El 23% de las solicitudes de patentes de proyectos financiados con fondos públicos argentinos provienen de extranjeros. El dato hace explícito el problema de la apropiación cognitiva, un proceso en el cual las invenciones patentables en un país terminan titularizadas fuera de él, en su mayoría en la órbita privada. El financiamiento es de nosotros, las patentes son ajenas, es el elocuente título del trabajo que firman cinco especialistas del Conicet y tres universidades nacionales.
Las patentes generan exclusividad de uso y comercialización de un invento o desarrollo. Aunque están reguladas por la Organización Mundial del Comercio, deben ser aprobadas en cada país. En este marco, “más de la mitad de las patentes solicitadas no tienen como titulares a los organismos públicos que financiaron la investigación mediante salarios, subsidios e infraestructura”, advierte un artículo publicado por la Universidad Nacional de San Martín. “Esto se opone a la normativa vigente, que establece que la institución empleadora debe ser la titular de las invenciones realizadas en el marco de las actividades laborales”.
Las áreas con mayores tasas de apropiación cognitiva son las Ciencias Médicas y Veterinarias, y la Química Orgánica. Mientras que el 67% de las patentes solicitadas desde organismos públicos fueron gestionadas ante la oficina argentina, sólo el 9,7% de las solicitudes de titulares extranjeros se registró localmente. Por el contrario, la mayoría de las solicitudes de patentes con titulares extranjeros fueron tramitadas en oficinas de otros países.
El trabajo confirma un secreto a voces en los distintos estamentos de la ciencia y tecnología argentinos. Santiago Liaudat, uno de los autores, asegura que es la primera vez que se hace un estudio de esta escala, sobre un universo de más de 8 mil investigadores responsables de Proyectos de Investigación Científica y Tecnológica, el instrumento de financiamiento más relevante para promover la investigación en nuestro país.
JL PAR