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MODO FONTEVECCHIA
El editorial de Jorge Fontevecchia

Día 592: ¿Todo marcha acorde al plan?

Cuando el ministro de Economía le dijo "comprá, campeón" a quien le preguntó por el dólar, algunos le hicieron caso. Ahora, la presión cambiaria complica el control de la inflación a semanas de las elecciones bonaerenses y a meses de las nacionales.

El ministro de Economía, Luis Caputo
El ministro de Economía, Luis Caputo | NA

El gobierno de Javier Milei se especializa en declaraciones soberbias y grandilocuentes, como “compra dólares, campeón” del ministro de Economía, Luis Caputo y el repetido acrónimo TMAP, iniciales de “todo marcha de acuerdo al plan”, con el que se ufanan cada vez que alguien duda respecto de si está pasando algo que modifica el rumbo económico. ¿Es así? O estamos sintiendo anuncios con pequeños temblores, como sucedió en Kamchatka, que anuncian uno mayor? Esto analizaremos en esta columna de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).

En el juego de las sillas, se colocan las sillas formando un círculo con los respaldos hacia dentro. Los jugadores están de pie delante de ellas, excepto una persona que controla la música. Se coloca siempre una silla menos que el número de personas que estén jugando o dando vueltas. Cuando empieza a sonar la música, los jugadores deben girar alrededor de las sillas siguiendo el ritmo. En el momento que para la música, cada persona intentará sentarse. Quien se queda sin silla, pierde. Entonces, se retira una silla, se recompone el círculo y vuelve a sonar la música. Se repite el juego hasta que la última ronda se hace con una sola silla y dos jugadores.

¿Por qué utilizamos la metáfora del juego de las sillas? Porque nos sirve para explicar lo que está pasando con los mercados. Sin querer, el Gobierno aceleró la música y hay quienes se retiran del juego. Solo que no se llevan las sillas, sino que se llevan los pesos que le prestaron al Gobierno, y luego pasan a dólares, lo que hace que suba su cotización y presione sobre la inflación.

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Este miércoles el dólar subió 25 pesos y hay ruido en los mercados. Además, el dólar blue retomó en julio una tendencia alcista tras meses de relativa calma. Comenzó el mes en torno a los $1.205 y fue subiendo de forma sostenida hasta alcanzar los $1.330 hacia la mitad de julio, lo que representa un aumento de unos $125 en apenas dos semanas. El dólar oficial avanzó de $1.235 a $1.325 en julio, lo que representa una subida moderada pero continua del 9 % en todo el mes, lo que equivale a cuatro o cinco veces la inflación del mes.

¿Qué es lo que pasó? El Gobierno ofreció una tasa de interés del 65% anual en un escenario del 35% de inflación, lo que termina dando una tasa neta positiva del 30% en pesos y una probable del 20% en dólares. A pesar de eso, no logró renovar el conjunto de los bonos que se vencían y solo rolleó el 75%. Otro 25% restante de los grupos de inversión reclamaron llevarse los pesos. Es decir, en lugar de volver a colocar deuda, se les pague en efectivo la deuda que venció en pesos. ¿Esto qué significa? Pesos sobrantes en el mercado que pasan a dólares y presionan su cotización.

Pensemos un segundo esto para tratar de entender la profundidad de la noticia. Si ustedes pusieran un negocio mañana, ¿están seguros que tendrían un retorno de todo lo que invirtieron más un 30% de ganancia anual? El margen de ganancia de negocios como los supermercados es entre el 2 y el 3%. El de negocios promedio es del 5%. Un negocio del 10% sobre las ventas es algo excepcional. Obviamente, nadie puede pagar el 30% de tasa de interés real.

Con estas tasas de interés, el Gobierno le está regalando millones de pesos a grupos de inversión que solo deben dejar el dinero quieto en los bonos. De hecho, son bonos de vencimiento corto, que pueden cobrar y luego comprar dólares. Entonces, es lícito preguntarse por qué los propietarios de un 25% de los bonos que se vencían no quisieron aceptar que el Gobierno les de otro bono y les “regale” un nivel de ganancias astronómicas, que en palabras del economista, Roberto Cachanovsky, “no las puede pagar ni el narcotráfico”.

Tal vez, porque no cree que pueda pagarlo, porque considera que habrá ruido político entre la semana que viene y las elecciones que hagan que las condiciones para hacer negocios con la bicicleta financiera puedan cambiar. O sea, una devaluación del peso mayor que la ganancia en el interés en pesos que obtendrían. Tal vez, no todo marcha de acuerdo al plan, como le gusta decir al Gobierno.

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Este jueves entrevistamos sobre este tema al economista Cachanovsky que nos dio algunas claves para pensar esto y dijo: “Si yo soy un banco y te digo que te voy a pagar una tasa del 60% anual con una ganancia del 20% en dólares, vos lo primero que tenés que preguntarte es en qué voy a invertir la plata para poder devolvérmela, porque eso ni el narcotráfico puede pagarlo. La pregunta es si es consistente la tasa de interés real con lo que puede generar de rentabilidad una empresa lícita y poder pagarla. Cuando uno ve que la tasa no es consistente, hay un problema de credibilidad”.

En resumidas cuentas, el mercado entiende que las altas tasas dan cuenta de un problema de fondo. Por ejemplo, si un trabajador común le promete millones a alguien para que le corte el pasto de la casa todas las semanas, probablemente conseguiría jardinero, pero este dude de que esta fuente de trabajo sea sustentable. Con estas tasas de interés, el Gobierno fomenta un clima de querer hacer ganancias rápidas e irse antes de que no pueda pagarlo. Justo como el juego de las sillas del que hablábamos al principio.

