En la Quinta de Olivos, Alberto Fernández le pidió a los gordos de la CGT que le prepararan un acto, en lo posible, en Tucumán, en el que él fuera el único protagonista. Quería recuperar el lugar de notoriedad perdida después de la llegada de Sergio Massa al Gobierno, y de la centralidad de Cristina Kirchner luego del ataque en su contra.
Por su parte, Máximo Kirchner quería que su madre hiciera en esa fecha su reaparición entre la gente con el acto por el Día de la Lealtad, pero se enteró que la vicepresidenta no iba a ser invitada al convite de Tucumán. Minutos después, el acto de Alberto se suspendió. La CGT hará su acto sola para reafirmar su autonomía.
Alberto Fernández y su último intento: el operativo centralidad
En tanto, el ruido interno volvió al Gabinete esta semana. Juanchi Zabaleta y Claudio Moroni fueron los blancos de los ataques K por las organizaciones sociales en la calle y el conflicto de neumáticos respectivamente. Esta madrugada, el ministro de Trabajo, al resolver el tema sindical, se sacó un peso de encima.
JL PAR