Juan Manuel Abal Medina explicó que el poder del jefe de Gabinete depende completamente de la confianza otorgada por el presidente, y remarcó que es uno de los cargos más difíciles debido a que coordina áreas problemáticas y actúa en momentos de crisis. También analizó el triunfo del peronismo en las universidades, sostuvo que fue resultado de elegir a quien confrontaba de manera más directa con el gobierno de Javier Milei, y abogó por una autocrítica y la búsqueda de un rumbo desde el peronismo nacional. “No se trata sólo de ser oposición sino también de ser alternativa, que es lo que los pibes lograron hacer en los centros de estudiantes”, expresó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).
Juan Manuel Abal Medina es politólogo, investigador del CONICET y vicepresidente del PJ porteño. Fue senador nacional en 2014, jefe de Gabinete en 2011 y precandidato a diputado por el Partido Justicialista de PBA. Y este fin de semana, el peronismo logró consolidarse en las elecciones de la UBA. Lo recibimos con “Born in the USA”, de Bruce “el Jefe” Springsteen.
¿El jefe de Gabinete es jefe o finalmente es un pobre jamoncito del medio, como diría la vicepresidente, porque el verdadero poder es del ministro de Economía y del presidente?
No. Primero, muchas gracias por la llamada y con una gran canción. Yo estoy en México, son las 7 de la mañana, y es una buena manera de despertar.
Me dicen que estás en México.
Exacto, en un seminario sobre el modelo de desarrollo de México interesante.
Pero yendo a tu pregunta, el jefe de Gabinete, ¿qué es básicamente? Yo siempre digo que es una especie de injerto institucional. O sea, es una figura pensada para el parlamentarismo y para el presidencialismo, por ejemplo lo que estamos discutiendo en Francia, que se la colocó con algunas particularidades en el caso argentino haciendo que no sea ni el primer ministro de Francia ni el Chief of Staff de la Casa Blanca, está como mitad de camino de ambas figuras.
Cuando el jefe de Gabinete tiene la confianza del presidente, tiene un poder gigantesco, cuando el jefe no tiene esa confianza no existe, no tiene ningún poder, tiene menos poder que cualquier ministro porque no tiene competencias propias.
Es, sin ninguna duda, el cargo más difícil del gobierno, porque lo que vas haciendo tiene que ver con los momentos en que hay problemas en otras áreas. Cuando un ministro no tiene problemas, representa las cosas él o se las lleva al presidente, en cambio, cuando un ministro tiene problemas va al jefe de Gabinete y es él quien se tiene que ocupar. Tiene esa tarea de coordinación, que es la más compleja en el mundo moderno.
Claramente no tiene poder propio, y sí lo tiene, por ejemplo, el ministro de Economía, que es quien regula las partidas y finalmente termina siendo más poderoso.
No. Si el jefe tiene la confianza del presidente tiene más poder. En mi caso, yo manejaba el tema presupuestario de las partidas. Si tiene la confianza del presidente tiene más poder que cualquier ministro.
Es como blanco o negro. Un ministro puede tener más o menos poder, está en la suya o se pelea con otros, pero puede llevar adelante sus tareas. El jefe de Gabinete, para hacer bien su tarea, tiene que tener confianza absoluta del presidente. Por eso es tan normal que, de repente, haya jefes de Gabinete que parezcan pintados durante mucho tiempo, porque casi no tienen poder, mientras que hay otros que tienen una actividad muy fuerte. Y el caso actual sería un poco este.
Fijate esto, Juan Manuel, cuando Massa iba a asumir en el Gobierno, Lavagna le recomendó que no sea jefe de Gabinete sino ministro de Economía, porque el jefe de Gabinete no tenía poder y el ministro de Economía sí. Como vos decís, depende si tiene toda la confianza del presidente y es alguien muy importante, o si no la tiene y es cero. Ahora, para que además tenga ese poder debería saber mucho de economía.
Sí, es un buen caso. El ministro de Economía si tiene confianza del presidente tiene mucho poder, como el caso de Lavagna, pero si no tiene confianza del presidente sigue manteniendo cierto poder, eso es lo que lo diferencia con un jefe de Gabinete. En el caso de Lavagna, sí ejercía bastante poder.
El caso de Sergio Massa en la gestión de Alberto puede ser un buen ejemplo. Ahí tenés un ministro de Economía con muchísimo poder propio y un jefe de Gabinete que casi no tiene ninguno.
¿Cómo ves a Guillermo Francos en la función de jefe de Gabinete?
Lo veo como una función particular porque, por lo que uno puede ver desde afuera, es un jefe de Gabinete que se encarga más de las tareas que tienen que ver con la vinculación externa, relación con el Parlamento, los gobernadores y no tanto la construcción interna del Gobierno. Es una de las tareas que tiene el jefe de Gabinete, pero me parece que está mucho más en eso que en la otra.
No se lo ve discutiendo o armando políticas con el Ministerio de Capital Humano, que es parte de la tarea central del jefe de Gabinete.
