MEDIOS
CAMBIOS EN EL CONSUMO DE NOTICIAS

El periodismo DG (Después de Google)

El desafío de los medios de comunicación para fidelizar a los usuarios. La importancia de construir nuevas miradas.

El balance de Google no convenció a los analistas.
| CEDOC

Hoy en el mundo del periodismo vivimos desfasados. Forjamos nuestras estructuras de pensamiento en mundos pasados y las usamos en los actuales. Pero no es tan dramático. Mucho de lo aprendido nos sirve; lo que ocurre es que nos confundimos siempre en entender qué es lo que cambia y qué no. Por eso vivimos en un proceso de prueba y error.

Los periodistas están en ese proceso. Larry Page y Sergei Brin lanzaron el buscador Google en 1998, el mismo año que se lanzó el primer diario PERFIL. La web existía hacía una década, pero ahora se lanzaba la nave espacial para navegarla. Hace rato que los gurús tenían el discurso del cambio acelerado que se estaba viviendo, pero ahora la certeza nos llegaría a todos. No hay duda de que hace veinte años somos google-dependientes.

El periodismo AG (Antes de Google) no tenía secretos para Jorge Fontevecchia y para los grandes editores del mundo. Un largo recorrido histórico había asentado los criterios de management y los fundamentos profesionales. Y ese diario PERFIL era un sofisticado destilado de esos aprendizajes históricos. Era algo así como la etapa superior del periodismo de diario.

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Los desafíos eran inversos a los que hoy tienen los editores. Los lectores tenían hábitos y lealtades sólidas. El diario que cada uno leía en el tren decía algo sobre su portador. En la investigación que hizo PERFIL para preparar su producto se decía que era más fácil que una persona se divorciara que que cambiara su diario. Veinte años después de esa entrañable fidelidad periodística, todo es muy diferente. La volatilidad de las audiencias es proverbial y los hábitos de las audiencias son tan variables que no sé si se pueden seguir llamando hábitos. 

En aquel momento, PERFIL suponía que La Nación no estaba fuerte, y que podía crecer sobre su público. En cambio, ahora, el periodismo DG encuentra a La Nación muy fuerte, liderando como medio tradicional la transición digital. Como paradoja, para algunos medios de referencia en el mundo, la revolución digital reactivó el ADN de otras épocas y evitó la larga agonía que medios centenarios estaban recorriendo. La misma La Nación, por ejemplo, tenía en 1998 los mismos lectores que en 1958, una época donde había casi la mitad de población en el país. Sus ganancias no andaban mal, pero era evidente que se estaba desarraigando de la comunidad. Clarín, en cambio, venía creciendo cien mil lectores por década desde los años cincuenta, avanzando sobre los matutinos y vespertinos históricos que iban desapareciendo. Hacia fines de los noventa terminó su crecimiento papel y luego su performance digital fue más irregular que la de La Nación, y entonces equilibraron sus fuerzas.

Los desafíos de ahora tienen que ver con volver a insertarse en los hábitos de las personas y eso solo se consigue si se fideliza nuevamente a las personas. Nunca una persona deja de necesitar una conexión informativa y por lo tanto siempre los usuarios estarán disponibles para los editores. Pero su paciencia será mínima y su lealtad también. Como en tantas otras situaciones de la vida digital, un editor tendrá muchas posibilidades de obtener éxito y muchas posibilidades de ser derrotado en el minuto siguiente.

Hubo una escena en la declaración de Mark Zuckerberg en el Congreso de los Estados Unidos que ilustra el futuro. Frente a él hubo varias decenas de fotógrafos. ¿Realmente creemos que se sigue necesitando esa tribu en el mismo lugar, intentando sacar lo mismo? ¿Cuál fue el nivel de redundancia de esa foto histórica? ¿Cuántas fotos se dejaron de sacar en ese momento, porque todos miraban hacia el mismo lado? Fue un pequeño símbolo de lo que no funciona.

La palabra más venenosa del momento es redundancia. Entrarán en crisis aquellos periodistas cuyo trabajo sea redundante, pues informan lo que ya se sabe. Y hoy una gran parte de la profesión está dedicada a la redundancia. Imaginen un quiosco donde los diarios traen las mismas noticias.

El periodismo DG necesita grandes editores que construyan identidad en el torbellino digital. Son ellos los que inventan el uso de los nuevos medios. ¿Cómo? Construyendo nuevas miradas. 

 

(*) Profesor de Periodismo y Democracia de la Universidad Austral.