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Magdalena Ruiz Guiñazú: "Con Víctor Hugo ni nos saludamos"

Volvió a la televisión por cable con Magdalena y el país. Critica la noción de periodismo militante y lamenta enfrentamientos.

Señora. Magdalena recuerda que de chica en su casa nunca se hablaba de dinero sino de política, libros, música y cine.
| Cedoc

Familiera y muy amiguera, así se define Magdalena, que regresó a la televisión con un magazine de actualidad que se emite los miércoles a las 21 por la señal Metro, además de continuar con su programa diario en radio Continental y sus reportajes en PERFIL.
Asegura que el hecho de que el periodismo esté tan enfrentado entre sí no le hace bien ni a la profesión ni al país, y que el periodismo militante es un disparate.
—Venís de una familia de clase media, cómoda, con un padre que fue ministro de Relaciones Exteriores y Culto. ¿Eso te ayudó en tu carrera?
—Por supuesto que saber idiomas y haber ido a un colegio donde me enseñaron un montón de cosas me ayudó mucho. Después, en casa nunca se hablaba de plata, primero porque no teníamos, y segundo, porque se hablaba mucho de otros temas como de política, de libros, de música, mucho de cine; todos muy cinéfilos, y eso a un chico lo forma bastante.
—¿Cómo sos como abuela?
—Como abuela creo que soy bastante buena porque mis nietos, los más grandes que ya tienen 20, todavía me llaman para ir juntos al teatro el fin de semana, o sea que todavía soportan a su abuela y no les aburre (risas), lo cual es bastante importante. Soy consciente de que tengo que dar gracias a la vida.
—¿Cómo ves hoy la libertad de prensa?
—Creo que hoy hay libertad de prensa, pero hay una violencia tremenda para el que no piensa igual a los que están en el gobierno. El que no piensa igual es un enemigo.
—¿Cuándo sentiste que el Gobierno te puso en el rol de enemiga?
—Cuando me hicieron un juicio público en la Plaza de Mayo capitaneado por Hebe de Bonafini. Fue terrible, con carteles en la calle, muy desagradable. Si hace treinta años me hubieran dicho que me iban a hacer un juicio frente a la Casa Rosada, en la Plaza, la verdad es que se me hubieran caído los brazos. Pero hay que tener un buen archivo: busqué una nota que le hice en febrero del ’84 donde Hebe me agradece haber sido la única periodista que les dio voz cuando a las Madres no las recibía nadie.
—¿Hay algo que te gustaría decirle a la Presidenta que no le hayas dicho?
—Nunca tuve la oportunidad de charlar con ella. Claro que me gustaría, y hemos pedido veinte veces audiencia pero nunca sucedió. Néstor Kirchner nos dio un reportaje de casi una hora. Fuimos a Olivos y lo hicimos, pero con la Presidenta no hemos tenido suerte.
—¿La Presidenta se volvió a acercar después de la invitación al acto en conmemoración por el 37° aniversario del golpe de Estado?
—No.
—¿Hubieras ido si no tenías un viaje a Mar del Plata?
—No, tampoco.
—¿Cómo quedó la relación después del enfrentamiento que tuvieron con Víctor Hugo?
—Nada, no tenemos relación. Ni nos saludamos.
—¿Cómo vivís el hecho de que los periodistas estén tan enfrentados?
—Es malo eso, yo lo lamento muchísimo, creo que no le hace bien ni a la profesión ni al país.
—¿Qué opinás del periodismo militante?
—Creo que es un disparate. Como bien dijo el titular de Le Monde Diplomatique cuando vino acá, justamente dio toda una conferencia sobre el periodismo militante, y dijo que el periodismo no es militar, es informar. Son dos cosas distintas.
—¿Te quedó pendiente hacer algo en tu vida?
—No, la verdad es que he tenido una vida muy plena, no me puedo quejar. Extraño mucho a mi compañero, que se murió hace seis años. Estuvimos 27 años juntos, no nos casamos, pero fue una relación realmente magnífica.
—¿Pensás en retirarte?
—No (risas), por suerte todavía me sigue cayendo trabajo y lo disfruto muchísimo.