El Senado de Estados Unidos, dominado por los demócratas, confirmó a Ketanji Brown Jackson como miembro de la Corte Suprema. Es la primera mujer afroamericana en el máximo tribunal del país. Un éxito del presidente Joe Biden, con 53 votos a favor (entre ellos, tres republicanos) y 47 en contra.
La nueva jueza asumirá el cargo al final del mandato de la actual Corte, entre junio o julio, cuando renuncie Stephen Breyer, de orientación liberal.
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El desembarco de Jackson no alterará la mayoría conservadora de la Corte, de seis contra tres, consolidada durante el gobierno de Donald Trump con los nombramientos de Neil Gorsuch en 2017, Brett Kavanaugh en 2018 y Amy Coney Barrett al filo de las presidenciales de 2020.
Si en todos lados se cuecen habas, Estados Unidos no parece ser la excepción. La puja partidista por la confirmación de Jackson, miembro del Tribunal de Apelaciones de Estados Unidos para el circuito de Washington, donde nació. Su confirmación nunca estuvo en duda, pero nada quita la corrosiva politización del proceso con ataques personales e ideológicos. Las audiencias de confirmación duraron 30 horas.
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Jackson tiene 51 años y dos títulos de la Universidad de Harvard. En los 233 años de la Corte será la tercera jueza de la comunidad negra después de los jueces Thurgood Marshall, fallecido en 1993, y Clarence Thomas, actualmente en el cargo. Su candidatura data de 2012. Llevaba la firma de Barack Obama.
