Pacho O’Donnell sostuvo que la sociedad atraviesa una etapa de “defraudación” respecto a Milei, tras haber acompañado con “sacrificios impresionantes” la política económica, y alertó que el poder real en la Argentina “no lo tiene la política”. "En este momento los organismos financieros internacionales son una parte muy importante de ese poder" dijo el escritor en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190)
Pacho O'Donnell es escritor, médico especializado en psiquiatría, psicoanálisis e historiador argentino. Nació en Buenos Aires un 28 de octubre de 1941. En el año 65 se graduó de médico en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires. Con la recuperación de la democracia, en 1983, el presidente Raúl Alfonsín lo designó como secretario de Cultura de la ciudad de Buenos Aires, y a nivel nacional se desempeñó en el cargo de secretario de Cultura de la presidencia de Carlos Menem. Durante su gestión se logró la financiación y puesta en marcha del INCAA.
¿Cuál es tu propia impresión de lo que sucedió este domingo?
Podría decirte algunas cosas que me impactan. Habría en algún momento que poder congeniar, sacar una conclusión. Pero me llama la atención que hayan tenido una visión optimista previa a la elección, por ejemplo, después de haberse echado encima a todos los viejos del país. O sea, los viejos somos 7 millones en el país, la gran mayoría de ellos jubilados. Es una suma muy grande, es un monto muy alto de gente. Y además el tema de las pobres jubilaciones… Las familias que tienen que bancarse personas mayores que no ganan lo suficiente como para ser independientes. Además todo el trabajo que genera el hecho de llevarlos al médico, de pedir un turno. Te digo, todo el tema de la propia asistencia médica también es una gran carga, una gran dificultad para las familias. O sea que el tema repercute no solo en jubilados y jubiladas, sino también en el entorno. Eso es uno de los temas que me llamaba la atención.
Me gustaría apelar a la mente de un historiador para tratar de entender esto más allá de la coyuntura. O sea, ¿por qué la misma gente que votó a Milei hace dos años no lo vota hoy? ¿Y qué significa que lo haya votado hace dos años y que no lo vote hoy? O sea, ¿es una cura? ¿La persona siente que se equivocó o finalmente hay una especie de bipolaridad en la sociedad?
Creo que lo que apareció en estos últimos tiempos es la defraudación de lo que Milei había venido a prometer y hacer. O sea, creo que la gente estaba muy de acuerdo en combatir las prevendas de la política, en combatir la corrupción de los gobiernos anteriores, etcétera. Pero lo que parece es que ha pasado el tiempo, ha exigido un gran esfuerzo. La gente, impresionante, notable cómo ha acompañado durante todo este tiempo la política económica del gobierno, con los grandes sacrificios que implicó para la sociedad. Pero llega un momento en que ya los habitantes de la Argentina no ven el resultado. Y eso parece muy lejos.
La “batalla cultural” como trampa
La misma parte de la sociedad que le va mal con esta política económica también le fue mal con la política económica de Macri, también le fue mal en la segunda mitad del gobierno, en la segunda presidencia de Menem ¿No hay una recurrencia en que le va mal con ciertas políticas que luego vota? Y si finalmente es un tema de que la historia no enseña, cada generación vuelve a tropezar con la misma piedra. Me gustaría ponerlo en dimensión histórica. ¿Y dónde creés vos que está el problema de votar contra el otro, si viene de nuestros comienzos como Provincias Unidas, de que en realidad es el odio lo que nos mueve y no el amor?
El tema está en que si es cierto que hay cambios, es decir, que cambia de un gobierno a otro, o si la situación es estable. Es decir, ¿quién maneja los hilos del poder en la Argentina? Yo hace tiempo escribí una obra de teatro que se llamaba El sable, que era Rosas en su exilio, lejos, olvidado, en la miseria, que se pregunta: “Pero bueno, ¿quién gobernó? ¿O sea, quién tuvo poder mientras yo fui supuestamente el poderoso Rosas, que gobernó con la suma del poder público, etcétera, etcétera?”. La idea, para decirlo en términos un poco groseros, la idea de que después de todo no había sido más que un forro y realmente el poder siempre había estado en manos de otro.
Por ejemplo, de sus primos Anchorena, que enseguida de Caseros ya estaban haciendo negocios con Urquiza y con los demás. Habría que ver si no es como que los factores de poder de la Argentina van mucho más allá de esto, no son siempre más o menos los mismos que obtienen siempre los mismos resultados.El problema es, digamos así, que los políticos, por supuesto, tienen parte de la responsabilidad, pero son también los chivos emisarios de toda una situación. Yo te diría, por ejemplo, que nuestros ministros de Economía, nuestros gurús económicos, han tenido mucho que ver en nuestro drama nacional.
¿Respecto del combustible de la polarización, del combustible del odio en lugar del amor, es funcional a ese poder fáctico que está por arriba de la política?
