Perfil
MODO FONTEVECCHIA
Análisis económico

Martín Redrado contó cómo CFK lo expulsó del BCRA y en qué se parece a la situación de Trump

El economista Martín Redrado recordó su salida del Banco Central durante el gobierno de Cristina Kirchner y la comparó con la disputa entre Donald Trump y Lisa Cook, gobernadora de la Reserva Federal de Estados Unidos.

Martin Redrado
Martin Redrado | CEDOC

El economista Martín Redrado recordó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190), su salida del Banco Central durante la primera presidencia de Cristina Kirchner. Además, comparó la situación con la pelea entre Donald Trump y Lisa Cook, la gobernadora de la Reserva Federal a la que el presidente estadounidense ordenó destituir, y dijo: "Para Argentina, haber manoteado las reservas terminó en inestabilidad cambiaria".

El economista Martín Redrado, formado en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y con un máster en Administración Pública especializado en finanzas y economía internacional por Harvard, se destacó como presidente del Banco Central entre 2004 y 2010, liderando la institución en un período clave de estabilidad económica. Su trayectoria incluye la presidencia de la Comisión Nacional de Valores y la asesoría a organismos internacionales como el Banco Mundial.

Muy interesante el artículo que publicaste en el Financial Times, que da consejos a los presidentes de bancos centrales sobre cómo defenderse de la intromisión de los poderes ejecutivos de turno. Tenemos dos casos muy distintos: en Estados Unidos, con la Reserva Federal, y en Brasil, con Lula y el presidente del Banco Central. Me gustaría que compartieras con nuestra audiencia una síntesis oral de ese artículo.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Esto nació de un editor que me llamó hace un poco más de tres semanas, cuando la pelea entre el presidente Trump y el presidente del Banco Central de Estados Unidos había pasado de las palabras a los hechos. Quienes seguimos esta tensión entre el Ejecutivo y el Banco Central habíamos visto que la atención estaba en reprochar al presidente del Banco Central por no bajar las tasas de interés, pero el tema pasó a mayores cuando directamente echó a un director o directora de la Reserva Federal; Lisa Cook fue despedida por decreto. Entonces un editor del Financial Times me llamó, recordó mi episodio, le conté y me dijo: “Martín, ¿por qué no escribiste un artículo al respecto?” Y esto es lo que salió hoy.

A través de la experiencia, en 2010 la entonces presidenta Cristina Kirchner quiso llevarse por decreto del Banco Central seis millones de dólares. En ese momento ya habíamos pasado la crisis financiera internacional de 2008-09, con estabilidad cambiaria. No había controles, no había varios tipos de cambio, todo lo que vino después.

Lo que destaco es que, cuando ocurre un ataque del Ejecutivo, hay que hacer tres cosas. Primero, si hay un decreto en particular, analizarlo en todas las áreas técnicas de la institución, lo que también sirve para la vida privada: cuando uno enfrenta una situación adversa, comprar tiempo, pero de manera técnica. En ese momento, como esto vulneraba la carta orgánica del Banco Central, no solo pedí opinión al área legal, sino que operaran el área de manejo de reservas, el área de economía —el impacto económico que esto tendría— y la mesa de operaciones del Banco Central.

Segundo, llevé mi caso a la justicia porque, al estirarse los tiempos, la presidenta se empezó a poner nerviosa y decidió, recordarás, el 6 de enero, echarme por decreto. Con ese decreto me presenté ante la justicia y pedí una medida cautelar por haber sido totalmente impropio. No había razones para echar al presidente del Banco Central. Conté con dos muy buenos abogados que actuaron de manera impecable. Siempre les rindo homenaje: Juan Carlos Cassagne y su equipo, y el doctor Jorge Valerga Aráoz, que como sabes fue fiscal de las juntas militares, y el doctor Gregorio Badeni, un gran constitucionalista. Los tres me ayudaron y siempre les preguntaba: “¿Por qué le ponen tanto énfasis?” Me decían: “No estamos defendiendo al presidente del Banco Central, sino a la institución”, y por eso lo tomamos como una causa.

En términos de lecciones, lo que aconsejo a la Reserva Federal es: primero, lleve su caso a la justicia. De hecho, esta directora de la Reserva Federal ya lo hizo y está hoy en la Corte Suprema, aunque el presidente Trump no ha logrado echarla ni sacarla de su puesto. Segundo, vaya al Congreso y explique su caso en el Senado; en mi caso, yo contaba con todos los votos a favor cuando mi pliego fue aprobado en 2004. Y tercero, haga público su caso, explique a la gente.

