Continúan las sanciones para Rusia tras la invasión a Ucrania como mecanismo para frenar y obstaculizar la ofensiva del país. Ahora fue el turno de las hijas del presidente de la Federación Rusa, Valdimir Putin, a raíz de ser acusadas de proteger y ocultar las riquezas de su padre.
Ya fue excluido del sistema financiero norteamericano de los dos bancos más poderosos de Rusia y mayores presiones contra oligarcas, jerarcas y familiares cercanos al Kremlin y el aumento del armamento vía Ucrania. Estados Unidos apuesta de ese modo a la asfixia financiera del Kremlin con una estimación: que retroceda el Producto Bruto Interno de Rusia. Todo a largo plazo. La Unión Europea y el Reino Unidos evalúan sanciones similares.
¿Surtirá efecto?
La matanza de Bucha crispó los ánimos, pero los líderes occidentales se ven en una encerrona: los miembros de la OTAN están atados de pies y manos si Rusia no dispara contra su territorio, del cual no forma parte Ucrania, y Putin usa un traje de teflón frente a las sanciones económicas.
Las dos hijas de Putin, Mariya Putina y Katerina Tijonova, trabajan bajo el alero del Kremlin. Una es ejecutiva de defensa. La otra es directora de investigación genética. El golpe asesta en la intimidad de Putin, celoso de preservarlas.
La vía de las sanciones, ahora sobre el círculo cercano de Putin, pretende afectar el órgano que más duele, el bolsillo, después de haber denunciado los crímenes de guerra por las masacres de civiles cometidas por el ejército ruso.
