Arabia Saudita es uno de los países más herméticos del mundo, una monarquía que todavía lapida delincuentes, adúlteros y homosexuales. Pero es especialmente estricta en cuanto al género femenino. Solo recientemente se tomaron medidas para favorecer el papel de la mujer dentro de la sociedad: hasta el año pasado, no podían conducir autos, ir a estadios de fútbol, ni votar. Los cambios fueron especialmente promovidos por el príncipe Mohammad, el heredero del trono, considerado un modernizador, un transgresor, el encargado de llevar aire fresco a la conservadora monarquía saudita.
Pero parece que no todo lo que brilla es oro en la corte de Riad. Varios funcionarios de la diplomacia estadounidense revelaron en los últimos días que Mohammad, hijo del rey Salman, “escondió” a su propia madre, la princesa Fahda, y le prohibió todo tipo de contacto con su padre, con la corte y con todo funcionario de influencia. ¿La razón? Según la cadena de noticias NBC News, Mohammad tiene miedo a que ella se interponga en sus planes de derrocar al rey, una conspiración que podría dividir a la familia real.
Las fuentes consultadas por la prensa estadounidense aseguran que hace dos años el príncipe heredero, a quien se hace referencia con sus siglas MBS, puso a su madre bajo arresto domiciliario en una residencia no revelada, sin que el rey Salman lo supiera. Mohammad habría dado varias explicaciones sobre el paradero de su madre a lo largo de este tiempo, como por ejemplo, que se encuentra fuera del país recibiendo tratamiento médico.
“Los funcionarios, que pidieron el anonimato debido a la naturaleza sensible de la información, dijeron que el rey Salman, de 82 años, a veces se le ha dicho que su tercera esposa está fuera del país y recibe tratamiento médico”, explica la NBC. “Afirman que el rey le dijo a las personas a su entorno que la extraña y aparentemente no sabe su verdadera ubicación o estado". Según esta información, Salman “no está totalmente lúcido”.
Durante una reunión en la Casa Blanca, en septiembre de 2015, el rey Salman le contó al presidente Barack Obama que su esposa estaba en Nueva York para recibir tratamiento médico y que esperaba visitarla en los Nueva York. Los funcionarios dijeron que Obama no informó al rey que su esposa no estaba en los Estados Unidos pero que el comentario del rey fue visto como una prueba más de lo que la diplomacia estadounidense ya había obtenido de los informes de inteligencia sobre la monarquía saudita.
MANO DURA
En junio de 2017, sin dar explicaciones, el rey Salman destituyo a su sobrino como príncipe heredero y puso en su lugar a Mohammad. Desde entonces, el príncipe heredero presionó para impulsar cambios que podrían abrir una nueva era para uno de los aliados más importantes de Estados Unidos y alejar al reino del dogma y las restricciones ultraconservadoras.
Mohammad reintrodujo, además, los conciertos musicales y el cine, cosas no vistas en el país desde hace 40 años, y se cree que está detrás de la decisión del rey de permitir que las mujeres conduzcan autos, viajen solas, asistan a estadios, voten o formen parte del gobierno. Por ahora, la oposición a los cambios fue discreta, pero muchos críticos del príncipe fueron encarcelados.
El año pasado, 11 príncipes de su familia fueron encarcelados bajo cargos de corrupción, casos que sumaban miles de millones de dólares. Entre los detenidos figura el multimillonario príncipe Alwaleed, el hombre más rico del mundo según la revista “Forbes”, quien durante meses permaneció bajo arresto domiciliario con otros príncipes en el hotel más lujoso de Riad. El joven Mohammad, seguro de que los principales problemas de Arabia Saudita son culpa de sus familiares corruptos, había dejado bien claro quién manda ahora en casa.