MODO FONTEVECCHIA
Guerra en Europa

No todos apoyan a Ucrania

El conflicto bélico, ante el gobierno de Vladimir de Putin, generó cierto desgaste entre algunas naciones y el Estado a cargo de Volodímir Zelenski. La situación de los principales países involucrados.

Mariúpol, Ucrania.
Mariúpol, Ucrania tras los ataques rusos. | AFP

Rusia y Ucrania coinciden en afirmar que la guerra ingresa en una nueva fase. Con la campaña militar de las fuerzas rusas, en la mira por doblegar el corazón industrial del este de Ucrania, no cesa el bombardeo sobre ciudades y pueblos en la franja del Donbass.

El régimen de Vladimir Putin procura asegurarse una pieza clave después de su fracaso en tomar Kiev y del hundimiento del Moskva, barco insignia de su flota en el Mar Negro desde el año 2000.

En esa nueva fase, de cumplirse los planes rusos, Ucrania quedaría dividida en dos y privada de sus principales fuentes industriales, como minas de carbón, plantas metalúrgicas y fábricas de máquinas.

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Por su parte, la OTAN está atada de pies y manos porque no puede intervenir de no ser atacado un país miembro: y Ucrania no lo es. Por ende, apuesta al envío de material bélico y ayuda económica y humanitaria al gobierno de Volodímir Zelenski.

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Mientras tanto, Estados Unidos encabeza la lista, después de la videoconferencia que mantuvo ayer Joe Biden desde la sala de crisis de la Casa Blanca, con sus principales aliados: Alemania, Canadá, Francia, Italia, Polonia, Rumania, el Reino Unido, Japón, la Comisión Europea y la OTAN.

La solidaridad ha sido dispar, a pesar de que cuatro millones de ucranianos se vieron obligados a huir del país de 44 millones de habitantes, desde que comenzó la invasión de Rusia. La mayoría de los 193 miembros de la ONU no envió ayuda a Ucrania ni se ha sumado a las sanciones.

India e Israel son aliados de Estados Unidos, en materia de seguridad, pero no hicieron ni una cosa ni la otra. ¿Por qué? Porque India, que busca protegerse de China y Pakistán, es el mayor cliente mundial de armas rusas e Israel mantiene vínculos con Rusia para contener a Irán, su principal enemigo. 

Por su parte, está la siempre amenazante Siria, donde campean las tropas rusas y Pakistán que, a su vez, cerró un acuerdo de comercio preferencial con Rusia en marzo. Además, Armenia pagó las importaciones de gas ruso con rublos, como dicta Putin.

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Algo similar ocurre en diversas latitudes. Bolivia, Nicaragua, Venezuela, Corea del Norte, Eritrea, Siria, Bielorrusia, Vietnam, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Sudáfrica y casi la mitad de los 54 países de África se negaron a apoyar la resolución de la ONU que condena a Rusia.

Otros, como Brasil, prefieren no poner en riesgo las relaciones comerciales con China, enfrascada en la propaganda rusa sobre la operación militar especial, en desmedro de la palabra guerra.

Turquía, sede de las últimas e infructuosas negociaciones entre ambas partes, procura mantener un delicado equilibrio: no adhirió a las sanciones contra Rusia, mantiene los cielos abiertos para la OTAN -de la cual es miembro-, le vende drones a Ucrania y cerró los estrechos del Bósforo y del Dardanelos a los barcos de guerra rusos.

AVS PAR