Medios, kirchnerismo, cultura y su propia vida. La ensayista Beatriz Sarlo repasó parte de estos temas en "Un mundo con periodistas", programa de televisión conducido por Luis Majul, Pablo Marchetti y Pablo Sirvén, basado en una investigación que determinó quiénes son los hombres de prensa más influyentes de los últimos 40 años.
La déKada. Sarlo cuenta con un peso propio entre los intelectuales, pero su mayor exposición mediática en los últimos años llegó de la mano del programa ultraK 6,7,8 y su recordado desplante a Orlando Barone, uno de los panelistas de la emisión.
“Yo entré a 6,7,8 sin mirar a nadie. Estaba absolutamente concentrada en lo que iba a venir”, recordó.
Asimismo, refirió a la pulseada del kirchnerismo con los medios de comunicación. “Kirchner hizo una pelea que le costó demasiado con los medios, después de haber tratado de hacer una alianza que también la iba a costar demasiado con el señor (Héctor) Magnetto y Clarín, o sea que todo estaba mal en su obsesión”, evaluó.“Kirchner entró como un presidente muy débil, tenía que construir su poder”, consideró.
Cultura. La entrevista también abordó parte de su vida. “Quizás estoy haciendo de vieja lo que me hubiera gustado hacer", confesó la filosa intelectual, respecto a su actualidad laboral. "Algunos diarios me permiten hacer de vieja lo que me hubiera gustado hacer de joven y no supe que eso era lo que me hubiera gustado hacer”, apuntó.
“El periodismo y antropología lo que tienen en común es un sujeto que va a un mundo que no conoce que lo mira como un observador cercano lo más próximo posible tratando de entenderlo sin forzarlo”, comparó Sarlo, colaboradora de diario PERFIL.
“Los únicos medios de los cuales yo vivo colgada verdaderamente es de los diarios sobre papel o ahora de los diarios en internet", prosiguió. "Uno podría decir que son mi vicio, no secreto sino mi vicio más público. Pero no del resto de los medios. La televisión casi no la toco”, bromeó.
Su posicionamiento intelectual no escapa a su juventud. “Tuve la fortuna de crecer en la década del '60 donde uno podía hacer literalmente lo que se le daba la gana, después venían las dictaduras, etc., pero en términos personales las rupturas costaban muy poco o nada”.