Para Argentina, haber manoteado las reservas terminó en inestabilidad cambiaria, inestabilidad inflacionaria, controles de precios y controles cambiarios. Puede generar ganancia de corto plazo, pero golpear y vulnerar las instituciones tiene un costo, y lo paga toda la sociedad. Esa es una síntesis del artículo publicado hoy en el Financial Times, titulado por los editores Lecciones para la Reserva Federal de quien ha estado a cargo del Banco Central de la República Argentina.

Ahora, resulta muy oportuno en un contexto donde existe un conflicto entre el poder ejecutivo en Estados Unidos, con Trump y la Reserva Federal, mientras el Tesoro busca respaldar al gobierno de Javier Milei mediante un salvataje; me consultás un pálpito sobre la intervención: si será directa, si finalmente se concretará la ayuda y si el reciente protagonismo de la economista y ex vicepresidenta de la Comisión Europea, Kristalina Georgieva, actúa como un mecanismo de defensa frente a las críticas a Trump por la escasez de recursos y el shutdown.

Mi análisis combina pálpito, información y contexto. Primero, algo que a vos te interesa mucho y que hemos conversado: la geopolítica. Hoy, en cualquier panel donde participo —tengo muchas relaciones con Asia, donde dirijo una maestría en Banco Central en Malasia— y en Europa, en un grupo llamado El Círculo de los Economistas, la discusión de fondo es quién tendrá la supremacía mundial en los próximos años, si China o Estados Unidos. La asistencia financiera —no la llamo ayuda, sino asistencia financiera— a Argentina hay que analizarla desde ese prisma.

Estados Unidos comprendió, y hay coincidencia entre demócratas y republicanos, la amenaza que representa China. Este presidente republicano decidió usar herramientas financieras no solo para mantener presencia en América Latina, sino también para fomentar el desarrollo. En el sector privado, participo en varios proyectos de financiamiento de infraestructura a través de un organismo poco conocido en Argentina: la Development Finance Corporation (DFC), que funciona como un banco de desarrollo, similar al BNDES de Brasil, pero estadounidense.

Argentina dispone de 13.000 millones de dólares en un swap con China que no están utilizados. Frente al interés de Estados Unidos por reducir la presencia china, podría liberar ese tramo no usado y solicitar que, a través del Fondo Monetario Internacional, se utilicen los derechos especiales de giro que posee el gobierno del presidente Donald Trump, equivalentes a 174.000 millones de dólares, de los cuales 13.000 millones podrían depositarse en la cuenta del Banco Central en la Reserva Federal de Nueva York como garantía para el pago de deuda en 2026.

Será complicado que haya dólares de libre disponibilidad, aunque sí percibo voluntad de Estados Unidos para que Argentina evite un default, que sus bonos recuperen valor y que se utilicen garantías para el pago de deuda o la emisión de nueva deuda que cubra los vencimientos. Para ponerlo en perspectiva: el país debe afrontar 4.500 millones de dólares en enero por bonos reestructurados por Guzmán en 2021, con pagos adicionales en julio. Al analizar las reservas, parece evidente que no hay dólares suficientes; la asistencia financiera podría usarse como garantía para emitir nueva deuda o cancelar deuda vigente, ayudando a reducir la tasa de interés y a normalizar la situación financiera.

El Banco de Desarrollo estadounidense, ¿puede vincularse con la declaración del embajador designado, Peter Lamenza, sobre la llegada de numerosas inversiones norteamericanas a Argentina, algunas calificadas incluso como un “plan Marshall” para el desarrollo? Considerando tu experiencia, ¿ves realismo en esta declaración? ¿Es posible que haya una verdadera llegada de inversiones norteamericanas en el corto plazo?

Existen cuatro áreas en las que sí están dispuestos a financiar. Primero, infraestructura, especialmente estratégica, como puertos; por ejemplo, China estableció un puerto estratégico a 70 km de Lima, en Chancay, que podría servir en un conflicto hipotético con Estados Unidos. Segundo, minerales críticos. Tercero, energía. Cuarto, cadenas de suministro, es decir, proveedores que garanticen insumos confiables para industrias estadounidenses.

El Tesoro vendió más de US$ 300 millones y se agotan las municiones para mantener el dolar planchado

Hoy se busca reconfigurar estas cadenas porque tanto la pandemia como la guerra en Ucrania revelaron faltantes: fertilizantes para el agro y microprocesadores para la industria, desde autos hasta electrodomésticos. Esto no sería una lluvia de inversiones masiva, sino un enfoque selectivo y positivo, donde cada proyecto debe demostrar capacidad de repago. Además, Argentina necesita una política cambiaria clara; las incertidumbres recientes con billeteras virtuales y controles cruzados desalientan cualquier inversión, porque todo inversor primero quiere saber a qué dólar entra y a qué dólar sale. Mientras eso no esté definido, será difícil que se concrete cualquier ingreso significativo de capitales.

MV/MU