La toma de Lima, como se han dado en llamar las manifestaciones, refleja el descontento de estudiantes, agricultores y dirigentes sociales que exigen la renuncia de Boluarte y la disolución del Congreso, así como el pesar por las víctimas civiles desde que comenzaron los enfrentamientos con las Fuerzas de Seguridad tras la remoción del expresidente Pedro Castillo el 7 de diciembre.
La Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) convocó a un paro nacional y una movilización. Miles de personas se trasladaron a Lima en ómnibus y camiones.
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La toma de Lima se produce más de un mes después del comienzo de las protestas contra Boluarte, que sucedió al destituido Castillo y a quien hacen responsable por la muerte de los manifestantes.
Hasta ahora murieron cerca de 50 personas en estas seis semanas de conflicto. Entre ellas, 42 manifestantes en choques con las fuerzas de seguridad, un agente de policía y el resto en incidentes en bloqueos de rutas.
Una encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) revela que el 58% de los peruanos considera que hubo excesos de las fuerzas del orden para ejercer control durante las protestas, que dejaron además 531 heridos y 329 detenidos. Solo el 26% de los peruanos cree que hubo un manejo adecuado de la policía y de los militares. El 16% prefirió guardar silencio.
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Algunos participantes de la marcha viajaron por primera vez a Lima, que este miércoles cumplió 488 años desde su fundación en la era colonial.
Muchos se vieron demorados en su travesía por controles policiales en las rutas y por bloqueos de otros manifestantes. Esta semana hubo casi 100 distribuidos en el país.
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El Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA) debatió en Washington la crisis del país.
Lima fue determinante en protestas como las de 2000 contra el gobierno de Alberto Fujimori y las de 2020 contra el fugaz mandato de cinco días de Manuel Merino, que asumió tras la polémica destitución de Martín Vizcarra.
FM JL