Islandia se apunta un éxito laboral relativo: la reducción de la jornada de trabajo formal a cuatro días a la semana. Se trata de un experimento realizado entre 2015 y 2019 -y reflotado este año- en el ayuntamiento de la capital, Reikiavik, y en el gobierno nacional, sin disminución del salario.
En una isla de poco más de 350.000 habitantes, nueve veces menos que la ciudad de Buenos Aires, el ensayo tuvo su lógica: acortar el trabajo a cuatro días por semana para repartirlo entre los trabajadores disponibles.
La tasa de desempleo de Islandia, de todos modos, alcanza el 7,3%. Los participantes del estudio del laboratorio de ideas británico Autonomy, y de la Asociación Islandesa por una Democracia Sostenible, algo así como el 1% de la población económicamente activa, pasaron de una semana de 40 horas de trabajo a una de 35 o 36.
Entre 2019 y 2021, el 86% de los trabajadores islandeses adhirió a ese régimen con un notable aumento en los indicadores de bienestar y productividad. Los sindicatos comenzaron a negociar salarios con la jornada reducida.
Reducción de la jornada laboral: ¿una salida al estancamiento económico?
La reducción de la jornada laboral en Colombia
Por su parte, el presidente de Colombia, Iván Duque, promulgó una ley por la cual habilita la reducción del trabajo semanal de 48 horas a 42 sin disminución del salario. El proyecto había sido presentado en el Congreso por el ex senador y ex presidente Álvaro Uribe, su mentor.
La medida no tuvo la acogida deseada entre los empresarios, preocupados tanto por la pandemia como por el malestar social desde 2019 agravado, dos años después, por los cortes, los bloqueos y la militarización del espacio público. Como en otros países, las estadísticas cantan, pero la coyuntura manda.
AVS PAR