Los jóvenes pegaron sus manos en el marco de la obra maestra de Rafael con superpegamento. El museo, al dispararse la alarma, se cerró temporalmente a los visitantes. La valiosa pintura no resultó dañada, pero sí resultó dañado al marco de la imagen, reconstruido hace unos diez años. Los dos manifestantes, un hombre de 28 años y una mujer de 21, pertenecen a la iniciativa Última Generación.
Según sus propias declaraciones, querían usar su acción para protestar contra la política climática del gobierno federal y el uso de combustibles fósiles. La catástrofe climática global es “ignorada”, dijeron los activistas en un comunicado. El calentamiento global afecta a todos. “Todo lo que apreciamos será destruido por la catástrofe climática. Se deben tomar medidas de inmediato", afirmaron.
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Acciones similares ya se habían llevado a cabo en otros museos europeos. En julio, por ejemplo, dos activistas climáticos pegaron sus manos al cristal a prueba de balas sobre una pintura de La Primavera de Sandro Botticelli en la Galería de los Uffizi, en Florencia. También hubo incidentes de activistas adhiréndose las manos en marcos de cuadros en museos de Glasgow, Manchester y Londres en julio.
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