Ahí me animaría a meterme un poco en la psicología, sin abundar demasiado. O sea, Milei es una persona que indudablemente vive una situación derivada de lo que él mismo ha contado, de una infancia muy golpeada. Él ha vivido mucho maltrato en su infancia, y el maltrato se ha instituido como una característica de su personalidad. O sea, las personas como Milei maltratan porque se sienten maltratadas. Está claro: cualquier crítica, cualquier cuestionamiento para él es un maltrato que merece luego una réplica grosera o altisonante. Y yo creo que eso es como una característica que ha impreso: la dificultad de Milei del buen trato.
La batalla cultural se libra en el campo tecnológico
Fijate vos, yo no he escuchado que Milei haya alentado a las personas que están haciendo ese sacrificio, acompañándolo, no llegando a fin de mes con lo que cobran. No ha habido palabras de agradecimiento, diríamos. A decir: “Bueno, muchas gracias, entiendo que esta situación es difícil para todos, pero en algún momento va a pasar cuando nosotros…” etcétera. No ha tenido la capacidad del mimo, diríamos. Yo creo que eso es bastante clave de este título. O sea, cuando decís: “Bueno, ¿por qué perdió?” Bueno, se suman una cantidad de cosas. A la gente no le gusta ser maltratada encima de que no le va bien en lo real, en la realidad, que su ganancia es poca… Por ejemplo, meterse con el Garrahan, con tantos elementos de la cultura, lo cual me llega más directamente.
O sea, la derecha siempre se ha llevado mal con la cultura. Siempre ha pensado que las universidades, los teatros, las instituciones culturales han sido el sistema de reclutamiento y adoctrinamiento de la izquierda, de los comunistas, como diría Milei. El problema es que la cultura es generadora de opinión. Y entonces tirarte en contra de la cultura no es una cuestión numérica, sino que es una cuestión también de opinión y en la cultura hay gente de prestigio que se la escucha mucho más que en otros circuitos.
Vos contabas la situación de Rosas, viejo, olvidado, en cierto grado de miseria, preguntarse si él había sido finalmente quien tenía el poder, o creyó que lo tenía pero el poder lo tenía otra gente que seguía estando en la misma situación de privilegio mientras que él estaba en el infortunio. Usaste incluso la palabra de sentirse groseramente como un forro. ¿Te imaginás aquello de que la historia no se repite pero rima un Milei dentro de algunos años, en algún lugar, preguntarse lo mismo?
Sí, yo creo que sí, que es muy posible. Yo creo que eso en realidad está en lo que se plantean, o se deben plantear seguramente, todos los presidentes. No solo argentinos, sino también de otros lugares del mundo: ¿quién tenía realmente el poder? ¿Qué es eso del círculo rojo? Porque esto que ha pasado en los últimos días da la impresión de que alguna mano se soltó. Veremos cómo sigue esto, qué pasa con eso. Pero da la impresión de que algún periodista ya no es tan apasionado como en otros momentos, que alguna tapa de diario se presta a interpretaciones, etcétera.
Resultado parcial: casta 1, batalla cultural 0
¿Creés que los medios son títeres del verdadero poder o son parte de ese verdadero poder?
No, yo creo que ciertos medios, son parte del círculo rojo. Sin duda es un suprapoder. Sin ninguna duda.
¿Y que esos periodistas que antes le aplaudían ser extremo, hoy le piden moderación, serían apenas títeres de esos verdaderos poderes?
Claro. Son parte de las estrategias.
¿Las elecciones vienen a confirmar algo que ya se venía produciendo, por ejemplo, en el Congreso con los gobernadores empujando cada vez más votaciones en contra del poder Ejecutivo?
Yo no me animo a meterme en terrenos políticos porque no conozco mucho de eso, pero…
O sea, la pregunta es: ¿creés que los gobernadores también podrían sentir lo mismo que Rosas? Finalmente: “Yo no tengo el poder”.
Sí, claro, ahí voy.¿Dónde está el poder? Yo creo, por ejemplo, que en este momento los organismos financieros internacionales son una parte muy importante de ese poder. Extraordinario poder tienen en este momento los empresarios digitales. Es tremendo.
¿Sabés qué me quedé como reflexión conjunta? Que pareciera que el verdadero poder no lee historia, o sea, no lee lo suficiente. Porque si no, vería que la manera que tendría de mejorar su propio beneficio sería otra, ¿no? O sea, que hay cierto grado de ignorancia en las élites que hace que finalmente sea en contra. No solo no lee historia, sino que muchas veces la modifica a su favor también, ¿no?
Sí, yo creo que sí. En un artículo que escribí hace pocos días yo hablaba de un concepto de Clausewitz, el de “centro de gravedad”. El peligro que tenía Milei en este momento de perder ese centro de gravedad y que se iniciara una especie de reacción en cadena. Refiriéndome fundamentalmente a las elecciones de octubre.
RM/ff