Dejame aprovechar que estás en México, contanos cómo es esa reforma judicial de López Obrador y cuánto de eso le envidias para la Argentina.
Todavía no se conoce muy en detalle, porque no se eligieron las fórmulas para esa reforma. Está generando bastante discusión. Si bien acá la discusión sobre el modelo de desarrollo se habla en los pasillos, yo no soy un experto y no lo conozco demasiado.
Lo que sí puedo decir, y que creo que sirve para nosotros, es que López Obrador está terminando el mandato con una popularidad cercana al 70% de los votos, que su candidata ha sido electa la primera presidenta de México con una mayoría absoluta. Y, lo que me parece más importante es que, viene casi seis años de reducir la pobreza y la desigualdad. Es decir, gobernar bien en América Latina, se puede. Después nos gustará más o menos por alguna cuestión particular, pero lo que te puedo decir es que en México se vive la solidez de este Gobierno.
El hecho de que en las universidades generalmente radicalismo haya sido la fuerza con mayor cantidad de representación en los centros de estudiantes y que ahora el peronismo haya reconquistado parte de ellas, ¿es un anticipo de que finalmente la oposición a Milei no va a salir del radicalismo si no volverá a salir del peronismo?
No, no creo. Te digo que lo que hay es un fortalecimiento del espacio del peronismo en las universidades, pero no tanto el desmedro del radicalismo. Me parece que Milei obliga a una confrontación más directa y los estudiantes, con su voto, premiaron a aquellos que salen más fuerte a pegarle.
Me parece que la universidad está viviendo un momento muy extraño, que quizás se repitió en otro momento histórico, en que estamos prácticamente al 99% de acuerdo en que no podemos estar parados en un mismo lugar con Milei y su política. Por primera vez, uno se siente muy cercano a personas con las que discutió toda la vida.
Está bien, pero si la sociedad fuera un cálculo de los estudiantes y la necesidad de una confrontación mayor, la gente ve al peronismo como más oposición naturalmente.
Sí. Acordate también que los radicales en la universidad son más bien cercanos a sectores como el de Martín Lousteau, que dan una discusión no sólo hacia fuera, sino también hacia el interior de su partido por cuestiones duras contra el Gobierno.
Alejandro Gomel: Siguiendo con esta línea, el viernes hubo una reaparición y un cruce muy fuerte de Cristina Fernández de Kirchner con Milei, que termina con el presidente dedicándole el discurso de la IAEF a Cristina. ¿Qué impacto tiene esto en el peronismo? ¿Sigue siendo Cristina la figura central? ¿Es momento del recambio y hay que pensar en un peronismo post-Cristina? ¿Cómo ves lo que se viene hacia adelante en el peronismo?
No hay duda que sigue siendo la figura central, porque es la tiene más legitimidad popular y más apoyo en la sociedad, pero convive con otras figuras también relevantes, como el caso del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof. Y tenemos que hacernos cargo, más allá de todos los problemas de Milei, que venimos de unos cuántos problemas, si no nos hacemos cargo de eso y hablamos de los problemas de Argentina como si hubieran aparecido, el 10 de diciembre, cuando Milei bajó de un plato volador, la gente quizás nos elija para confrontar pero no para gobernar.
Tenemos que hacer una profunda autocrítica de lo que hicimos más de estos cuatro años y llevarle a la sociedad un rumbo distinto, que esté en las antípodas de Milei, pero reconociendo los errores que cometimos. No se trata sólo de ser oposición sino también de ser alternativa, que es un poco lo que los pibes lograron hacer en los centros de estudiantes. Los pibes de las distintas agrupaciones de peronismo que ganaron se oponen a Milei, pero señalan un rumbo, propuestas y cuestiones.
La juventud sindical de la CGT quiere a Quintela en la presidencia del PJ nacional
AG: Más allá de lo obvio, Kicillof, Cristina o Quintela que quiere ser presidente del PJ, ¿hay algo nuevo que estés viendo?
Me gusta mucho el rol fuerte que están teniendo los trabajadores organizados en los distintos sindicatos, la CGT y los movimientos populares. Es decir, con muchas diferencias a lo que es la base del peronismo, los trabajadores y trabajadoras de Argentina, que finalmente siempre fuimos eso, están teniendo un rol cada vez más importante, actuando con mucha inteligencia y prudencia, como decía el General, pero también con mucha contundencia.
El primer paro nacional fue enormemente cuestionado porque fue escandaloso para algunos, en muy pocos días hubo marchas en la calle. Creo que los trabajadores organizados en general, la CGT y los movimientos populares, están jugando un rol bastante importante con una dirigencia que todavía está medio cómoda o sorprendida.
AG: Si, de hecho decían que, el miércoles, la CGT no va a marchar por el tema jubilatorio.
No va a ir la CGT como entidad, pero sí varios gremios. Tampoco hay que pedirles a las organizaciones que se dediquen a marchar todos los días.
MVB VFT