El referente de Barrios de Pie, Daniel Menéndez, habló en un móvl de Modo Fontevecchia por Radio Perfil (FM 101.9) y dijo que el sector popular de la sociedad “llegó para quedarse”. También destacó la labor del presidente Alberto Fernández al “institucionalizar” las demandas de estos sectores y expresó: “Coincidimos con Alberto y con el rumbo del Frente de Todos”.
Bruno Ghiso: Nos hablabas de las declaraciones de Hebe de Bonafini, te recuerdo, si no las pudiste escuchar, que llegó a decir que los movimientos sociales son un "cáncer por el reparto de dinero". Fueron declaraciones fuertes. ¿Qué pensás al respecto?
Cuando Hebe dice que las organizaciones sociales son un cáncer, reproduce el discurso de los medios hegemónicos. Pone en cuestión discursos que también fueron instalados por un sector de la política, como el ex senador Pichetto hablando del rol social y de la organización de los sectores populares. Es una pena porque tiene una referencia muy importante. Hebe tenía actitudes que eran muy valoradas en los '90. Hoy, el valor de los sectores excluidos y la tarea de la militancia social es generar respuestas y articular salidas que si no estuvieran, muchos pibes no podrían recuperar la cultura del trabajo. Hay sectores que en algún momento fueron referencia del campo popular y ahora caen en esa estigmatización de faltarle el respeto a muchísima militancia social que se pone al hombro el construir comunidad. Una parte muy grande de nuestro pueblo está muy mal, no solo en términos económicos, sino en términos de poder construir comunidad, en cuestiones como el flagelo de la droga. Nos ha llevado tanto tiempo construir al trabajo como ordenador social en los barrios populares y eso, si se hace, es porque hay muchísimos pibes que son parte de los movimientos y que buscan a la gente para que retomen el trabajo y esa cultura del trabajo se consolide como una salida colectiva para mucha gente.
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¿Cuál es tu reflexión sobre la disputa sobre los movimientos sociales? Hay mucha pelea y conflicto. ¿Creés que hay una intención detrás o de dónde viene?
Eso no me preocupa, siempre y cuando tengamos la capacidad, desde el Gobierno, de que esa tensión y conflictividad pueda encontrar un horizonte de realización frente a las demandas.
¿Se podría decir que Alberto Fernández es el presidente que les dio a las organizaciones sociales un carácter institucional incorporando a las organizaciones sociales, dándoles personería y colocándolos al mismo nivel de representación que en su momento tuvieron los sindicatos para el peronismo?
En todo caso es un proceso social que se fue consolidando en el último tiempo y que hoy a Alberto lo encuentra con una realidad. No solo es que un presidente construye esa representatividad. Desde el Ministerio de Desarrollo Social tenemos un registro de los trabajadores de la economía popular donde registramos quienes desarrollan tareas productivas con un mercado que está por fuera del mercado formal de trabajo. Esa tarea la toma el presidente al institucionalizar esas experiencias. Encontramos que en nueve provincias hay más trabajadores de la economía popular que trabajadores formales. Hay una realidad en la clase obrera argentina que con muchísimo esfuerzo de los movimientos fuimos construyendo una institucionalidad y una representación que el Presidente toma y es válido porque se pueden construir respuestas. No tengo una visión corporativista. Desde los movimientos populares podemos también ofrecer una mirada y propuesta de políticas de gestión así como la Confederación General del Trabajo (CG) o el sector agropecuario. En ese sentido, entonces, coincidimos con Alberto y con el rumbo del Frente de Todos.
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Si uno mira históricamente, lo que encuentra es una constante desde los dos extremos: desde sectores como los halcones del Pro, los más duros del cristinismo que miran con desconfianza a las organizaciones sociales, y Alberto, que las ve como parte del sistema político. ¿Por qué se produce esta cercanía entre el presidente y los movimientos sociales?
Hay cuestiones muy difíciles para dar una respuesta. Veo que hay un sector en nuestra sociedad que llegó para quedarse, con una organización genuina de la clase obrera expresada en los movimientos populares que llevan años de trabajo social y político en el país, y que a veces es necio darle la espalda a esa realidad.
Es más lógico, a pesar de contradicciones, construir un diálogo con ese sector porque está claro que las dificultades qué presentamos para cualquier gobierno. Es más lógico integrar y buscar soluciones en lugar de cuestionar, negar, infundar.
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¿Es posible que las organizaciones sociales terminan siendo como los sindicatos que representen ese corazón peronista clásico que no se podía definir como de izquierda y que el kirchnerismo más cristinista tenga esa mirada de desconfianza?
Hay un valor en la organización sindical que valoro. Me parece que hay una conformación en el mundo laboral y articulaciones democráticas y representativas. Podemos construir diálogo con quienes trabajan en el Gobierno y ser parte de proyectos políticos. En un mundo donde el capitalismo va generando mayores dificultades para que el mercado formal de trabajo dé respuesta a la sociedad, es importante que los movimientos sociales construyan comunidad, es un valor. Después están las discusiones políticas, allí hay autonomía y debate y hay que procesarlo con mucha paciencia.
CB PAR