Obviamente, este problema no empezó con el Gobierno de Milei. La bicicleta financiera sostenida en tasas altísimas, endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional para pagarle a los bonistas y más tasas altísimas inició con el gobierno de Mauricio Macri. Luego, lo que sucedió durante el Gobierno del Frente de Todos fue que se emitía dinero con el Banco Central para pagarle a los bonistas y esto generaba inflación. De esta manera, no se aumentaba la deuda con el Fondo, pero sí todos los argentinos lo terminaban pagando con el aumento de la inflación.

Banco Central
El Banco Central activó esta semana una suba de la tasa de interés al 65%.

Ahora, esto se dejó de hacer y los bonos del Banco Central pasaron al Tesoro y ya no se ofrece la garantía de que la maquinita de pesos y, por lo tanto, nunca entregará en default y pagará los bonos. Sobre esto, Cachanovsky aseguró que el problema de los pasivos remunerados del Banco Central nunca fue resuelto y explicó que pasó del Banco Central al Tesoro. “Antes tenían liquidez todos los días, y si no, renovaban. Acá no, tienen que esperar, o vender en el mercado secundario y ver cómo cotizan. Entonces, lo que hacen es pedir más tasa para poder cambiar de este instrumento a otro”, agregó el economista.

Es correcto decir que, si el Banco Central emite, siempre va a poder pagar, porque puede imprimir todos los pesos que sean necesarios cada vez que vence. Esto es lo que hizo el gobierno de Alberto Fernández. Pero no es cierto que no haya riesgo porque los bonos sean emitidos del Banco Central, porque hay que recordar que nosotros hicimos default en pesos. Al fin del gobierno de Macri, defaulteó los bonos en pesos cuando el Banco Central decidió no imprimir y defaultear. Entonces, si bien puede imprimir el Banco Central, si tuviera la decisión de imprimir, puede tomar la decisión de no imprimir. Una cosa es que tenga la posibilidad, y otra cosa es que lo lleve adelante.

Hay otros casos en la historia económica reciente de la Argentina. Hay una frase que se le asigna al presidente del Banco Central en el año 2012, que era “cuando la codicia le gana al miedo”. La dijo quien tuvo que lidiar con la salida de la convertibilidad, cuando las tasas volaron porque el dólar pasó de uno a cuatro. Sería como que hoy el dólar pasase a 6.000. Este hombre decía que había un punto a partir del cual, aún con el miedo a que luego haya devaluación, a que después no se pague, la codicia supera al miedo y terminan aceptando un bono o una tasa de interés con el riesgo de no poder cobrarla.

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Y hay historias también en las que el mercado perdió cada vez que desconfió. Por ejemplo, cuando sucedió el Plan Tequila en México en 1995 y hubo turbulencias. También hubo una pulseada contra la posibilidad del gobierno de aquel entonces de mantener la paridad del dólar, y la terminó ganando el ministro de Economía de entonces. No siempre el mercado le gana al ministro de Economía. Es una pulseada que habrá que ver cómo termina.

¿Cuál es el problema de todo esto en la economía real? Varios. En primer lugar, al subir la tasa de interés, independientemente de lo que le pase al Estado, al Tesoro y al Banco Central, la tasa de interés en los créditos, principal motor del crecimiento económico, afecta la microeconomía y frenan la economía. Esto hace inviable que se sigan tomando determinados créditos para consumo o para inversión.

Si alguien quiere poner un negocio, una empresa, arreglar su casa o comprar un auto, es normal que recurra al financiamiento. Si este se vuelve cada vez más caro, se retrae totalmente la economía, fundamentalmente la compra de bienes durables. Esto genera recesión, despidos y frena el crecimiento. Hay estabilidad, es cierto, pero es, como decía Lenin, “la paz de los cementerios".

Cachanovsky también sostuvo durante su entrevista en Modo Fontevecchia que se perdieron más de 500 mil puestos de trabajo y sólo el 16% son del sector público, es decir, 90 mil. El otro 84% de los empleos que se perdieron eran del sector privado.

Luis Caputo
El ministro de Economía, Luis Caputo, busca frenar la presión sobre el dólar.

Por otro lado, esta suba de interés es el sucedáneo de otra política económica que fue la de obtener “los dólares de colchón”. Este Gobierno fue el primero en hacer dos blanqueos en seis meses con el objetivo de que la gente usara sus ahorros en dólares. Esta política tuvo finalmente el resultado opuesto. Con el dólar barato, todo el que pudo, compró dólares y los puso en el colchón en sentido metafórico, como en cajas de seguridad o en depósitos en dólares, lo que provocó el efecto adverso.

Cuando el ministro de Economía dijo canchereando, “comprá, campeón” a quien le preguntó por el cambio atrasado, hubieron personas que fueron y compraron. Le hicieron caso y fueron campeones. Todo esto hace que, obviamente presione al dólar y llegue al tope de la banda. Si esto es así, se complica el control de la inflación, la principal bandera de gestión de Gobierno. Todo a semanas de las elecciones bonaerenses y a meses de las nacionales.

Según un informe de la consultora PXQ de Emmanuel Álvarez Agis, el Gobierno,que enfrenta vencimientos importantes en agosto y quiere controlar el tipo de cambio, no podrá controlar la situación solo subiendo las tasas de interés. A su juicio, requerirá que el Fondo le deje intervenir dentro de la banda — es decir, vender antes de que llegue a $1.400— o que el organismo internacional le de más dólares frescos.

Tal vez el Gobierno saca alguna carta debajo de la manga y todos los que estamos preocupados seamos unos mandriles. Pero como periodistas es nuestro deber informar, marcar los problemas y tratar de generar proxiflaxis antes de que sea tarde, tratando de comunicarle a la sociedad qué es lo que está pasando.

Producción de texto e imágenes: Matías Rodríguez Ghrimoldi

TV/ff