INTERNACIONAL
opinión

Una política exterior que potencie la inversión

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Vaca muerta. Una de las prioridades es aumentar la distribución global con la participación de empresas multinacionales. | cedoc

Uno de los objetivos de la política exterior argentina debe ser potenciar el desarrollo del país. Así, un área crítica es fomentar las inversiones extranjeras directas y los apoyos estratégicos para que, complementando a los capitales de origen local, aceleren los llamados motores de desarrollo. Estos son la energía, la minería, la industria manufacturera competitiva, la economía del conocimiento, la agroindustria y el turismo. Teniendo en cuenta lo dicho por el excanciller brasileño Celso Lafer, que la política exterior debe “traducir necesidades internas en posibilidades externas”, nos enfocaremos aquí en los primeros tres sectores. 

Para ello usaremos un enfoque de horizontes diversos: el mantener relaciones positivas y simultáneas con las potencias establecidas, los nuevos centros de poder y el exterior próximo. Así, Argentina debe interactuar económicamente con la mayoría de las naciones, con la excepción de los gobiernos autoritarios que quiebren el orden internacional, o que hayan cometido actos de terrorismo en nuestro suelo. Esto abre las puertas a que numerosos países operen en nuestro país, internacionalizando así más la economía e integrándonos en forma premeditada y pragmática al mundo. 

El área energética aparece como un crítico motor de desarrollo, siendo  atractiva para las empresas globales especializadas, y un campo de obvia interacción diplomática. En materia de petróleo no convencional, varias ya complementan el trabajo de extracción realizado en Vaca Muerta por las argentinas YPF, Vista, Pan American Energy, Tecpetrol, Gas y Petróleo de Neuquén y Pluspetrol. Éstas incluyen a Chevron (EE.UU.), Shell (Gran Bretaña/ Países Bajos), Petronas (Malasia), Exxon (EE.UU.) y Equinor (Noruega). En materia de gas no convencional, a las nombradas podemos agregar Total Energies (Francia) y Wintershall (Alemania). 

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Un desafío urgente que enfrenta Vaca Muerta, es aumentar la distribución del gas producido –mediante gasoductos– para abastecer la Argentina, pero también a Brasil y a Europa. La participación de inversores extranjeros sería de gran utilidad. Un esfuerzo complementario es la participación de Petronas en un proyecto para instalar en Bahía Blanca una planta de licuefacción de gas, para poder exportar GNL (Gas Natural Licuado), por el Atlántico.

En la extracción de gas tradicional, nuestra ubicación en una zona de paz –logro de la política exterior– hace que empresas que cierran operaciones en zonas de guerra, redireccionen sus esfuerzos a nuestro país. Es el caso de la alemana Wintershall, que cerró sus negocios con Rusia, y está ahora enfocada en la exploración de gas off-shore, frente a Tierra del Fuego. Lo hace junto a Total Energies, y a Pan American Energy. La presencia de estas empresas, como de las que actúan en Vaca Muerta, obligan al gobierno nacional y a los gobiernos subnacionales, a desarrollar capacidades específicas para estos negocios internacionales.

A su vez, existe un gran interés de empresas globales para desarrollar energías alternativas en base al abundante sol y viento existentes en nuestro país. Pero es interesante observar, por ejemplo, cómo las compañías y la diplomacia alemana comprenden que hoy la prioridad en Argentina debe ser el gas, un elemento de transición hacia las energías renovables. Y foco de las inversiones en el corto plazo, ya que este sector puede liberar a la Argentina de su déficit comercial y generar las divisas para hacer frente a sus obligaciones internacionales. Sin embargo, siguen apostando a la generación del hidrógeno verde –a partir de energías renovables–. 

La minería aparece como un prometedor motor de desarrollo, generando una alta interacción internacional. El producto estrella es hoy el litio, donde Argentina posee reservas solamente superadas por las de Bolivia. Su uso para la producción de baterías para autos eléctricos le da un gran potencial, y varias compañías mineras especializadas ya operan en Jujuy, Salta y Catamarca. Entre ellas, podemos nombrar a Ady Resources y Orocobre (Australia), Exar (Canada/ Japón), Lithium One, Rodnia Lithium, y TNR Gold (Canadá), Bolloré y Bolera Minera (Francia), y Minera del Altoplano (de la norteamericana FMC). Mientras en Chile se ha desarrollado una empresa local para extraer litio (Soquimich), esto no ha ocurrido en Argentina. En cuanto al oro, trabajan en Argentina las empresas mineras Barrick Gold y Yamana (Canadá) y Shandong Gold (China). En cuanto al cobre, opera Minera Alumbrera, liderada por la suiza Xstrata Cooper. Estas empresas multinacionales deberían operar, como afirmó el primer ministro canadiense Justin Trudeau, cumpliendo con las reglas y estándares ambientales que cumplen en sus países de origen. 

Otro motor del desarrollo es la industria manufacturera, en particular la competitiva a nivel regional o global. Este sector productivo está siendo revalorado a nivel internacional, tanto por su contribución económica, como por sus aportes al tejido y a la movilidad social. Ante una “nueva era industrial”, Argentina posee una base industrial valiosa –un privilegio que pocos países tienen–, que debe ser valorada y potenciada. En adición a las inversiones productivas directas, otras naciones pueden apoyar su modernización y digitalización, para aumentar su competitividad. Un caso interesante es el de Alemania, que clasifica a los países no industrializados en dos: los emergentes (Shwellenländer), que han dado pasos firmes en su industrialización, y los en desarrollo (Entwicklungsländer), que no. Argentina es considerada una Schwellenland. Basado en esto y en las capacidades industriales alemanas, Berlín muestra mucho interés en colaborar con la modernización de las empresas industriales locales, en particular las Pymes. Así, se han motorizado eventos en torno al concepto de “Industria 4.0” enfocado en crear “fábricas inteligentes”, en base a la interconectividad, la automatización y los datos en tiempo real. A su vez la diplomacia alemana procura organizar en Buenos Aires la famosa feria Hannover Messe, donde pueden ser exhibidos los adelantos tecnológicos de última generación a nivel global, que sean relevantes para la industria local. Además, considerando las potenciales limitaciones de mano de obra calificada, Alemania ofrece acceso a su vasta experiencia en la educación dual –estudio / trabajo–, para facilitar la integración laboral, y asegurar que haya el personal necesario. 

Dada las contribuciones que empresas internacionales y gobiernos extranjeros pueden hacer al desarrollo argentino, es crítico que nuestra diplomacia procure potenciar y diversificar las fuentes de inversión productiva y de apoyo institucional. Pero estos esfuerzos se verán afectados sin un mayor nivel de estabilidad económica y judicial, y si no se logra ver a los empresarios argentinos invirtiendo en sectores productivos. Como dice un proverbio alemán: “El invitado no lleva a sus caballos a tomar agua adonde no van los caballos del dueño”.

*Analista internacional.