips y Pereira, pero esa información fue luego desmentida por la Policía federal de Brasil, que aseguró en su momento que lo único encontrado fueron vísceras.
Por la cantidad de días que llevaban desaparecidos y los indicios que fueron obteniendo durante la búsqueda, las autoridades locales no confiaban en la posibilidad de encontrarlos con vida.
Phillips y Pereira habían sido vistos por última vez el domingo 5 de junio por la mañana en la comunidad Sao Gabriel, no muy lejos de su destino, Atalaia do Norte, hacia donde navegaban por el río Itaquaí.
Viajaban en una lancha nueva, con suficiente combustible para llegar a destino. Su periplo había empezado días atrás en el lago Jaburu, donde habían entrevistado a moradores.
Phillips, de 57 años, era colaborador del periódico británico The Guardian y trabajaba en Brasil desde hace 15 años.
Apasionado por la Amazonía, sobre la que escribió decenas de reportajes, el periodista se encontraba en la región hacía varios días trabajando en un libro sobre conservación ambiental y desarrollo local, con apoyo de la fundación estadounidense Alicia Patterson.
Pereira, de 41 años, era un experto de la agencia gubernamental de asuntos indígenas de Brasil (Funai) y reconocido defensor de los derechos de estas comunidades. Acompañaba a Philips como guía, en su segundo viaje en la región desde 2018.
Fue coordinador regional de la Funai de Atalaia do Norte, municipio adonde se dirigía con Phillips cuando desaparecieron. Su trabajo en defensa de los pueblos indígenas le valió frecuentes amenazas de los grupos criminales que actúan en la zona.
El periodista y el experto desaparecieron en el Valle de Javarí, una densa zona de selva amazónica donde viven 26 pueblos indígenas, muchos de ellos aislados.
Las autoridades advirtieron de la "complejidad" del entorno debido a la presencia de mineros, madereros y pescadores ilegales que invaden las tierras protegidas para explotar sus recursos.
Además, el narcotráfico tuvo una presencia cada vez mayor en los últimos años, utilizando la región como un importante corredor para el transporte de drogas producidas en Perú y Colombia, países que allí comparten frontera con Brasil.
"Vísceras humanas" en la Amazonia: la búsqueda del periodista y el indigenista
Bolsonaro dijo que Dom Phillips era "mal visto" en la Amazonía
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, afirmó este miércoles que Dom Phillips era "mal visto" en esa región por su labor informativa sobre las actividades ilegales como la minería.
"Ese inglés era mal visto en la región, porque hacía muchos reportajes contra los mineros ilegales, [sobre] el tema ambiental", declaró el mandatario en una entrevista al canal de la periodista Leda Nagle en Youtube.
"En esa región, una región muy aislada, a mucha gente no le gustaba. Debería haber más que redoblado la atención a sí mismo", agregó el presidente brasileño.
"Por lo que todo indica, si los mataron a ambos, que espero que no, están en el agua, y en el agua quedará poco, el pez come, no sé si hay pirañas allí en Javarí", declaró el mandatario, que explicó además que en esa región hay "piratas en el río" e insistió en que "es muy temerario andar" por ahí "sin estar debidamente preparado, físicamente y con armamento".
El Valle del Javarí, un área estratégica para el narco en la Amazonía brasileña
El lugar donde fueron vistos por última vez Dom Phillips y Bruno Pereira cuando navegaban por el río Itaquaí la mañana del domingo 5 es próximo a la segunda mayor tierra indígena de Brasil, con una población de 6.300 personas de 26 pueblos, 19 de los cuales viven completamente aislados.
En los últimos años, la región sufrió un aumento de la criminalidad, con una fiscalización más laxa del Estado brasileño, aprovechada por el narcotráfico y por otras organizaciones ilegales de pesca, minería, caza y madera que operan en las tierras protegidas.
Eso llevó al delegado de la policía en Amazonas, Eduardo Alexandre, a calificarla de área "bastante peligrosa", al iniciar la búsqueda de los desaparecidos.
"El bosque, por su naturaleza, siempre fue un espacio privilegiado para el tráfico debido a que se puede camuflar la droga más fácilmente que en otros ambientes", dijo Aiala Colares, geógrafo de la Universidad Federal de Pará e investigador especializado en la Amazonía en la ONG Foro Brasileño de Seguridad Pública.
En la inmensidad de la densa selva amazónica, surcada por ríos que algunos meses al año inundan parte de la vegetación, los pueblos indígenas enfrentaron crecientes amenazas e invasiones de grupos criminales.
Los narcotraficantes apostaron, desde la década de 1990, por las vías fluviales de la región para transportar droga, principalmente cocaína de Perú y cannabis de tipo skunk y marihuana de Colombia, apuntó Colares. El tráfico creció sustancialmente en la última década, dijo el experto, que explicó que esa ruta termina abasteciendo al mercado brasileño o bien continúa hacia el exterior.
Colares definió como "multidimensional" la acción de las bandas que operan allí, ya que mezclan tanto el tráfico de drogas como delitos ambientales como el contrabando de madera y la pesca ilegal.
"Cada vez, más criminales, más organizados y armados se aprovecharon de la falta de estructura del Estado" en esa zona, dijo una especialista.
La principal, "Os Crias", surgió en 2021 como disidencia de la Familia do Norte, una de las mayores organizaciones de la Amazonía. La facción, oriunda de la región, domina la triple frontera de lado brasileño y las rutas del Javarí.
Bárbara Arisi, antropóloga y profesora de la Vrije Universiteit de Ámsterdam, trabaja con pueblos del Javarí desde 2003 y aseguró que constató un deterioro en la última década. "Cada vez, más criminales, más organizados y armados se aprovecharon de la falta de estructura del Estado" en esa zona, dijo Arisi, que destacó la penetración del narcotráfico en algunos pueblos indígenas, como los Tikuna.
La antropóloga comparó la inserción del narco en comunidades indígenas con la penetración en favelas de ciudades como Rio de Janeiro. "El narco ofrece a muchos jóvenes una vida que no tienen opción de alcanzar. Les ofrece dinero y muchos acaban convirtiéndose en mulas o informantes", explicó la antropóloga.
Por ejemplo, Atalaia do Norte, ciudad donde tenían su base Phillips y Pereira durante su expedición, tiene el tercer peor Índice de Desarrollo Humano de todo Brasil entre más de 5.000 municipios, según el último censo.
DS / ED